En el contexto de la reunión de la Organización Continental Latinoamericana y Caribeña de Estudiantes (OCLAE) que tiene lugar por estos días en La Habana se ha puesto de manifiesto aquello de que "el papel aguanta todo lo que le pongan".
Según informa la prensa oficialista de la Isla —"Tribuna para unir voluntades"—, el cónclave estudiantil abogará, entre otros temas, por la defensa de la autonomía universitaria, la libertad, la pluralidad de academias, la enseñanza pública y gratuita, y la liquidación del analfabetismo. Por su parte, el presidente de la Federación Estudiantil Universitaria de Cuba (FEU), Raúl Alejandro Palmero, declaraba en el propio artículo de Granma que "los fines esenciales de la OCLAE siguen vigentes".
Habría que preguntarle al joven Palmero que si la autonomía universitaria se incluye entre esos "fines esenciales" que él considera aún vigentes. Porque, en realidad, constituye un contrasentido —por no decir una falta de respeto a los lectores— informar que aquí en Cuba, bajo la égida del oficialismo, se clama por la autonomía universitaria.
Y si fuese cierto que los delegados a la reunión de la OCLAE se preocupan por la defensa de la autonomía universitaria, sería conveniente recordarles a esos muchachones provenientes de 23 países, que en esta isla toda la actividad universitaria está regida por el Ministerio de Educación Superior, que quita y pone a los rectores de las universidades, establece los planes de estudio de acuerdo con los intereses de los gobernantes, y que negó una petición estudiantil de asistir a los exámenes sin necesidad de acumular un determinado porcentaje de asistencia a clases. Esto último, a propósito, fue una facilidad que aprovechó Fidel Castro en su época de estudiante universitario para hacer política y dar riendas sueltas a su carácter innato de gatillo alegre.
Esos jóvenes debían saber también que los estudiantes universitarios cubanos no eligen realmente al presidente de la FEU. Se realiza un congreso de esa organización, y se presenta al nuevo presidente que ha sido recomendado "desde arriba". Por otra parte, todos los estudiantes tienen la obligación de pertenecer a las Milicias de Tropas Territoriales (MTT), como parte de la concepción castrista de "la guerra de todo el pueblo".
A los chicos de la OCLAE hay que decirles que una de las primeras misiones que Fidel Castro le encomendó al Che Guevara fue la de ir a la Universidad Central, ubicada en la ciudad de Santa Clara, para convencer a los estudiantes de que la autonomía universitaria ya no servía para nada en las nuevas circunstancias de la revolución en el poder. El guerrillero argentino-cubano era portador del mensaje de que tal autonomía era un rezago de la sociedad burguesa.
En caso de que los miembros de la OCLAE soliciten un ejemplo de autonomía universitaria, podrían explicarles lo que sucedía en la propia Cuba a principios de 1957. El entonces presidente de la FEU, José Antonio Echevarría, luego de la toma de Radio Reloj y haber leído una proclama antigubernamental, tenía la intención de refugiarse en la Colina Universitaria, donde ni una policía como la de Fulgencio Batista estaba autorizada a penetrar.
Por otra parte, no podemos olvidar que esta reunión de la OCLAE se realiza simultáneamente con el XI Congreso Internacional de Educación Superior Universidad 2018, con la presencia de 2.500 delegados de 70 países. Resulta poco menos que incomprensible que esos delegados se dediquen a elaborar teorías acerca de cómo lograr la plena inclusión universitaria, en un país donde se practica la exclusión ideológica, pues no se ha renunciado a que la universidad sea solo para los revolucionarios.
¿O es que, realmente, esos delegados vienen a hacer turismo en la Isla con el pretexto de participar en un congreso de educación superior?