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Humor

Randy y Descemer, bailando

¿Volvemos o no volvemos? ¿Hablamos o no hablamos de política?

Madrid
Descemer Bueno (izq.), junto a Enrique Iglesias y Gente de Zona.
Descemer Bueno (izq.), junto a Enrique Iglesias y Gente de Zona. BACHATA24K.COM

Hay una nueva clase de artistas cubanos, músicos mayormente, que en cualquier entrevista empiezan por anunciar que no quieren hablar de política. Tienen delante un micrófono y, si no hay otros músicos que los escolten, viendo que la cosa no es de cantar, avisan que no quieren hablar de ese tema.

Qué cosa más rara, podría pensarse, ¿y por qué no quieren hablar de algo tan sabroso? Bueno, es que hay un cansancio, eh. Fueron muchos años prometiendo a gritos que uno sería asesino, fotogénico, asmático y con una boina estrellada embutida en la melena. Esas mismas manos que ahora rasguean cuerdas o apachurran teclados habrán tenido que batir mucha banderita bajo el sol primerodemáyico. Así que concedido por el bien de la conversación: no se hable de política.

La entrevista discurrirá entonces por otros vericuetos. De celebrarse en otro país, podría incluso ocuparse de chismografía y vida sentimental, pero en Cuba de la chismografía y la vida sentimental se ocupan en exclusiva el canal televisivo CDR y la emisora radiofónica G-2.

¿Y qué queda como tema de conversación cuando no se habla de política? ¿Música? ¿Arte? Al parecer, ninguno de esos temas consigue despertar el interés del público general. Por tanto, existe este esquema: el entrevistado ve el micrófono y avisa que no va a hablar de..., el entrevistador acepta ese requisito y pasa a preguntarle qué tal se siente ahora que ha vuelto a actúar ante público cubano. Y ahí mismo se desinfla la precaución pactada, porque ya están los dos hablando de lo que no querían hablar.

Y es que es necesario aclarar que estos artistas de los que hablamos fuéronse alguna vez, han vivido lejos como exiliados, quedados o distraídos, y ahora responden preguntas dentro de territorio nacional cubano. Qué extraña la vida, ¿verdad? Un día uno se va y otro día regresa… ¡Esta vida loca!

Manolín, Issac Delgado, Kelvis Ochoa, David Torrens, Raúl Torres, Tanya, Pancho Céspedes, Descemer Bueno…  Regresan a Cuba, de visita o de residencia, y enfilando Boyeros avisan que ni una palabra. De política, nada. Aunque ya se sabe que una cosa dispone el viajero y otra el aduanero, y en este preciso instante lamento no recordar el nombre del filósofo que escribió aquella frase de que a él no le gustaba la política, pero que él le gustaba a ella. ¿Fue Nietzsche? ¿La Rochefocauld? ¿O Gorki Águila?

Les preguntan a esos músicos qué sienten dentro de ellos cuando son manos cubanas los que los aplauden, y caen redonditos en la trampa. (Bueno, ya estaban en la trampa, ellos son su propia trampa.) Hablan entonces, invariablemente, de haber recuperado a su público natural. Qué extraña la vida, ¿verdad? Un día uno es naturalmente censurado y otro día es naturalmente entrevistado, avisa uno que no hablará de política y termina hablando precisamente de política...

El más reciente de estos repatriados, Descemer Bueno, pretendió como los otros mantenerse al margen de los temas políticos y arremetió en su entrevista contra el causante de todas las dificultades cubanas, el culpable del desencuentro entre su música y el público natural de ella. Aquello que, cruzando a Moraima Secada con la Ñico López, podría enunciarse así, hablando del imperialismo yanqui: "Ese que está allí, es el culpable de toda mi agonía".

Descemer Bueno extendió sus convicciones hasta la fuerza del ejemplo, y recordó cómo en su casa no habían podido beber ni siquiera un jugo de fruta por culpa del bloqueo norteamericano.

Curiosamente, por estos mismos días otro artista al que tampoco le gusta hablar de política propuso también un ejemplo doméstico que explica las dificultades por las que atraviesa el país. Randy Alonso (sin relación familiar con Pacho, Pachito, Alicia, Alberto o kinikini o pachuco alguno) divisó el Apocalipsis en la falta de jabitas de una tienda en divisas donde comprara un litro de aceite.

Descemer Bueno tuvo a bien admitir en su entrevista que Cuba tenía también parte de responsabilidad en tantas vicisitudes como se han vivido. Cabía esa posibilidad, sí. Y, en caso de considerar tan delicado punto, cabría  preguntarse si, del mismo modo que la falta de frutas es resultado del bloqueo imperialista yanqui, la falta de jabitas apuntada por Randy Alonso no constituye señal segura del aporte isleño, autóctono, a la crisis del país.

En esas estaba yo, colocando el jugo que no hubo dentro de la jabita que no dieron, cuando me asaltó esta tremenda (por no decir genial) ocurrencia, que aquí dejo como atendible propuesta. ¿Por qué, tan cerca como están ambos en geografía y talento, tan iguales en su deseo de no hablar de política, no se empeñan Descemer Bueno y Randy Alonso en componer e interpretar un tema de pegada, tal como hizo Descemer con Enrique Iglesias?

Al fin y al cabo, ¿qué tiene Enrique Iglesias que no tenga Randy Alonso?

Randy y Descemer... ¡qué par de nombres para una exitosa fórmula comercial! Propongo que no falte el aporte de Gente de Zona en ese tema, y que su estreno ocurra en el más estelar de los programas musicales de la televisión cubana: "La Mesa Redonda".

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