El Gobierno de EEUU informó de que mantendrá activo un programa que permite a los estadounidenses y los residentes permanentes en este país solicitar un permiso para que sus familiares en Cuba puedan visitarlos, a pesar de haber suspendido la emisión de visados en su embajada en La Habana.
"El Departamento de Estado trabajará con nuestros colegas en el Departamento de Seguridad Nacional para asegurar la operación continuada del Programa Cubano de Reunificación Familiar mediante permisos condicionales", dijo a EFE una funcionaria del Departamento de Estado, que pidió el anonimato.
El Gobierno estadounidense "anunciará pronto los planes" sobre cómo se aplicará ese programa, conocido por sus siglas en inglés CFRP, y también qué se hará con "los solicitantes de refugio", agregó la portavoz.
El CFRP, creado en 2007, permite a los ciudadanos estadounidenses y los residentes permanentes que cumplan ciertas condiciones al solicitar permisos condicionales para que sus familiares en Cuba puedan visitar EEUU sin esperar a que estén disponibles sus visados de inmigrante.
Una vez que estén en EEUU, los beneficiarios de ese programa "pueden solicitar una autorización de trabajo mientras esperan para solicitar un estatus legal de residente permanente", según precisiones del Servicio de Inmigración y Ciudadanía (USCIS) de Estados Unidos en su página web.
El anuncio del Departamento de Estado parece destinado a mitigar los efectos de su decisión de reducir al mínimo su personal en la embajada estadounidense en La Habana, lo que ha llevado a suspender la emisión de visados y limitar sus servicios consulares a trámites de emergencia.
EEUU tomó esa medida en respuesta a los presuntos "ataques" sónicos que han sufrido 22 de sus funcionarios en Cuba, registrados entre finales de 2016 y el pasado agosto y cuya causa se desconoce.
Además de retirar a más de la mitad de su personal en La Habana, el Departamento de Estado ordenó la semana pasada la expulsión de 15 funcionarios de la embajada cubana en Washington, un paso que ha aumentado las tensiones con el Gobierno cubano, que niega toda relación con los incidentes.
La embajada de Cuba en Washington anunció la semana pasada que mantendría "todos los servicios consulares", pero avisó de retrasos en los trámites tras la expulsión de dos tercios de su personal.
El Gobierno estadounidense no ha culpado, por ahora, al cubano por los "ataques" que han causado síntomas físicos a varios de sus diplomáticos en la Isla, pero sí acusa a La Habana de no haber cumplido con su obligación de garantizar la seguridad de los funcionarios estadounidenses en su territorio.