Back to top
Comercio

La locura de los precios

¿Qué cuesta cuánto hoy en los mercados agropecuarios cubanos?

La Habana

Sobre los elevados precios de los productos agropecuarios, las autoridades no se cansan de echarle la culpa a los "intermediarios", esa especie bendita de chivos expiatorios utilizados para esconder eternas insuficiencias. Lo terrible es que muchas personas lo aceptan, tal vez influenciadas por tanta propaganda.

Poco se dice o escribe sobre el rotundo fracaso de Acopio, la empresa estatal que ha funcionado como único intermediario durante muchos años, responsable de tantas mesas vacías en los hogares cubanos. Tampoco de las improductivas empresas estatales ni de las constantes pérdidas de sus cosechas. Menos aún del control estatal que aún existe sobre la producción y la comercialización, mediante regulaciones y prohibiciones, que impiden el libre desarrollo de las mismas.

Ahora, según se publica, el 70% de la producción agropecuaria se encuentra en manos de los campesinos, agrupados en cooperativas de distinto tipo o como productores particulares. El Estado, después de haber destruido con sus fracasados experimentos socialistas esta producción, ha transferido su recuperación a los campesinos.

Sin embargo, tampoco se dice ni escribe mucho sobre el alto costo de los insumos que las autoridades venden a los campesinos, los cuales además escasean regularmente, ni sobre el elevado precio de los combustibles y piezas de repuesto para el transporte.  Esto, como es de suponer, influye en el  alza del precio de los productos. Esta cadena de aumentos termina en los bolsillos de los consumidores, quienes pagan los platos rotos.

Aunque hoy existe mayor cantidad y variedad de productos agrícolas en las tarimas de los diferentes tipos de mercados agropecuarios, y que los mismos, por lo regular, se mantienen abastecidos, esto no significa que la oferta cubra la demanda: sucede que los altos precios limitan a los consumidores.

Los productos se venden por libras (460 gramos), siendo algunos de sus precios actuales: una libra de frijoles 15 pesos, de cebolla 13, de ají pimiento 11, de ajo 10, de tomate 8, de arroz 5, de harina de maíz 4.50, de malanga 3.30, de calabaza 2 y de boniato 1 ó 2. Con los cárnicos sucede aún peor: una libra de cerdo 33 pesos y de carnero 26.

El mayor mal ejemplo de lo que son precios elevados, lo constituyen los productos que vende el Estado en sus cadenas de tiendas, donde una barra de 400 gramos de pan a 10 pesos, un sobre con 500 gramos de leche en polvo a 70, un litro de aceite de girasol a 60, un pomo de 465 mililitros de mayonesa a 75, una caja de puré de tomate de 530 gramos a 30, un litro y medio de refresco a 70, 260 gramos de picadillo de res congelado a 30, etcétera.

Esto solo con relación a los productos alimenticios, pues los precios del vestuario, el calzado y los electrodomésticos son totalmente descabellados, multiplicados muchas veces por su valor real, comenzando desde un pantalón o un vestido que pueden costar entre 500 y 1.000 pesos, un par de zapatos más o menos lo mismo y un televisor obsoleto, de cajón, entre 5.000 y 6.000.

Los ejemplos pudieran ser infinitos. Estos precios deben ser comparados con el salario mínimo mensual, que es de 240 pesos, o con el medio, que no llega a los 480.

Con estos truenos, es muy difícil creer que el socialismo alguna vez pueda ser "próspero y sostenible", a no ser que lo de "próspero y sostenible" sea solo para las autoridades. Por ahora, los precios que deben pagar los cubanos y cubanas de a pie para sobrevivir constituyen un verdadera locura.

Archivado en

Sin comentarios

Necesita crear una cuenta de usuario o iniciar sesión para comentar.