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Clima

Pobladores de Baracoa y Maisí temen que Irma se lleve lo poco que dejó Matthew

'Si pasa con esa intensidad, tendremos que mudarnos definitivamente para las cuevas', dicen residentes de Maisí.

Guantánamo

Guantanameros residentes en los municipios devastados por Matthew hace un año observan con temor al poderoso huracán Irma, que con categoría cinco en la escala Saffir-Simpson avanza hacia Puerto Rico, República Dominicana, Haití, Cuba.

"Ya la gente está preparándose porque tenemos la experiencia de Matthew. Comenzaron a vender galletas, sirope y todo el mundo está comprando pan, dulces y lo que se pueda, según las posibilidades económicas de cada uno", dijo una residente en Baracoa.

"Hay quienes trasladaron ya sus pertenencias hacia un lugar seguro y quitaron el techo que les dieron para resguardarlo porque hay gente que aún no se recupera del huracán anterior; imagínate si éste se lleva lo que afortunadamente recibimos", añadió.

"El Gobierno orientó sacar los alimentos de la bodega para evitar pérdidas y que los vecinos tengan con qué alimentarse. Lo que no hay todavía son medicamentos ni para aliviar el dolor de cabeza", criticó una anciana que vive en la periferia de la ciudad.

Habitantes de la cabecera provincial, que resultaron menos afectados por Matthew, que azotó Cuba con categoría cuatro en la escala Saffir-Simpson, también están alarmados.

"Tenemos que prepararnos y comprar todo lo que sea comestible. Cuando anunciaron a Matthew, nadie le dio importancia porque todos creen que Guantánamo está tan fatal que hasta los ciclones evitan pasar por aquí, pero en esta ocasión nos quedaremos sin nada, especialmente en este barrio que hay casas muy deterioradas", dijo Belkis Reyes, residente en la comunidad marginal Los Cocos de Jaibo.

"Aquí no he visto que vendan cosas para prepararse bien, pero ya la gente sacó la cuota (de la libreta de racionamiento) y está comprando aceite y pollo en la tienda en divisas", agregó.

Dese el municipio Maisí, Edelis, una vecina, dijo que se estaba "arrinconando hacia el Politécnico de la comunidad Santa Marta".

"Ya tenemos experiencia", señaló refiriéndose al paso de Matthew. "Aquí no hay comida y está lloviendo dos o tres veces al día. Mi tía está en Baracoa con su hijo para pasar el ciclón porque aquí casi no hay donde meterse", lamentó.

"Ya sacaron a los muchachos de las escuelas y esto está revuelto por el miedo que tienen la gente", aseguró.

"Hay quienes ya están en el lugar donde se van a quedar y han limpiado sus casas", apuntó un campesino de Maisí que pidió mantenerse en el anonimato.

"Yo creo que si pasa este (Irma) de esa intensidad y luego el que viene detrás, tendremos que mudarnos definitivamente para las cuevas que hay en los montes aquí", añadió refiriéndose a la tormenta tropical José, que está cerca de convertirse en otro huracán en el Atlántico.

El Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos (CNH), con sede en Miami, mantiene una vigilancia de huracán para Cuba desde Guantánamo hasta Matanzas.

Aunque los pronósticos de trayectoria indican que Irma se moverá a lo largo de la costa norte sin tocar el territorio y girará hacia Florida al pasar sobre la zona central de Cuba, el movimiento del huracán es aún incierto, y su amplia área de vientos huracanados se extiende 100 kilómetros desde el centro, mientras los vientos con fuerza de tormenta tropical abarcan 280km.

Ante la amenaza un evento meteorológico como Irma, catalogado de "extremo", las autoridades han orientado acometer la poda de árboles, salvaguardar cosechas, alistar los sistemas de comunicación, acelerar las medidas de higienización y asegurar infraestructuras y la disponibilidad de combustibles, informó la prensa oficial.

El Instituto de Meteorología dijo que Irma estará el viernes por la tarde muy cerca de la costa norte de la región oriental de Cuba y, en dependencia de su proximidad, las afectaciones que provocará por sus fuertes vientos, abundantes lluvias y marejadas serán más o menos directas.

El poderoso huracán, que lleva vientos de 295 kilómetros por hora, ya ha dejado un rastro catastrófico en las islas de Barbuda, San Bartolomé y San Martín.

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