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Relaciones Cuba-EEUU

Un funcionario de NH dice que el Capri no recibió quejas relacionadas con los 'ataques acústicos'

Otros hoteles de La Habana estarían sufriendo una bajada de reservas por el peso que tienen los estadounidenses dentro de su clientela.

La Habana

El hotel NH Capri de La Habana no ha recibido ninguna queja de ningún cliente que haya sufrido problemas de sordera, dolor de cabeza o cualquier otro síntoma relacionado con los "ataques acústicos" denunciados por el personal de la embajada de EEUU en Cuba que estuvo alojado en sus habitaciones, defendió un funcionario español entrevistado por EFE.

El 29 de septiembre pasado el secretario de Estado norteamericano, Rex Tillerson, anunció la salida de la mayor parte de los representantes estadounidenses destinados en Cuba después de que se detectaran 24 casos de víctimas de "ataques acústicos".

De esa forma se congeló la concesión de visas a cubanos en La Habana, se lanzó una advertencia para que los norteamericanos no viajen a la Isla y se expulsó de EEUU a la mayor parte de los funcionarios cubanos de la embajada en Washington.

"Tenemos constancia de que no ha habido ninguna queja. O los ataques sónicos estos son muy selectivos y son capaces de identificar la nacionalidad del cliente o que alguien me lo explique, dicho esto con todo el respeto para todo el mundo", afirmó el consejero delegado de la cadena hotelera española NH, Ramón Aragonés, en declaraciones a la agencia española.

Aunque Washington no culpa directamente a La Habana de las agresiones, sí responsabiliza a sus autoridades de no cumplir con su obligación de proteger a los diplomáticos allí destinados, en tanto el Gobierno de Raúl Castro ha negado haber facilitado o perpetrado esos ataques, e incluso ha puesto en duda la veracidad del incidente.

Aragonés insistió en que su compañía, que administra el establecimiento en alianza con la cadena estatal cubana Gran Caribe, no ha recibido ni una sola queja de "ningún cliente, ni americano, ni mexicano ni hondureño".

Sobre si la asociación del hotel con los misteriosos ataques ha supuesto la cancelación de reservas, señaló que "el peso de los (clientes) americanos era el que era". "Si se ha producido algún tipo de efecto no creo que sea por eso sino un poco por el clima que se está produciendo ahora".

Asimismo, explicó que la estrategia de su compañía implica no concentrar nunca la clientela en un solo emisor.

"En el caso de este hotel, solo había un 25% de clientela americana y esto era algo intencionado, nuestro negocio es muy cíclico. El problema que están teniendo algunos hoteles en La Habana es que lo volcaron todo en los americanos. Bien, ahora los americanos se han ido y tienen un problema", sostuvo.

A su juicio, la versatilidad "quizá te da menos réditos a corto plazo, pero protege tu negocio y tu actividad a medio y largo plazo", una estrategia que ha permitido que la disminución de los viajeros de EEUU a Cuba no repercutiera en el establecimiento.

"Dicho sea esto, espero que las cosas se normalicen y que los gobiernos consientan que sus ciudadanos viajen donde quieran, como debería ser", concluyó en referencia a la prohibición aún vigente de que los estadounidenses viajen al país caribeño como turistas.

La cadena Gran Caribe a la que pertenece el hotel Capri, no obstante, no aparece en el listado de entidades vetadas recién difundido por la Oficina para el Control de Activos Extranjeros (OFAC) de EEUU como parte de la prohibición de la Administración Trump de realizar negocios con empresas ligadas al sector militar en Cuba.

El Gobierno cubano ha acusado a Washington de mentir sobre los ataques para "dañar la relación bilateral". Además, ha echado mano de grillos y cigarras y hasta de un trastorno psicológico para explicar lo sucedido.

Recientemente puso en marcha una campaña para sustentar su versión de que no ocurrieron tales hechos. 

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