El avance de la inteligencia artificial (IA) en la sociedad no se detiene. Mientras el espacio publicitario más importante del planeta, el Super Bowl, acoge varios anuncios realizados con la tecnología del momento, OpenAI, la empresa desarrolladora del ChatGPT, queda favorecida en una demanda colectiva establecida por varios escritores.
Históricamente, el partido final de la NFL (Liga Nacional de Fútbol Americano) ha acogido productos tecnológicos como la Apple Macintosh (1984), o compañías de criptomonedas (2022). En 2024, la tecnología de moda es la IA y varias empresas mostraron anuncios relacionados con ella en el Super Bowl, reportó el medio especializado Ars Technica.
Microsoft, por ejemplo, promocionó su asistente de IA Microsoft Copilot (conocido como Bing Chat). Lanzado hace un año, este funciona con grandes modelos de lenguaje de OpenAI. En el primer comercial de Copilot para el Super Bowl hubo escenas de varias personas con textos desafiantes superpuestos en la pantalla: "Dicen que nunca abriré mi propio negocio ni obtendré mi título. Dicen que nunca haré mi película ni construiré algo. Dicen que soy demasiado mayor para aprender algo nuevo. Demasiado joven para cambiar el mundo. Pero yo digo que me miren".
Luego el comercial mostraba a Copilot creando soluciones a algunos de estos problemas, con indicaciones como: "Generar imágenes del guion gráfico. Escribir código para mi juego de mundo abierto en 3D. Pregúntame sobre química orgánica. Diseño un letrero para tu taller de reparación de camiones clásicos".
Dado que la IA generativa es una tecnología inacabada, muchas de estas soluciones son más aspiracionales que prácticas en este momento. Ya se han puesto a prueba varias funciones de Copilot y los resultados no fueron tan pulidos como los que se ven en el comercial.
Otras empresas cuestionaron con sus anuncios la IA. La imagen que acompaña a esta nota es de "Field of Fake", el comercial de BodyArmor que se burló de las deficiencias en la IA generativa "como parte del espíritu cultural de la época, en lugar de intentar venderla como un producto competente", señaló Ars Technica.
Escritores en juicio contra la IA
Mientras la IA fue centro de mesa en el Super Bowl, una jueza de California se puso del lado de OpenAI y desestimó la mayoría de las acusaciones planteadas por un grupo de escritores. Estos alegaban que grandes modelos de lenguaje de ChatGPT fueron entrenados ilegalmente y sin su permiso con copias pirateadas de sus libros, reportó también el citado medio.
Los autores alegaron que la IA supuestamente reempaquetó sus trabajos originales como resultados de ChatGPT, el chatbot más popular del planeta. Consideraron que ello era simplemente una "estafa" de alta tecnología al violarse las leyes de derechos de autor, así como las leyes estatales que previenen las prácticas comerciales desleales y el enriquecimiento injusto.
Sin embargo, la jueza Araceli Martínez-Olguín determinó que los escritores involucrados en tres demandas distintas (Sarah Silverman, Michael Chabon y Paul Tremblay entre ellos), "no han proporcionado pruebas que respalden ninguna de sus reclamaciones, excepto la infracción directa de derechos de autor".
Quizás lo más significativo es que Martínez-Olguín estuvo de acuerdo con OpenAI sobre la alegación de los autores de que "cada" salida de ChatGPT "es un trabajo derivado infractor". La jueza consideró que eso es "insuficiente" para alegar una infracción indirecta, lo que requiere evidencia de que las salidas de ChatGPT son "sustancialmente similares" o "similar en absoluto" a los libros de los autores.
"Los demandantes aquí no han alegado que los resultados de ChatGPT contengan copias directas de los libros protegidos por derechos de autor. Debido a que no alegan copia directa, deben mostrar una similitud sustancial entre los resultados y los materiales protegidos por derechos de autor", escribió Martínez-Olguín.
Los autores tampoco lograron convencer a Martínez-Olguín de que OpenAI violó la Ley de Derechos de Autor del Milenio Digital, al supuestamente eliminar información de gestión de derechos de autor. Esta afirmación fracasó porque los autores no citaron "ningún hecho" de que OpenAI eliminara intencionalmente información.
El único reclamo bajo la Ley de Competencia Desleal de California que se permitió proceder, alegó que OpenAI utilizó obras protegidas por derechos de autor para entrenar ChatGPT sin el permiso de los autores. Debido a que la Ley estatal define ampliamente lo que se considera "injusto", Martínez-Olguín dijo que es posible que el uso de los datos de entrenamiento por parte de OpenAI "constituya una práctica desleal".