Back to top
Entrevista

'Me siento desprotegido como cubano, como trabajador y como persona enferma'

El marino Juan Alexander Morales González litiga con las compañía griego-cubana que lo contrató y que se desentiende de la indemnización que le debe.

La Habana

Desde pequeño, cuando vivía en el barrio de Regla, Juan Alexander Morales González comprendió que su pasión era navegar. Esa fue su profesión por más de 15 años. Pero la vida de este hombre de 46 años cambió definitivamente hace cuatro años cuando fue contratado por la compañía naviera griego-cubana Nordstrand Maritime. Dicha naviera lo envía en agosto de 2012 a reparar un buque en un astillero en Shanghái, China. Meses después comienzan los problemas y contratiempos para Morales González. Este hombre, de hablar pausado, accede a revelar parte de su historia a DIARIO DE CUBA.

¿Cómo describirías el trabajo que realizabas en la reparación del buque?

En este trabajo realizaba mucha fuerza porque estaba corrigiendo las tapas de las bodegas del barco, cargábamos muchas cubetas de pintura, sacábamos del fondo de la bodega desechos de hierro que se usaron en la reparación. Casi todos estos componentes eran de hierro pesado. En ocasiones los puntales no estaban disponibles y había que hacer el trabajo con las manos.

En varias ocasiones haciendo este trabajo sentí malestares muy dolorosos en el cuello, pero no le di gran importancia porque nunca antes los había sentido.  Al terminar la reparación del buque fuimos a un puerto chino a cargar para Cuba y, al salir de ese puerto, como a los ocho o diez días comencé a sentir mareos, tuve vómitos, no podía mover el cuello y tenía una sensación de que la dentadura estaba floja. Sentía mucho sabor a sangre en la garganta y en la boca.

A pesar de mi malestar, que nunca se me quitó, tuve que reincorporarme a trabajar porque así lo determinó el capitán. En ningún momento valoraron mi estado de salud ni hubo consideración con mi persona, sin saber qué padecimiento tenía, tanto la médica del barco como el capitán solo decían que eran mareos de navegación y que pronto estaría bien.

¿Qué ocurrió a tu llegada a Cuba?

Me desenrolan para realizarme exámenes médicos cuando solo se habían cumplido cuatro meses de los ocho de contrato. Estos exámenes arrojan que padezco de una enfermedad degenerativa progresiva de la médula espinal llamada siringomielia. La neurocirujana me explica que tuve un sangramiento de médula producto del exceso de fuerza que hice en la reparación del buque. La especialista me dijo que lo que me salvó fue que la misma médula impidió una hemorragia, sino posiblemente habría muerto.

La doctora me recomendó no realizar esfuerzos físicos intensos y, de existir un empeoramiento clínico, se podría llegar a un proceso quirúrgico debido a la gravedad de esta enfermedad. La literatura médica refiere que la incidencia de la siringomielia, una enfermedad rarísima, es de ocho nuevos casos por cada 100.000 personas.

¿Qué posición toma la agencia empleadora y la compañía naviera ante tu situación de salud?

La agencia empleadora estatal Selecmar me dice que ella solo me iba a pagar cuatro certificados médicos en moneda nacional, los cuales eran alrededor de 160 pesos por cada mes.

La parte cubana de la compañía naviera Norsdtrand me dice que no me va a pagar los certificados médicos de esos meses porque me habían desenrolado por término de contrato, cosa totalmente falsa.

Yo les dije que si no me pagaban los 516 dólares mensuales por cada mes de certificado que me correspondían de mi salario iba a ir a la Embajada de Grecia a hablar con el embajador o me dirigiría al Consejo de Estado a protestar por el descaro y la inmoralidad de la compañía por la parte cubana. Solo cuando le hablo en esos términos me pagan el salario que me debían.

Tanto la agencia empleadora Selecmar como Nordstrand Maritime tenían la obligación de llevarme a la Comisión de Peritaje Médico-Legal para que valoraran mi caso, pero decidieron desentenderse de mi situación alegando que yo era un trabajador disponible y que mi contrato de trabajo se había terminado. Violaban así los acápites del Convenio Colectivo de Trabajo de Gente de Mar y el Contrato de Enrolo.

Finalmente, la Comisión de Peritaje dictamina mi invalidez total por la gravedad de mi enfermedad y mi jubilación forzosa a los 44 años de edad. Con este dictamen me dirijo a la compañía naviera y les digo que tienen que compensarme por la cifra de 60.000 dólares que es la estipulada para mi caso en el Convenio Colectivo de Trabajo de Gente de Mar.

¿Cuál fue la actitud asumida por la naviera Nordstrand Maritime?

La compañía planteó que no me iban a pagar la compensación porque en el dictamen médico de la Comisión de Peritaje decía que ese tipo de patología "debe ser" aproximadamente del año 2010, o sea dos años antes de mi vinculación con la naviera, pero los médicos no tienen la certeza total de que este padecimiento haya surgido ese año y lo que sí es seguro es que la enfermedad brotó debido al exceso de fuerza realizado trabajando en el buque.

Existen además chequeos médicos antes de irme a navegar que dictaminan que estoy en perfectas condiciones para la navegación. El gerente de la naviera Nordstrand en la Habana, Lázaro López García, argumenta que no me pagarán la compensación porque la doctora del buque atribuía mi malestar a un padecimiento de la cervical que ella clasificó como "preexistente". Pero eso es falso y lo he podido probar ante los tribunales.

A partir de ese momento comenzó tu pelea judicial…

Empecé reclamando por el Órgano de Justicia Laboral de Selecmar, pero declararon sin lugar mi reclamación haciendo una valoración muy superficial y arbitraria de mi caso y violando varias leyes laborales.

Reclamé ante el Tribunal Municipal de Playa, la Fiscalía General de la República y llegué hasta el Tribunal Supremo Popular y, aunque se reconoció que la naviera y Selecmar se desentendieron de mi caso, ninguna de estas instancias atendió satisfactoriamente mi caso, actuaron en todo momento de manera arbitraria y contrario a derecho.

He escrito cartas explicando mi situación a la Comisión de Derechos Humanos en Ginebra, a la Nunciatura Apóstolica en la Habana, a Mariela Castro, directora del CENESEX, a la Federación Internacional de los Trabajadores del Transporte (ITF) y a la esposa del presidente de EEUU, Michelle Obama.

Hasta ahora solo he recibido respuesta y una pequeña ayuda económica puntual de la Nunciatura Apostólica en la Habana.

¿Cómo son las condiciones de trabajo y el salario de un marinero cubano?

Al marino en compañías cubanas no lo consideran igual que si trabaja con compañías extranjeras. Si un marino reclama mejores condiciones de trabajo en una naviera cubana, como por ejemplo decir que el salario es insuficiente en correspondencia con el trabajo realizado, te amenazan de regresarte para Cuba, o de que no navegarás más en esa compañía.

Por otro lado, la alimentación no es la más adecuada, porque en muchas ocasiones no compran productos de buena calidad y no te dan la cantidad requerida que se necesita para una correcta alimentación. El agua que se toma no es el agua recomendada, ya que se debe tomar agua embotellada y no la de los tanques de agua del barco que tienen gérmenes malignos para el organismo. Esto se explica en los cursos de capacitación, pero los capitanes, con la justificación del dinero, no compran agua embotellada.

En muchas ocasiones cuando representantes de la ITF, se entrevistan con marinos cubanos y les pregunta sobre su trabajo, muchos de ellos mienten por temor a represalias. En las inspecciones que hace la ITF los capitanes cubanos no enseñan las nóminas del salario que se le paga a los marinos a bordo, o sea ocultan el salario real que se le paga a un marino de la Isla. Los marinos no contactan por su cuenta con la ITF o la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y denuncian esta explotación por miedo a ser expulsados.

El salario que pagan a bordo es el 20% del salario total, el resto supuestamente va a la remesa familiar que es el 80% restante. Mi salario era de 441 dólares, cuando un marino filipino, que son los que menos cobran en el mundo, ganan más de 1.000 dólares.

¿Qué mensaje final deseas difundir?

Que me siento desprotegido como cubano, como trabajador y como persona enferma, porque durante 17 años estuve aportándole al Gobierno el 80% de mi salario en dólares y yo solamente recibía el 20%. Ahora todas las instituciones estatales me han dado la espalda cuando reclamo mi legítimo derecho a que me compensen.

También lo ha hecho el Gran Maestro de La Gran Logia de Cuba Lázaro Cuesta, porque yo, como masón, solo quería que me ayudara, sirviéndome de interlocutor con el Gobierno y no lo hizo.

Las instituciones estatales cubanas dicen una cosa y hacen otra. Da pena que el Gobierno se vanaglorie de ayudar a otras personas en el mundo y que, en mi situación, similar a la de tantos otros cubanos, las autoridades no sean capaces de ayudarte.

Archivado en

Sin comentarios

Necesita crear una cuenta de usuario o iniciar sesión para comentar.