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Sucesos

'Estuvimos años esperando que repararan el edificio y ahora hay un adolescente muerto'

Damnificados del derrumbe en el que murió un joven de 17 años intentan recuperar pertenencias, mientras la Policía trata de alejarlos del lugar.

La Habana

Algunos residentes del edificio ubicado en calle Neptuno #511, Centro Habana, que se derrumbó parcialmente en días pasados, intentaban esta semana sacar de las ruinas algunas de sus pertenencias, mientras la Policía trataba de alejarlos del lugar.

Todas las familias afectadas han sido enviadas a un albergue en la localidad de Lutgardita, municipio Boyeros.

En el derrumbe, ocurrido el 26 de octubre pasadas las 8:30 de la mañana, murió un adolescente de 17 años y hubo dos heridos graves. Estos últimos se encuentran en condición estable en el hospital Calixto García, según informó uno de los policías que realizan guardia permanentemente frente a lo que queda del edificio.

El funeral del adolescente se realizó el 31 de octubre. Ese mismo día, la calle Neptuno todavía se mantenía cerrada a la circulación de vehículos, a pesar de que ya no estaban sacando escombros ni el Cuerpo de Bomberos trabajaba en el lugar.

En el edificio residían seis familias en igual cantidad de apartamentos. Declarado en peligro de derrumbe, como tantos otros en Centro Habana, contaba con tres plantas antes de que el techo superior se desplomara y destruyera completamente los pisos de abajo.

"Se fueron abajo los balcones y las salas de los apartamentos. Los cuartos y demás habitaciones quedaron sin sufrir daños. Ya todos están para el albergue", dijo el oficial de la Policía.

"El estruendo nos sacó a todos para afuera.Los bomberos llegaron como media hora después", comentó un cuentapropista que labora a unos metros del inmueble.

"Es lamentable lo que pasó. Estuvimos años esperando para que repararan el edificio y nunca tuvimos respuesta. Ahora no hay solución y hasta un chico murió. Lo perdimos todo", dijo Frank, uno de los residentes del edificio que volvió para intentar rescatar algunas pertenencias.

Además de alejar a estos vecinos, la posta permanente de la Policía se asegura de que no merodeen por el lugar personas ajenas al barrio. Tampoco permite que los transeúntes tomen fotografías.

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