El secretario general del Partido Comunista de China (PCCh), Xi Jinping, inauguró hoy el XX Congreso de la formación, llamado a afianzar aún más su poder con un tercer mandato quinquenal inédito entre sus predecesores, donde lanzó varias amenazas a Taiwan, informó EFE.
"En respuesta a las actividades separatistas que buscan la 'independencia', y a las burdas provocaciones del exterior, hemos luchado con determinación, demostrando habilidad y fuerza para salvaguardar nuestra soberanía e integridad territorial", dijo el gobernante chino en su alocución.
"Perseguiremos una reunificación pacífica pero nunca prometeremos renunciar al uso de la fuerza como opción", agrefó Xi antes de definir a China como potencia que promoverá la paz mundial y que "nunca buscará la hegemonía" ni el "expansionismo".
El Gran Salón del Pueblo salió del letargo y estalló en la mayor ovación de la mañana cuando el mandatario aseguró que "la reunificación se conseguirá".
También tuvo palabras sobre Hong Kong y los "desarrollos turbulentos" que ocurrieron allí en el último lustro.
"El Gobierno central ejerció su jurisdicción para asegurar que Hong Kong lo gobernaban patriotas. Restauramos el orden", sostuvo.
Así, la "inferencia extranjera" tuvo un lugar destacado en el discurso: "En medio de cambios drásticos en la arena internacional, nos mantuvimos fuertes y mostramos un espíritu de lucha para salvaguardar nuestra dignidad e intereses. Estamos bien posicionados para seguir con nuestro desarrollo y garantizar nuestra seguridad".
Durante el cónclave, el líder chino aspira de nuevo a que sus leales copen los principales cargos dentro del Partido, al tiempo que se cuestiona si colocará entre los puestos más altos a un potencial delfín.
Pero un tercer mandato de Xi también levanta suspicacias entre quienes auguran "un empeoramiento de los derechos civiles y políticos, los cuales ya estaban gravemente restringidos, dado que las autoridades responden a las quejas con más censura, detenciones arbitrarias y represión", denunció recientemente la ONG Human Rights Watch.