La zafra azucarera cubana 2017-2018 arrancó este martes después de un retraso por la intensa sequía que afectó a la Isla y por el paso en septiembre del huracán Irma, que causó graves daños al sector, reporta EFE.
Este martes comenzaron a trabajar un grupo de centrales a los que hasta final de año se irán incorporando otros hasta sumar 26. En enero próximo se activarán otros 26 centrales, por lo que en total serán 53 los que trabajarán en esta zafra hasta su conclusión el 3 de mayo de 2018, de acuerdo con el cronograma previsto por el grupo azucarero estatal Azcuba.
La provincia de Santa Clara, con nueve fábricas, es la que mayor cantidad de centrales unirá a la campaña iniciada el pasado 25 de noviembre en el central Boris Luis Santa Coloma de la provincia de Mayabeque por disponer de suficiente caña para la molienda.
Las labores agrícolas de la zafra azucarera cubana son cada vez menos manuales, con solo el 2,3%, y según técnicos del sector se estima que el 68% de la cosecha utilice equipos de corte, alza y tiro de la caña como combinadas, tractores y camiones.
No obstante, el impacto negativo de una prolongada sequía y en particular el azote del poderoso huracán Irma a la Isla en septiembre último, han retardado el inicio de esta zafra, según han explicado funcionarios de Azcuba.
El ciclón dañó más de 430.000 hectáreas sembradas de caña que quedaron inundadas o tumbadas por los vientos, mientras que una veintena de fábricas de azúcar (que representan el 40% del total) sufrieron averías en sus techos y múltiples deterioros en sus estructuras.
Estas afectaciones hacen prever un nuevo golpe a la producción azucarera de la Isla, que en la cosecha 2016-2017 creció de acuerdo con datos oficiales un 20% respecto a la anterior, lo que las autoridades evaluaron como una tendencia a la recuperación de esta industria.
El grupo estatal Azcuba dijo que la producción de la zafra pasada se elevó en más de 300.000 toneladas de azúcar hasta superar los 1,8 millones de toneladas.
La industria del azúcar fue en otros tiempos la locomotora económica de Cuba, pero desde los años 90 del siglo pasado, coincidiendo con la caída del bloque soviético, sufrió una drástica caída que la llevó a tocar fondo en la zafra 2009-2010, con solo 1,1 millones de toneladas, la peor producción en 105 años.