Aunque las penetraciones del mar no afectaron demasiado a los vecinos de Alamar y no hubo lluvias fuertes que hicieran sufrir a los techos con malos tragantes de los edificios, los vientos del huracán Irma sí causaron estragos en el lugar.
"Aquí si no llegamos, nos pasamos", dice Rachel. "Cada vez que había ciclones, pasaba Comunales y desmochaba los árboles hasta casi matarlos. Esta vez no cortaron ni uno y mira", señala la calle del mercado de la Zona 9, totalmente obstruida por los árboles arrancados de raíz.
"No hubo una buena preparación para el huracán", se queja un vecino de la Zona 12. "Los vientos llegaron y agarraron los árboles sin podar y por eso ahora hay tantas calles obstruidas. Tampoco recogieron la basura y el aire la regó por todas partes".
Los primeros pronósticos indicaban que el huracán no afectaría La Habana, pero Irma estuvo sobre Cuba 72 largas horas durante las que finalmente afectó casi todo el territorio.
"No verás casas caídas, pero sí basura dondequiera", señaló una vecina de la Zona 6.
El área del Golfito, colindante con Cojímar, perdió varios árboles y al puente que une ambos repartos le falta una parte. Los vecinos pusieron unos pedazos de madera provisionales para poder transitar.
Las lanchitas de los pescadores quedaron ladeadas a orillas del río Cojímar y la basura se acumuló en ambas márgenes.
"Mira, todo lo que hemos tirado en el mar, regresó", comentaba un jovencito a su amigo sobre el puente. "El mar dijo: 'esta es mi oportunidad de devolvérselos'".
El día 10, luego del paso de Irma, la costa alamareña amaneció más concurrida que nunca. Muchos bajaron para ver las olas, aún bastante altas, y tirar fotos. Alrededor de las ruinas de la Piscina Gigante deambulaban niños y adolescentes en grupos, curioseando.
En la Zona 17, el mar llegó a medio metro de la calle y se llevó una finca con sus sembrados.
"El agua tapó el espigón completo, no se veía", explica Georgette. "El dueño de la finca sacó todo lo que pudo, pero a las 8:00 de la mañana ya estaba la gente recogiendo los plátanos que el mar no se llevó. Esos que ves ahora están buscando maní que también tenían sembrado".
En el edificio 698 de la Zona 21, los vecinos afirman que no pudieron. El edificio, con las escaleras apuntaladas desde hace varios meses, está frente al mar sin nada que medie entre sus paredes y los vientos.
"Pensábamos que nos iban a evacuar", dice un residente mientras recoge los cartones y tablas que usaron para proteger las ventanas. "A mucha gente se les cayó una puerta, una ventana, se les abrió el balcón o se le cayeron las tejas de los garajes por culpa de la ventolera. Todo eso tiene arreglo, pero este edificio se podría haber caído completo y con la gente dentro".
"Es verdad que en el Vedado las inundaciones son graves y en La Habana Vieja se caen los edificios", dice Alexis, de la Zona 10. "Es normal que se estén concentrando en ayudar a la gente allí. Pero tenemos aquí un Poder Popular que debería preocuparse por nosotros, y una empresa de Comunales del territorio. Nadie piensa que estamos llenos de basura, sin luz ni agua y sin poder salir porque las calles están llenas de árboles y no hay guagua que pueda brincar un tronco".
La opinión general es que la empresa de Comunales no se ha dado por enterada de los problemas, ni antes ni después de Irma. Quitar los troncos de las vías ha corrido casi en su totalidad a cargo de los vecinos.
Lo mismo ha pasado con las escuelas, muchas de las cuales perdieron ventanas, puertas y pedazos de techo. Ante la exigencia del Municipio de Educación de abrir el miércoles 13 a más tardar, maestros, personal de servicios y directivos se han dedicado a reparar, limpiar y trasladar las clases para los locales más protegidos.
"Comunales no ha pasado por aquí", afirmaron todos en las zonas 1, 7, 9, 11, 12, 17, 21 y 24, mientras cortaban y apilaban troncos y ramas caídas.
Sin embargo, vecinos de la Zona 10, próximos a la sede de la entidad en Alamar, dicen entender el mal funcionamiento.
"Tienen un solo camión para un territorio tan grande", explica Iris. "Además, llevan tiempo sin cobrar por su trabajo. El Estado les debe dinero. Si fuera yo, trabajaba menos de lo que ellos lo hacen".
A las 7:00 de la tarde del día 10 varios camiones de Comunales quitaban los árboles de las inmediaciones de la sede municipal del Partido Comunista, en la Zona 6.
"El territorio tiene un solo camión", confirmó uno de los obreros. "Los otros que ves vinieron de la provincia a ayudar, pero no sabemos hasta cuándo se quedarán".
Para la tarde de este lunes los trabajadores habían logrado quitar los troncos de la Avenida de los Cocos, la principal, para poder restablecer el transporte.
"Hasta que terminemos no podrán poner la electricidad, pero aquí hay trabajo para meses con todos los árboles que se han caído", indicó el obrero. "Así que no puedo decirte cuándo vas a tener luz otra vez".
En la noche del día 11 ya algunas zonas de Alamar, como Micro X y la 12 tenían electricidad.
En otras, como la 9, los vecinos hicieron caldosas comunitarias con leña y agregando los pocos alimentos que aún no se hallaban en mal estado.
"Esto lo hicimos en el Período Especial y lo volvemos a hacer ahora", comentó uno de ellos. "Siempre sobrevivimos, como las cucarachas".
Esta zona, la 7, 8, 10 y 11, amaneció este martes 12 aún sin servicio eléctrico, sin agua y con los troncos apilados por los vecinos en las aceras, esperando por una empresa de Comunales que, sin apoyo y sin salarios, tiene que ayudarlos.