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Historia

La muerte de Evaristo Estenoz o el fatídico rol de la violencia

Un ejemplo para estudiar el rol de la violencia en nuestra historia política.

La Habana

El análisis del rol desempeñado por la violencia en Cuba constituye una deuda histórica. La muerte de Evaristo Estenoz en junio de 1912 es una oportunidad para, junto con el homenaje a su figura, llamar la atención sobre el rol de la violencia en los aciertos y errores que condujeron al fatal desenlace.

Evaristo Estenoz, hijo legítimo de madre criolla y de padre francés, residía en la emigración y regresó a Cuba para incorporarse a la lucha por la independencia como expedicionario, al mando del coronel Rafael Portuondo en el buque Three Friends. Desembarcó por la playa Baconao el 30 de mayo de 1896. Combatió en el Ejército Mambí bajo el mando de los generales José Maceo y José María Aguirre, y concluyó las acciones militares con el grado de teniente.

Terminada la guerra se domicilió en La Habana, donde trabajó como contratista de obras, presidió el gremio de los albañiles y fue organizador de una de las huelgas más connotadas de la época: la de los albañiles, que tuvo lugar en agosto de 1899 en demanda de la reducción de la jornada laboral y de aumentos salariales.

En la búsqueda de la justicia social y del cese de la discriminación racial, Estenoz, como muchos otros negros cubanos, se incorporó al Partido Liberal. Participó en el alzamiento armado de 1906 contra la reelección presidencial de Tomás Estrada Palma, en el que fungió como ayudante del general Quintín Banderas y en el que adquirió los grados de general.

La frustración ante las candidaturas para las elecciones parciales de junio de 1908, sumada a otras muchas sufridas por los negros a lo largo de la historia de Cuba, los llevó a la decisión de organizarse independientemente del Partido Liberal y del Partido Conservador para participar en las elecciones que tendrían lugar en noviembre de ese mismo año. El 7 de agosto, Estenoz, conjuntamente con otros líderes negros, fundó la Agrupación Independiente de Color, renombrada como Partido Independiente de Color (PIC), en el cual asumió la presidencia, la dirección de Previsión (su órgano oficial) y fue el principal protagonista de un programa inédito, avanzado y abarcador, pero, desde mi punto de vista, inviable en aquellas condiciones.

En el primer número de Previsión se expusieron las razones de la fundación con las siguientes palabras: "Nada puede esperar la raza de color cubana de los procedimientos usados hasta aquí por los partidos políticos porque nada han hecho que pueda ser para nosotros apreciable... Vamos a demostrar que practicando una candidatura en las que todos sean de color, fuera de los partidos políticos, nadie podrá negar que por muy poca que sea la minoría que dé el resultado será siempre mayor que el alcanzado hasta ahora…"

Una vez fundado el PIC, se solicitó su inscripción legal, la que fue concedida por Enoch Crowder, presidente de la Junta Electoral durante la segunda intervención norteamericana en Cuba.

Contrario a la impresión que podía dar el nombre del partido, su programa perseguía la igualdad mediante la integración racial. Sin embargo, la violencia verbal, característica de nuestra cultura, se manifestó de forma esporádica, pero suficiente para que sus enemigos los acusaran de intentos de separación racial. Un ejemplo fue un suelto aparecido en Previsión en respuesta a la negativa de los dueños de un hotel capitalino que le negaron los servicios a un cubano negro, donde Estenoz, airado, expresó: "Todo hombre de color que no mate instantáneamente al cobarde al que lo veje en un establecimiento público, es un miserable indigno de ser hombre, que deshonra a su patria y a su raza".

Tal desafortunada manifestación fue utilizada por el gobierno del general José Miguel Gómez para clausurar, confiscar el periódico, arrestar a Estenoz y alentar el odio racial contra los negros. Por este hecho, Estenoz fue detenido el 6 de febrero de 1910 bajo la acusación de violar la Ley de Imprenta y condenado a 60 días de prisión. Cinco días después, fue condenado a otros 120 días por otro delito de la misma índole. El 23 de febrero de 1910 salió en libertad gracias a una amnistía decretada por el Congreso. Al salir de prisión fue llevado por sus seguidores hasta las puertas del Palacio Presidencial, donde entregaron una exposición al presidente Gómez.

Durante el tiempo en que Estenoz y otros colegas suyos estaban detenidos se discutió en el Senado una enmienda a la Ley Electoral presentada por Martín Morúa Delgado dirigida a prohibir la existencia de partidos políticos conformados exclusivamente por individuos de una sola raza. Aprobada dicha enmienda el 14 de febrero de 2010 en el Senado, con tres votos en contra, pasó a la Cámara donde fue aprobada el 2 de mayo, cuando ya el senador Morúa había muerto.

Desde ese momento, el PIC inició una campaña en todo el país dirigida a derogar la Ley, por lo que a fines del mes de abril de 1910, Estenoz y otros miembros del PIC fueron detenidos por asociación ilícita, y absueltos en diciembre de ese año durante el juicio celebrado al respecto.

Es sintomático que estando en libertad provisional, antes del juicio que los absolvió, a pesar de estar ilegalizado el PIC, sus miembros pudieron celebrar mítines y manifestaciones públicas para exigir la derogación de la Ley que los declaró ilegales y, además, pudieron entrevistarse con el presidente de la República, como ocurrió el 17 de febrero de 1912. Así como pudieron entrevistarse el 21 de marzo con Gerardo Machado, entonces ministro de Gobernación, quien había emitido una circular prohibiendo dichos mítines. Algo que en la actualidad constituye un sueño.

Como resultado de la intolerancia y el cierre de todos los caminos para derogar la Ley que les impedía actuar como partido político independiente, el conflicto desembocó en el alzamiento armado del 20 de mayo de 1912, pensado como mecanismo de presión para derogar la Ley. La respuesta del gobierno fue lanzar contra ellos todas sus fuerzas militares.

El 27 de junio de 1912, en la zona de Alto Songo, el principal líder del PIC, Evaristo Estenoz, fue muerto o quizás asesinado, como lo sugiere la fractura de la occipital detectada durante la autopsia. A partir de ese momento, el movimiento quedó debilitado y controlado por las fuerzas gubernamentales.

Ese doloroso y trágico acontecimiento, silenciado durante tanto tiempo, merece y requiere de nuevos análisis y enfoques para extraer las experiencias válidas para el presente, entre ellas, el nefasto rol de la violencia física o verbal en nuestra historia.

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