Los migrantes concentrados del lado mexicano de la frontera han comenzado a dirigirse a EEUU a bordo de automóviles para, una vez cerca del punto de inspección, correr hacia los agentes fronterizos estadounidenses y pedirles asilo.
De esta manera manifiestan su desesperación los miles que esperan la oportunidad de cruzar al lado norte, poniéndose en peligro entre las largas filas de autos que circulan por esas vías, reportó desde el cruce de Nogales la agencia EFE.
El aumento de tales casos en esa intersección hizo que en los últimos días se haya incrementado la presencia de agentes de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP) en el punto de control y se monten barricadas en algunas vías de acceso.
La semana pasada se produjeron largas filas de espera en el cruce, al tiempo que CBP informaba de esta nueva modalidad como advertencia para los conductores.
La respuesta del lado mexicano ha sido que oficiales de la Policía Federal de México vigilen el tráfico en dirección a la garita de Nogales, en busca de "sospechosos" sin la documentación requerida para ingresar a Estados Unidos.
"Actualmente, del lado mexicano y en la frontera con Arizona tenemos unos 3.000 inmigrantes indocumentados esperando, algunos de México, Venezuela, Cuba, Honduras y Guatemala", dijo Katie Sharar, representante de la Iniciativa Kino para la Frontera.
La "desesperación" aumentó este fin de semana, después de que el Gobierno indicó el viernes que expandía el Programa de Protección de Migrantes (MPP) al Sector Tucson de la Patrulla Fronteriza, que abarca el 90 % de la frontera de Arizona.
CBP informó que el MPP fue implementado en la garita de Nogales luego de que nueve emigrantes venezolanos invadieron a la carrera los carriles del tránsito para entrar al país, quienes acabaron procesados bajo este controvertido programa, conocido también como "Permanecer en México", y enviados a El Paso, Texas, para su posterior traslado a México.
Para activistas como Sharar, la implementación del MPP en la frontera de Arizona solo aviva la desesperación de los migrantes que no quieren esperar tanto tiempo para presentar sus casos.
"Los albergues del lado mexicano están saturados, muchos temen ser víctimas del crimen organizado, duermen en las calles, bajo temperaturas congelantes", dijo.
Marcos, un inmigrante cubano recientemente liberado por la Patrulla Fronteriza, y quien no quiso dar a conocer su apellido, dijo que entiende la desesperación, pues la experimentó en carne propia.
"Somos muy pocos los que estamos logrando pasar; la gente ya no aguanta más en los albergues en México, no hay ayuda, hay gente enferma, hay mucho dolor", dijo el cubano, que esperó para cruzar cuatro meses en la frontera de Texas y otros dos meses en la de Arizona.
"Por eso hay gente que se está tirando al río (Río Grande) para cruzar y otros que como yo cruzamos por el monte", dijo el inmigrante tras sortear la frontera cerca de Yuma.
Para la abogada de inmigración Claudia Arévalo, este tipo de casos demuestra el caos y el limbo en que se encuentran los migrantes.
Arévalo explicó que, por ley, los agentes de CBP deben procesar a todos los que ingresan al país, inclusive si es por un carril de automóviles. "La Administración Trump les está cerrando todas las vías a esta gente para poder solicitar el asilo; pedir asilo no es ningún delito", sostuvo Arévalo.
Es evidente que la gran marcha migrante en Centroamérica no es algo espontáneo, provocado por la miseria y la violencia, sería demasiado ingenuo pensar así. Está claro que no solo Soros está a la sombra en ese estado profundo, tratando de revitalizar las revoluciones de colores o los Maidanes ucranianos, también están Brian L. Roberts de Amazon y el Bezos del Washington Post, amén de otros más que quieren tambalear a Tump. Lo que se sembró para Venezuela regresa como "bumerán" hacia el norte.