Petronila Pelegrín Llópiz, de 59 años, es lo que las autoridades cubanas consideran un "caso social". Con varias enfermedades crónicas, vive en lo que queda de una precaria casita destruida por el huracán Sandy en 2012 y ubicada en el antiguo vertedero municipal de San Luis, Santiago de Cuba.
En los últimos años ha visto pasar dirigentes políticos y funcionarios que, dice, han expresado consternación por las condiciones de vida del lugar, en el reparto Julio Maceo. Ha recibido promesas, pero igual su caso ha terminado, como tantos otros, hundido en la descuidada burocracia estatal.
"Han sucedido muchas irregularidades", considera Pelegrín Llópiz. Después del huracán, "me hicieron una ficha técnica como derrumbe total y, en el momento en que empezaron a repartir los materiales, se me aparecieron con una ficha de derrumbe parcial", explica. "Hasta el sol de hoy, lo único que me han dado son siete tejas de cinc, cinco bolsas de cemento y una libra de clavos".
"Tras el paso de Sandy, a algunos casos sociales les dieron colchones y otras cosas; a mí no me dieron nada aunque soy damnificada. No tengo ni cama; la que tenía esta tirada en el patio porque no sirve", se queja la mujer.
Pelegrín Llópiz padece glaucoma, bronquiectasia, enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), inflamación duodenal y otros problemas de salud.
"No salgo del hospital y el basurero está a las puertas de mi casa, y siguen botando la basura ahí", afirma. "El Estado se ha olvidado de mí y, con estas enfermedades, me hace más daño vivir en este lugar. Para colmo, el consultorio médico que nos iban a poner en el reparto lo hicieron en el basurero, lo cual me pareció una falta de respeto ¿cómo van a hacer un consultorio médico en el centro de un vertedero?".
La vivienda de Pelegrín Llópiz y las de sus vecinos están en la franja de protección de un ferrocarril. Un brote de cólera y dengue llevó al barrio a funcionarios del Ministerio de Salud Pública (MINSAP) y dirigentes del Partido Comunista en San Luis.
Según la mujer, los funcionarios del MINSAP comentaron: "¿cómo es posible que puedan vivir aquí a solo un metro de la línea y en estas condiciones?".
"Vinieron los técnicos, hicieron alardes y nos dijeron que iban a reubicar nuestras viviendas; pero como todo, las palabras se las llevó el viento", relata Pelegrín Llópiz.
Esta santiaguera recibe una asignación estatal de 147 pesos moneda nacional (unos 6 CUC) al mes.
"Solo en medicamentos gasto mensualmente 87 pesos", dice. "Para poder subsistir debo vender o el azúcar o el queroseno, tengo que quitarme una cosa para poder comprar otra que me hacen falta, porque no me alcanza el dinero. Hay medicinas en mi tarjetón que, como son más caras, no las puedo comprar. He realizado gestiones para que me las subsidien con la trabajadora social que me atiende, pero siempre me dice mentiras. Ya estoy resignada".
"Estoy reconstruyendo mi casita con lo que va apareciendo. Un día me regalan unas tablitas, una tejita y así. Nada de lo que tenía sirvió tras el paso de Sandy", lamenta Pelegrín Llópiz, quien asegura que presentó una solicitud de subsidio en octubre pasado. "Los médicos me dicen que no puedo vivir aquí por mis enfermedades, pero si me voy para otro lugar pierdo el subsidio que aún no me han dado. ¿Qué hago entonces?".