Los rumores de la inminente muerte de Fidel Castro se intensifican a lo largo y ancho del país. Ha sucedido en otras ocasiones desde el inicio de su convalecencia; la diferencia es que esta vez se da la circunstancia de su desaparición pública en un momento crucial para el destino de su proyecto político y, más aún, para la nación.
El anuncio del restablecimiento de relaciones entre EEUU y Cuba hecho por Barack Obama y Raúl Castro es, probablemente, el acontecimiento político más importante sucedido en la Isla desde los días de la Crisis de Octubre, en 1962.
El regreso de los espías de la Red Avispa es el colofón de una campaña iniciada y mantenida personalmente por el propio Castro a lo largo de años. Tras miles de horas de programas televisivos y radiales, páginas y páginas de prensa escrita, campañas publicitarias y mítines políticos que han agobiado a todos los cubanos, los espías recién liberados han asistido prácticamente cada día a eventos por todo el país, haciéndose acompañar de todo tipo de actores, menos de Fidel Castro.
El régimen en esta ocasión no ha echado mano ni siquiera al recurso de la foto fija, que podría disimular el estado de salud del convaleciente. Los últimos acontecimientos tampoco han provocado una reacción escrita del "máximo líder".
¿Está Fidel Castro tan mal de salud que no puede ser mostrado en una foto fija junto a los espías, o escribir unas líneas de felicitación por lo que sin duda consideraría "una victoria de la Revolución"?
La pregunta no es baladí, si se tiene en cuenta que hablamos de quien ha regido los destinos del país durante más de medio siglo, y ha hundido a la nación en el actual atolladero en que se encuentra.
Cualquiera que sea su estado —incluso si ya ha fallecido o si su vida se prolonga artificialmente—, el silencio oficial sobre el tema no hace más que evidenciar el universo de ocultamiento, tergiversaciones y manipulación del que el castrismo ha hecho su modo de vida.
Frente a toda esta opacidad, una pregunta cobra cada vez más presencia en boca de todos los cubanos: ¿dónde está Fidel Castro?