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Turismo

Cruceros y otras prohibiciones

Culpan al embargo del poco tráfico de cruceros hacia la Isla, pero no se menciona que Fidel Castro fue quien más daño le hizo a esta actividad.

La Habana

Carnival, la compañía de cruceros más grandes del mundo ya podrá atracar en puertos de la Isla después de una licencia otorgada por el Gobierno norteamericano.

Quien lea las noticias relacionadas con la actividad de cruceros hacia la Isla se topará con la versión elaborada por el Gobierno cubano, quien culpa una y otra vez al embargo norteamericano del poco tráfico de cruceros hacia la Isla y la consiguiente subexplotación de los puertos cubanos habilitados con ese fin. Pero no se menciona que fue Fidel Castro el que más daño le hizo a esta actividad, al cancelar de golpe y porrazo en 2005 las operaciones de la compañía cubano-italiano Cubanco S.A, aduciendo argumentos tan ridículos como que los turistas de los cruceros ensuciaban la ciudad.

Con esa medida, Castro cerraba las fronteras marítimas a cualquier posible influencia que escapase al estricto control de las autoridades cubanas.   

Los efectos de esa medida se hicieron sentir rápidamente y la estancia de cruceros cayó abruptamente en un 89%. De 102.000 visitantes que visitaron Cuba por esa vía en 2005, solo 11.000 lo hacían en barcos flotantes tres años después. Raúl Castro revirtió la medida de su hermano apenas se afianzó  en el poder y ya para 2009 algunos cruceros europeos visitaban la Isla. Sin embargo, aunque la actividad de cruceros desde 2012 ha tenido un crecimiento paulatino no ha podido alcanzar la cifra de hace diez años. El pasado año visitaban la Isla por esa vía 37.000 personas, un poco menos de la mitad del 2005.

La medida estadounidense apenas levanta expectativas entre los cubanos de a pie, a quienes solo les queda la posibilidad de observar desde lejos los cruceros una vez estén en puerto habanero. Pues aunque por razones económicas la inmensa mayoría no puede aspirar a disfrutar los servicios de esos lujosos barcos flotantes esa posibilidad también está proscrita por ley, una medida que se extiende a cualquier embarcación turística con motor.

"Que un crucero americano pueda venir a Cuba me parece bien, pero yo no pude disfrutar del delfinario de la playa Guardalavaca en Holguín simplemente porque había que ir en yate hasta el delfinario y no nos dejaron", recuerda Rodolfo, un botero al cual amargaron su luna de miel con esa impopular prohibición.

"Si vienen más cruceros al país las medidas de seguridad se redoblarán para evitar que cualquier cubano pueda colarse en esos barcos", dice el barman de un bar ubicado en la Avenida del Puerto. "Lo mío será conseguir la mayor cantidad posible de propinas de los turistas."

Hace apenas dos años a una cubana residente en España y miembro de la tripulación de un crucero le impidieron bajarse en el puerto de la Habana y ver a su familia, solo por ser cubana de nacimiento. Según una fuente muy cercana a este insólito el caso, la joven estuvo encerrada varios días en un camarote del crucero sin poder salir y, debido a presiones de las autoridades cubanas, fue despedida de su trabajo por la compañía española con la amenaza de que si no lo hacían el crucero no atracaría más en ningún puerto cubano. Solo podía cruzar la frontera si estaba casada con algún extranjero a bordo del crucero. La joven no pudo pisar suelo cubano en ningún momento mientras el crucero estuvo en el puerto.

¿Sucederá lo mismo con algún posible viajero cubanoamericano de Carnival?

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