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Opinión

Comienza la parodia de democracia obrera

En cada centro laboral se celebran las asambleas de presentación del plan y el presupuesto para 2018.

La Habana

A pesar de que la Constitución de la República, el Código de Trabajo y la Resolución 156 del Ministerio de Economía y Planificación (MEP) reconocen que debe de haber una activa participación de los trabajadores en la conformación del plan de la economía nacional, la realidad indica que tal aspiración naufraga en los mares de la formalidad.

Precisamente, por estos días y hasta el próximo 31 de marzo deben celebrarse en cada centro laboral del país las asambleas de presentación de las cifras del plan y el presupuesto –el primero para las empresas y el segundo para las unidades presupuestadas– para el actual año 2018.

En algunos lugares, en medio de un exceso de optimismo, aún se les llama "asambleas de discusión de los planes". Sin embargo, habrá muy poca discusión y mucho de acatamiento, pues todo se circunscribe a que los dirigentes sindicales y administrativos de cada entidad les informen a los trabajadores cómo quedaron conformados los planes y presupuestos respectivos.

Es cierto que desde fines del año anterior los colectivos laborales habían enviado a los niveles superiores –ministerios y Organizaciones Superiores de Dirección Empresarial (OSDE)– las cifras preliminares del plan 2018. Mas, como casi siempre sucede, allá arriba se cambian los planes, y lo que después se desagrega a empresas y entidades es algo diferente a lo presentado inicialmente.

Otra de las características que distinguen a muchas de las asambleas que ahora tendrán lugar es el exceso de tecnicismo con que se informan los planes, con frecuencia incomprensibles para la mayoría de los trabajadores. En vez de señalarse lo que cada trabajador debe hacer en específico para que su entidad cumpla el plan, a menudo todo transcurre en medio de un manejo de indicadores macroeconómicos que no dicen mucho a esos colectivos.

La situación se torna más preocupante si tenemos en cuenta que esos indicadores se relacionarán posteriormente con los sistemas de pago a aplicar.

Y se podría dar el caso –nada infrecuente, por cierto­­– de colectivos laborales que a nivel de brigada o taller cumplan sus metas productivas, y sin embargo no puedan recibir el estímulo salarial debido a que la empresa incumplió con la correlación entre el salario medio y la productividad del trabajo, o el gasto de salario por peso de valor agregado bruto.

¿Y qué decir de aquellas empresas y entidades que, por deficiencias de los niveles superiores, no reciben la desagregación del plan hasta los meses de abril o mayo? Después, a toda carrera, les bajan unas cifras que a menudo no se ajustan a las posibilidades reales de cada colectivo.

Una vez que los planes y presupuestos han sido informados a los trabajadores, no por ello se elimina la incertidumbre que muchas veces embarga a esos colectivos. Son incontables las ocasiones en que los planes han tenido que ser ajustados debido, por ejemplo, a las carencias de combustible que afronta la economía cubana, o la no importación en tiempo de determinada materia prima a causa de la tensa situación financiera por la que atraviesa el país.

También se podrían presentar otros acontecimientos, estos a nivel de las propias entidades, que impedirían el cumplimiento de los planes, con el consiguiente perjuicio para el salario de los trabajadores. Entre ellos se cuentan la pobre gestión de venta que exhiben no pocas empresas, así como el robo de materias primas en los almacenes de las entidades. Robo que, con frecuencia, es cometido por los propios jefes de los centros laborales.

A propósito, durante la última sesión de la Asamblea Nacional del Poder Popular trascendió que el 26% de los inventarios ociosos o de lento movimiento que se acumula en el país lo constituyen las mercancías listas para la venta.

De todas maneras, resulta oportuno insistir en que mientras no se elimine el verticalismo que afecta a la sociedad cubana, no habrá una genuina democracia obrera en lo concerniente a la conformación de los planes y presupuestos económicos.

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