Los cubanos Armando Berriz, de 76 años, y su esposa Carmen, de 75 años, que estaban de vacaciones en California saltaron a una piscina para intentar sobrevivir a los incendios que han afectado a la región desde la semana pasada, informa NBC News.
Ella murió en los brazos del que fuera su esposo por 55 años, mientras él pudo sobrevivir con quemaduras de segundo grado.
La pareja junto con su hija, su yerno y nietos había ido a pasar unos días en los viñedos de Santa Rosa, según presica NBC Los Ángeles.
De acuerdo con el relato de Monica Berriz Ocon, la hija, el fuego los tomó por sorpresa y toda la familia menos sus padres pudieron resguardarse lejos de las llamas.
Tanto Armando como Carmen Berriz se resguardaron del fuego en el único lugar seguro de la casa: la piscina.
Según Mónica Berriz, estuvieron en el agua entre "unas cinco y seis horas manteniéndose sumergido, subiendo solo a por aire".
"Mi madre luchó mucho. Ella no tenía la resistencia que tenía mi padre, y estaban juntos todo el tiempo. Poco a poco perdió fuerzas, y fue una bendición. Murió pacíficamente en brazos de mi padre", contó la hija.
"Podemos sacar conclusiones sobre cómo pasó. Podría haber sido la inhalación de humo o el frío de la piscina, la hipotermia. Realmente no sabemos todavía, pero lo que sí sabemos es que fue en un pasaje pacífico", agregó.
Armando Berriz se aferró al borde de la piscina para mantenerse a flote, mientras tenía en brazos a su mujer. Terminó con quemaduras de segundo grado.
La pareja, que eran novios de la infancia, emigró a Estados Unidos desde Cuba.
Desde la pasada semana California (EEUU) está siendo azotada por los incendios más mortíferos de su historia, que han causado la muerte al menos a 40 personas y han destruido miles de estructuras en una de las peores catástrofes naturales en años.
Las llamas avanzaban con rapidez por los vientos cambiantes, provocando la evacuación de miles de personas el sábado, cuando todavía había centenares de personas desaparecidas, según reportes de Reuters.
Los 40 fallecidos confirmados, entre ellos 22 en el condado de Sonoma, hacen de estos los incendios más mortales, por encima de las 29 muertes de un incendio en el parque Griffith en Los Ángeles, en 1933.
El sábado había 235 personas desaparecidas solo en el condado de Sonoma, y con miles de hogares incinerados por registrar, las autoridades esperan que la cifra de muertos se eleve.
Unas 100.000 personas se han visto forzadas a abandonar sus hogares, entre ellas 3.000 el sábado en la ciudad de Santa Rosa, a unas 50 millas (80 km) al norte de San Francisco. Los fuegos han dañado o destruido unas 5.700 estructuras, reduciendo a cenizas hogares y negocios.
Algunas víctimas estaban dormidas cuando las llamas engulleron sus casas, mientras que otras tuvieron solo minutos para escapar.