Escrutados más del 98% de los votos, el PSOE logró transformarse en el partido más votado en España, alcanzando 123 escaños, que no le alcanzan para hacerse de las 176 bancas para obtener mayoría, pero lo coloca en una posición de fuerza para conformar gobierno en una alianza, que podría ser con Podemos y con distintas formaciones independentistas.
Esto significa una victoria y reafirmación de la gestión de gobierno de Pedro Sánchez, quien hasta el momento contaba con solamente 84 bancas.
Las encuestas estuvieron muy cerca del resultado electoral, sobre todo en relación al socialismo. En cambio, si bien se presumía que el Partido Popular quedaría en segundo lugar y que alcanzara por lo menos 90 escaños (ellos esperaban 100), apenas logró 66, muy lejos de los 137 que tiene en la actual legislatura del Congreso.
Ciudadanos, que bajo el liderazgo de Albert Rivera jugó a barrer el PP como partido hegemónico del bloque de la derecha, logró su objetivo, y obtiene 57 escaños, superando los 36 que tiene actualmente.
Unidas Podemos, en cambio, bajó a 42, cuando había llegado a 67 en las elecciones de 2016.
Sánchez fue a las elecciones alejándose de los independentistas, con los que llegó al Gobierno, y sugiriendo que podría hacer una alianza con Ciudadanos. En los debates, finalmente, tuvo que negarlo por la enfática negativa de parte de Rivera de encarar una coalición con el PSOE: "con ellos no voy ni a la esquina", dijo el líder político.
El segundo éxito estuvo en manos de Rivera, quien sacó menos porcentaje de votos que Podemos, pero logró más escaños, demostrando que su estrategia, apostando a las zonas rurales, fue exitosa.
El gran perdedor es Pablo Casado, quien en enero parecía que llevaría al PP de regreso al poder y, en cambio, supera por menos de diez escaños a Ciudadanos.
Pablo Iglesias, el líder de Podemos, tampoco salió muy bien parado. El PSOE fue eficiente en recuperar votos que se le habían ido por izquierda y Podemos perdió más de 15 escaños, aunque en la ultima semana el candidato hizo un gran esfuerzo por moderar su discurso, ya que el electorado se fue colocando cada vez más al centro del espectro ideológico.
El fiasco, sin embargo, fue para Santiago Abascal, de Vox. Si bien nunca tuvo presencia en el Congreso de los Diputados y tras escrutinio obtiene 24, esperaba entre 40 y 70 escaños. Con ellos, la extrema derecha vuelve al Congreso tras el fin de la dictadura de Francisco Franco.
En lo adelante, habrá que ver cómo forma gobierno el PSOE. Entre los constitucionalistas existe el temor de que una nueva coalición con el independentismo reavive la vocación separatista que dañó el pacto español de 1978 y ponga en riesgo la unidad de España.
También se teme el indulto a los condenados por la justicia por haber violado la Constitución. Ese, por ejemplo, fue motivo central de la campaña del bloque de la derecha.
Lo único claro es que, como lo venían diciendo las encuestas, se consolidó en España la fragmentación política, como sucede en la mayoría de las democracias europeas. También que, como en los demás países de la UE, la ultraderecha logró una representación parlamentaria importante, aunque muy lejos de formar gobierno por si sola.
El PSOE deberá dar respuesta a la desocupación, que ronda el 15%, y a una economía que está estancada, entre tantas angustias por las que pasan los españoles.