Los babalawos cubanos rogarán este año a la deidad Eleguá, dueña de los caminos y el destino, que siga abriendo las vías para la Isla, como hizo en años anteriores, según afirmaron al dar a conocer la Letra del Año 2018.
"Tenemos que seguir haciendo cosas, tenemos que seguir rogándole a las deidades, pedirle y ponerle cosas para que Eleguá haga su trabajo", dijo el martes el santero Lázaro Cuesta, citado por la AFP.
Eleguá aparece como deidad acompañante en 2018, regido por Yemayá, diosa de la fertilidad y las aguas, de acuerdo con la predicción anual que realizan los babalawos cubanos desde fines del siglo XIX.
La predicción se realiza a partir del Oráculo de Ifá, un complejo y extenso sistema adivinatorio traído a América por los esclavos yoruba, que consta de 16 signos mayores y 240 combinaciones.
"La Letra del Año no es política, no es partidista", defendió Cuesta.
"No le podemos decir a ningún Gobierno, no le podemos decir a ningún dirigente de un país que le haga ofrendas a Eleguá para que resuelva los problemas de la sociedad", dijo.
¿Qué trae 2018?
Los babalawos alertaron sobre aumentos de enfermedades neurológicas, digestivas y de transmisión sexual debido a la promiscuidad para 2018.
También predijeron problemas en el sector agrícola, fundamentalmente en la producción de alimentos "como consecuencia de la poca fertilización de los suelos y la poca convocatoria de recursos humanos a este sector".
Cuba gasta unos 2.000 millones de dólares anuales en la importación de alimentos, alrededor del 80% de lo que consumen los 11.100.000 millones de habitantes del país y más de 4.000.000 de turistas.
También alertaron sobre movimientos telúricos, catástrofes naturales, e incremento en las violaciones a menores de edad.
La Isla todavía se recupera del huracán Irma, que en septiembre de 2017 dejó diez muertos y 13.000 millones de dólares en pérdidas, sobre todo por afectaciones a viviendas y a la agricultura.
Los sacerdotes también recomendaron a los padres "mantener control y vigilancia sobre las conductas de sus hijos", pues según explicó el religioso Víctor Betancourt "hay una nueva generación que ha perdido totalmente las tradiciones de sus padres".
Betancourt, miembro de la Comisión de la Letra del Año, dijo además que "apostamos por reformas a las leyes, a los sistemas de alimentación, a los sistemas médicos y a una revisión de la educación social".
"Que se tome como referencia donde hemos cometido errores, donde hemos fallado (y) lo que no ha funcionado", señaló.
Los babalawos —que se reunieron entre el 31 de diciembre y el 1 de enero para elaborar sus predicciones— recomendaron cuidar el medio ambiente, revisar el sistema educacional y mantener una buena conducta social y moral, anunciaron en una conferencia de prensa.
En 2015 los babalawos decidieron la publicación de una Letra del Año unificada. Dijeron entonces que la existencia de dos versiones ocasionaba muchas veces conflictos y trastornos, y generaba falta de confianza.
Las diferencias entre las letras entonces eran tan marcadas, que popularmente se les conocía como la "oficial" y la de "verdad"; una divulgada por los medios oficiales (la de la Asociación Cultural Yoruba de Cuba) y otra publicada de manera independiente por la Comisión de la Letra del Año.
"Hoy, tres años después de habernos reunido por primera vez, aunque todo no funciona y camina como quisiéramos, no se ha detenido", dijo Cuesta sobre la letra o predicción única emitida a partir de 2016.
"Los cambios siempre tienen enemigos, porque los seres humanos siempre hacemos resistencia a los cambios, para bien o para mal", sentenció Cuesta.