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Huracán Irma

El complejo entramado estatal de 'bonificaciones' y 'subsidios' tras el paso de Irma

Con los precios minoristas tan elevados y desfasados respecto al salario y la jubilación, más del 70% de los cubanos son 'casos sociales'.

Holguín

Una semana después del paso del huracán Irma, el Gobierno anunció que la forma en que subsidiará los materiales de construcción a los afectados será similar a la empleada cuando Sandy atravesó Oriente de sur a norte, con su fuerza destructora. Pero esta vez hay modificaciones en la forma de bonificación.

En el caso de Sandy —octubre de 2012—, eran recientes los altos precios en la comercialización de los materiales a través de la red de Comercio Interior. Por ello, hubo gran incertidumbre tras el anuncio de que los damnificados debían comprarlos. Aun con las facilidades de crédito ofrecidas, hubo una peligrosa exaltación popular en las provincias afectadas.

Enseguida la Seguridad del Estado, que forma parte de los Consejos de Defensa activados en cada Consejo Popular para estos eventos, detectaron el riesgo. Con un anuncio posterior de bonificaciones y subsidios fue sofocado en parte el malestar popular.

En esta ocasión, tras los destrozos de Irma, aunque hubo demora en decidir la forma de subsidios, la población dio por sentado que sería igual.

En la nota informativa publicada en Granma con fecha 17 de septiembre de 2017, se anunciaron las formas de subsidio. Como ya hemos señalado, hay una diferencias en la reacción del Gobierno a ambos meteoros: Cuando las afectaciones de Sandy, a todos los afectados se le bonificó el 50% del precio y, por encima de esa cifra, se podía llegar hasta el 100% bonificado por el Estado, en el caso de los más necesitados. Cada caso era evaluado particularmente en una comisión multisectorial, donde primaba el criterio del trabajador social.

La forma de "subsidio", otorgando un monto de financiamiento al necesitado, no se empleó hasta 2016, tras el paso del huracán Matthew, cuando parecía interminable la lista de afectados. Al eliminar la bonificación directa sobre el precio por encima del 50% y resolverlo con subsidios (que no entregan en efectivo), las autoridades hacen el trámite más engorroso y tedioso. La burocracia es atroz entre el Consejo de la Administración Municipal, el Órgano de Trabajo, Vivienda, el banco, la tienda de materiales y los encargados de la transportación y ejecución de trabajos.

Por otro lado, los precios de los materiales de construcción son desproporcionados con respecto al salario de los cubanos. Una bolsa de 43kg de cemento, por ejemplo, tenía un precio de 4,30 pesos (CUP), acorde con el salario. Al comercializarse libremente a la población, subió 25 veces o más, y el coste varía en los diferentes territorios.

En Mayarí es de 108 CUP, pero en Holguín y La Habana es mucho mayor. Una teja de fibrocemento costaba 12 CUP y ahora vale 105 CUP, y una teja galvanizada de zinc cuesta 500 CUP, el salario de un mes de un profesional cubano.

Si a un jubilado que pierde su techo de zinc durante el ciclón le bonifican al 50% unas 20 tejas, aun así cada una le costará su chequera íntegra, 250 CUP. ¿Cuántos años necesitará para pagar?

La realidad es que bajo los precios minoristas tan elevados y desfasados con el salario y la jubilación, más del 70% de los cubanos son "casos sociales". Y los que no lo son, es gracias, en gran parte, a las remesas que mandan desde el extranjero sus familiares y amigos, o a actividades en el sector privado.

Por otra parte, si en un hogar hay dos salarios o chequeras que suman más de 500 CUP (20 dólares), el Gobierno ya considera a la familia solvente, con derecho a una bonificación tan solo del 50%. El resultado es un largo endeudamiento por un puñado de materiales demasiado caros.

Si solo tienen un ingreso de 300 CUP (12 dólares) ya no deben pagar nada, reciben un subsidio del Estado. Sin embargo, en Cuba 300 y 500 CUP son casi la misma cosa, un salario miserable que no alcanza ni para comprar un par de zapatos. ¿Cómo se sentirá una persona que tiene que pagar una deuda inmensa, sabiendo que su vecino, con un nivel de vida similar, no pagará nada?

Estas cosas se evitaron cuando Sandy con la bonificación gradual por encima del 50%. Además, mucha gente saca la cuenta y cree que el Estado no regala nada, porque con una sola persona que compre una teja de zinc a ese precio increíble de 500 CUP, el Gobierno puede "regalar" 50 tejas, sin perder un centavo.

Otro flagelo que prolifera con los ciclones es la corrupción. La burocracia media entre diferencias de precios y restricciones a la compra directa. Ahí entra el oportunismo y hay una brecha para hacer dinero fácil. Comienzan tratando de completar el salario insuficiente, pero luego abusan lo mismo del pueblo que del Estado.

Ya Irma se fue, dejando tras de sí un panorama dantesco de destrucción y muerte. Pero también deja la agonía de la recuperación, que es un proceso largo y muy sacrificado, donde median muchos factores. La publicitada consigna de que "la Revolución no dejará desamparado a ningún cubano" podría esconder numerosas injusticias.

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