Dos eventos que se aproximan muestran la conveniencia de que los opositores cubanos aprovechen todas las oportunidades que se presenten en aras de ir aguijoneando el férreo caparazón del totalitarismo. Nos referimos al Foro de la Sociedad Civil, a celebrarse del 8 al 10 de abril en Panamá, y a las elecciones de delegados a las Asambleas Municipales del Poder Popular.
En el primero, la auténtica sociedad civil cubana contará con un magnífico escenario para dar a conocer sus puntos de vista, sin que la maquinaria castrista pueda evitarlo. Por supuesto que esa sociedad civil ha utilizado otras tribunas internacionales para denunciar la realidad de la Isla; pero ninguna como esta de Panamá, donde podrá, además, despojar del disfraz de sociedad civil a las organizaciones fantoches enviadas por el Gobierno cubano a esa cita.
Importantes figuras de la oposición como Manuel Cuesta Morúa, Guillermo Fariñas, Berta Soler, la bloguera Miriam Celaya, y directivos del Comité de Integración Racial, entre otros, estarán presentes en ese foro. Resalta el hecho de que algunos de ellos han discrepado últimamente entre sí en torno a determinados aspectos de la vida nacional, como por ejemplo, las conversaciones entre los gobiernos de Cuba y Estados Unidos.
Sin embargo, ahora en Panamá, las divergencias han de pasar a un segundo plano. Es necesario un frente monolítico que le exprese a la opinión pública la aspiración de los cubanos de acceder a un genuino Estado de derecho, y no contentarse con cambios cosméticos que perpetúen la dictadura.
Con respecto a las elecciones del Poder Popular, es muy halagüeño que algunos opositores hayan sido nominados en sus áreas de residencia con vistas a la votación del 19 de abril. Claro que somos conscientes de que el engranaje totalitario hará todo lo posible para impedir que resulten electos. Los Comités de Defensa de la Revolución (CDR), la Federación de Mujeres Cubanas (FMC), la Asociación de Combatientes de la Revolución Cubana, y los núcleos zonales del Partido Comunista, tratarán de "convencer" a los electores de que esas personas no son las indicadas para representarlos ante las instancias municipales de gobierno. Mas, el solo hecho de que los ciudadanos aprecien la posibilidad de que candidatos no identificados con el gobierno sean delegados del Poder Popular, es algo que aterra al castrismo.
En una visita que efectuamos este miércoles a la vivienda del periodista independiente Hildebrando Chaviano, candidato en las elecciones por su circunscripción del habanero municipio de Plaza de la Revolución, constatamos cómo el miedo parece haberse apoderado de la cúpula del poder.
Ese era el primer día en que se mostraban las fotos y biografías de los candidatos, y cuando en unión del propio Hildebrando y otros vecinos nos acercamos al sitio donde se exponen esos documentos, nos percatamos de que éramos observados atentamente por cinco o seis personajes, desde la acera de enfrente, y ataviados con motocicletas y sofisticados medios de comunicación.
Eran, a no dudarlo, los displicentes muchachones de la Seguridad del Estado, quienes no se perdían ni pie ni pisada de lo que pudiese ocurrir en el lugar. Y, por supuesto, la biografía de Chaviano está colmada de epítetos al estilo de "contrarrevolucionario", "asalariado de la Oficina de Intereses de Estados Unidos", y "redactor de artículos que conspiran contra los intereses de la Revolución".
Si el miedo de los gobernantes ante la posibilidad de que la oposición penetre en su remedo de democracia participativa los insta a tantear la manera en que la población recibe tan novedosa propuesta, ese mismo sentimiento se hace presente a raíz de lo que pueda suceder en el mencionado Foro de la Sociedad Civil en Panamá. En este caso la propaganda oficialista se empeña en poner el parche antes de que salga el grano.
Así, lo mismo el periódico Granma, que las Mesas Redondas de la televisión cubana, insisten en que las discusiones acerca del tema de la sociedad civil estarán manipuladas por la política exterior del Gobierno de EEUU. En ese contexto, no es de extrañar que la mayor cobertura informativa de esos medios se desplace hacia la denominada "Cumbre de los Pueblos", ese conciliábulo que acostumbra montar la izquierda chavista de la región.
De todas formas, una realidad aflora ante nosotros: el miedo del castrismo confirma que la oposición va por buen camino.