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Economía

Desaparece otro mercado agropecuario de oferta-demanda

Primero fue el de Cuatro Caminos, ahora el de la calle Tulipán, en Nuevo Vedado. Se diría que es una venganza oficial contra establecimientos que aventajaron al resto de las modalidades de comercialización.

La Habana

Los mercados agropecuarios de oferta-demanda (MAOD), surgidos hacia 1994, fueron en cierto modo continuadores de aquellos mercados libres campesinos que aparecieron a inicios de los 80, y que sucumbieron en 1986 por orden expresa de Fidel Castro.

Esos mercados de oferta-demanda, como mismo les pasó a sus predecesores, nunca han sido bien vistos por las autoridades. Es que la abundancia de productos del agro que apreciamos en estos mercados, en contraste con el desabastecimiento de los establecimientos estatales, es una muestra fehaciente de las ventajas del libre mercado sobre la planificación centralizada. Por otra parte, los vendedores en esas plazas donde priman las leyes del mercado, calificados por la propaganda oficialista como "intermediarios", han sido acusados por el Gobierno de ser responsables por los altos precios que se observan en esos lugares.

En los últimos tiempos, a las dos formas mencionadas de comercialización de los productos del agro —los MAOD históricos y los estatales— se han añadido otras dos: el arrendamiento de locales a las cooperativas de producción agropecuaria (CPA), y la unión de varios comercializadores para formar una cooperativa no agropecuaria. En la primera modalidad son las producciones de las propias CPA las que abastecen los mercados arrendados, y colocan como empleados a sus cooperativistas. En el caso de las cooperativas no agropecuarias, el abastecimiento depende de la gestión de compra de los cooperativistas en mercados mayoristas como El Trigal, ubicado en las afueras de La Habana.

Por lo general, tanto los mercados arrendados por las CPA, como los que funcionan como cooperativas no agropecuarias comercializan también de acuerdo con la oferta y la demanda, aunque cuentan con determinados productos que mantienen los precios limitados en tope. Sin embargo, sea de una u otra forma, lo cierto es que estas formas novedosas de comercialización son más propensas que los MAOD a ser controladas por el Gobierno.

Tal vez a causa de ello —además de la animadversión histórica que ya comentamos—, algunos funcionarios del Ministerio de la Agricultura manifestaron un tiempo atrás que los mercados de oferta-demanda (MAOD) irían desapareciendo gradualmente.   

Y la profecía comenzó a cumplirse en febrero de este año con el cierre del mercado de Cuatro Caminos, quizás el mejor surtido de la capital. Varias fueron las justificaciones que se expusieron a los muchos consumidores que lamentaron la medida: que si el local presentaba signos de deterioro constructivo, que si el lugar era de interés para la Oficina del Historiador de la Ciudad, que si había premura porque allí se ubicaría el Museo de los Ferrocarriles Cubanos…

Un reciente recorrido por los alrededores de ese antiguo mercado nos convenció de que no había tal premura. Las puertas del establecimiento se hallan totalmente cerradas, y no se observa movimiento constructivo alguno en el interior del local. A 8 meses del cierre del mercado de oferta-demanda de Cuatro Caminos, el abandono se enseñorea en una manzana que antaño clasificaba como una de las más activas de La Habana en lo que a comercio se refiere.

Cualquiera diría que el cierre de este mercado fue una venganza del castrismo hacia un establecimiento que siempre aventajó al resto de las modalidades de comercialización concebidas por el Gobierno.

Y ahora le ha tocado el turno al mercado de oferta-demanda de la calle Tulipán, en el barrio habanero del Nuevo Vedado. Después de algunos días en que permaneció cerrado, un grupo de trabajadores pertenecientes a varias CPA preparan condiciones para reabrirlo en el transcurso de este mes de octubre. Por supuesto, el mercado va a funcionar bajo la modalidad de arrendamiento, en este caso por parte de tres CPA.

Algunos vecinos de los alrededores se hallan escépticos, pues no confían en la eficiencia de las CPA para mantener surtido a este mercado, máxime después de su época de esplendor cuando funcionaba como MAOD. La mayor afectación, empero, es para los antiguos empleados de este mercado, quienes han sido despedidos, pues las CPA traerán a sus cooperativistas para que realicen la comercialización.

Varios carniceros del antiguo MAOD han comenzado a vender la carne de cerdo en sus casas, de manera ilegal, con el riesgo de ser multados por los inspectores o la policía.

Como puede apreciarse, el General-Presidente es consciente de que debe de hacer cambios, pero traza sus estrategias para que la nueva situación no se le escape de las manos. Entonces, si de agricultura o economía se trata, mientras más se alejen las medidas del libre mercado, mejor para él y el aparato de poder.

Los intereses de la población quedan en un segundo plano.

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