Poco después de ganar las elecciones en EEUU y asegurarse su regreso a la Casa Blanca el próximo 20 de enero, miembros del equipo de transición de Donald Trump se acercaron esta semana a Félix Maradiaga, director de la Fundación Libertad de Nicaragua, y, según comentó este a la agencia Reuters, le manifestaron su interés en unir a las comunidades exiliadas de Nicaragua, Cuba y Venezuela.
Maradiaga, crítico abierto con el régimen de Daniel Ortega, dijo que recibió una "llamada de cortesía" de representantes de Trump que buscaban "abrir canales de comunicación con la administración entrante".
El político nicaragüense dijo, asimismo, que se reunió recientemente con funcionarios de la campaña de Trump en Chicago y que estos están deseosos de "fortalecer la cohesión entre los miembros de la oposición nicaragüense y con las comunidades exiliadas de Cuba y Venezuela". Maradiaga destacó que pronto se reunirá con quienes manejan la política exterior y la seguridad en América Latina para la administración Trump.
"Nos dijeron que les interesa que los opositores de Nicaragua, Cuba y Venezuela unamos nuestros puntos de vista frente a tres dictaduras similares, para que las acciones que vengan desde EEUU tengan un impacto conjunto en la búsqueda de la democracia", dijo Maradiaga.
No obstante, tal como ocurrió en la primera presidencia de Trump, América Latina no parece ser una genuina preocupación de cara a su segundo mandato. Para la estudiosa Elsa Cardozo, exdirectora de la Escuela y Mestría en Relaciones Internacionales de la Universidad Central de Venezuela, tal como ocurrió entre 2016-2020, debe esperarse una política personalista y unilateralista, teniendo como centro de gravedad a la Casa Blanca más que al Departamento de Estado u otras dependencias de Washington, dijo al ser consultada sobre el tema por DIARIO DE CUBA.
La académica, experta en política internacional, cree que ese estilo personalista y unilateral será el sello en temas como Ucrania y China, y también para América Latina y el Caribe, donde a su juicio podría ocurrir una revisión de las relaciones de la Casa Blanca con la región, pero sin apostar a que esto sea un tema priorizado en la agenda exterior.
Contrario a este planteamiento, y más cercano a lo dicho por Maradiaga, el economista cubano Emilio Morales, presidente y CEO de la firma Havana Consulting Group, con sede en Miami, fue categórico al expresar lo que, en su opinión, la vuelta de Trump será "el fin de las dictaduras de Cuba y Venezuela". "Esto ha sido aplastante, como la victoria de Reagan en los 80. Si Reagan tumbó el Muro de Berlín, Trump va a tumbar el muro de La Habana", pronosticó.
En tal sentido, el politólogo cubano Juan Antonio Blanco, presidente de Cuba Siglo21, dijo esta semana a DIARIO DE CUBA: "Estoy seguro de que hoy están de luto en La Habana, están de luto en Teherán, están de luto en Caracas y están de luto en Managua. Estarán tratando de ver qué es lo que van a hacer, sobre todo en el caso de La Habana, cuando están enfrentando una crisis terminal, una crisis de colapso completo del sistema; cuando los rusos no pueden venir en su ayuda; cuando los chinos están más preocupados ahora con el nuevo presidente que con salvar a un Gobierno que no paga sus deudas, y todo eso es bueno para la causa de la democracia en Cuba y bueno para la causa de los derechos humanos y de la libertad".
"Para Cuba estas elecciones tienen un significado distintivo. Nos encontramos en un punto de inflexión de cuyos desarrollos dependen qué país y qué nación, simultáneamente, vamos a tener en los próximos diez años", afirmó esta semana, en un comunicado, el Consejo para la Transición Democrática en Cuba. Entretanto, la activista Carolina Barrero escribió, al hilo de los contactos anunciados por Maradiaga: "Quiero creer que aquí hay una oportunidad de que algo vaya bien, al fin, para la libertad en Cuba. A fin de cuentas, el fin del mundo no es más que el inicio de otro, y con ese inicio la oportunidad de que algo podamos cambiar para bien".
Para los Boteros de GAESA la presidencia de Trump no será nada positiva, sin dudas. pero dudo que vaya más allá de un par de gestos. Trump tiene otros problemas más agudos de que ocuparse y no que caiga la dictadura castristas qure tampoco están fácil. Cuba no es prioridad para nadie.
No creo ni una palabra, mientras no hayan acciones prácticas, que no sean las de siempre o sea la ambiguedad del baboso lenguaje diplomático. y mas sanciones de presión sobre el Castrismo, como son la reducción de remesas y vuelos a Cuba
O como aquella de Donny Trump cuando en Venezuela Guaidó iba a derribar a Maduro, entonces Trump dijo :
"Todas las opciones están sobre la mesa " pero entonces me pareció que " todas las opciones " se limitaron a poner el cu"'o de Guaidó en una pica y exhibirlo en una esquina de la Avenida Bolívar de Caracas.
Para mí, " todas las opciones " con respecto a Cuba sigue siendo, una revuelta popular imparable con militares incluidos que desaparezca de una vez por todas el Castrofascismo.
Pronto comenzarán los vividores de siempre a costa del sufrimiento del pueblo cubano a buscar cómo sacar réditos de la victoria de Trump.
Siempre aparecen nuevas tonterías,no aprendió que la dictadura cubana siempre va un paso por delante.
El común denominador de todos es: dictadura, narcotráfico y servilismo a China y Rusia como países patrocinadores ....
Que el equipo de Trump intente encontrar puntos de similitudes y vinculaciones entre los regímenes de estos tres países, pues muy bueno. Que los exiliados se unan en ese propósito ya es otra cosa. Pienso que será difícil ese objetivo por la diferencia de situaciones bajo esas dictaduras (propiedad privada, partidos y organizaciones de oposición, sociedad civil, relaciones exteriores, etc) amén de las varias generaciones, cada una con características diferentes, que se dan en el exilio cubano, y no en los más novedosos de Ven y Nicaragua, y de los infiltrados que la SE cubana intentará colar. Que empiecen a trabajar en enero con objetivos claros hacia las dictaduras que en la región pudieran poner en peligro la seguridad de USA, empezando por el origen de ese cáncer. Tras políticas claras en ese sentido, es de suponer que los exilios de cada país, les seguirían.
El relleno con las opiniones que se les pidió a varios especialistas y lo de Cardozo no era necesario, pienso yo.