Con los acontecimientos sucediéndose uno tras otro luego de la proclamación del diputado Juan Guaidó como presidente interino, la prensa internacional ha vuelto a poner el foco en Venezuela y los expertos han expuesto sus preocupaciones.
Los medios se apresuran a titular la situación venezolana como la nueva Guerra Fría, como si la asunción del parlamentario fuera la crisis de los misiles de 1962 y el éxodo venezolano, la migración del Mariel. Los 5.000 marines en Colombia en la servilleta de Bolton hicieron ver a algunos la señal de un desembarco en Bahía de Cochinos. Y, probablemente, el "antimperialismo" gubernamental sueña con cambiar marines por compotas.
El apoyo de Rusia fue contundente en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas al considerar que Venezuela es un país soberano y debe resolver sus asuntos internamente, como marca el tradicional derecho internacional de corte realista. EEUU, por el contrario, marca la pauta en el derecho de la comunidad internacional a intervenir en una situación que, luego de 3.000.600 emigrantes, afecta a toda la región. China terció pidiendo una solución pacífica a través del diálogo.
¿Puede ser Venezuela una nueva Cuba?
En el diario La Vanguardia lo afirman. Una cabeza de playa para los rusos, de quienes Venezuela es el principal comprador de armas del continente y con quienes Venezuela tiene negocios en el sector petrolero y una creciente deuda. Pero lo de nueva Cuba lo leen en el diario barcelonés por el aislamiento provocado por EEUU, la Unión Europea y buena parte de América Latina. La Vanguardia recuerda que Cuba recuperó sus relaciones con EEUU y es Venezuela la que las ha roto. Y esta ruptura pone a Venezuela en una "mejor situación para servir a los intereses del Kremlin". Recuerda el diario que ni las sanciones diplomáticas, ni económicas acabaron con Irán y Corea del Norte.
El portal paneuropeo Euronews le preguntó a varios expertos. Uno de ellos, Carlos Malamud, recuerda el importante proveedor petrolero que ha sido Venezuela de EEUU, pero señala que el país del norte es hoy en día casi autosuficiente, mientras que para Venezuela sigue siendo el primer proveedor de divisas. A falta del muro construido en la frontera con México, afirma el investigador del Instituto Elcano, Venezuela es una reivindicación "barata" para las bases radicales del empresario presidente Trump.
En Euronews también entrevistan al profesor venezolano de Harvard, Ricardo Hausmann, quien afirma que EEUU también considera problemas de narcotráfico y lavado de dinero. Acusaciones que en algún momento Washington hizo a La Habana y que de alguna manera se confirmaron cuando el general Arnaldo Ochoa y otros tres militares fueron fusilados en la isla caribeña. Pero para Hausmann la principal razón por la que Rusia apoya a Venezuela es pecuniaria: "El Gobierno ruso tiene intereses políticos y algo así como el 5% de la deuda pública externa, la cual se usó para financiar los aviones de caza Sukoy y los submarinos", sostiene.
Sin embargo Dmitry Rozental, experto ruso en América Latina, cree que no todos los contratos estarían en peligro en un posible gobierno de Juan Guaidó. "Venezuela, necesita de nuestra tecnología y de nuestras inversiones", remata. Además de añadir que la relación de Venezuela y Rusia también se sostiene en la lealtad, debido a que el Gobierno de Maduro ha apoyado a los rusos en su reconocimiento de Osetia del Sur, Abjasia y la situación de Ucrania.
Puro humo ruso
En El País, Lluis Bassets sostiene también que lo de Trump con Venezuela es sobre todo una buena cortina de humo. Que la política realista y transaccional de Trump busca crear un conflicto en el que aparece Rusia de por medio, para barrer debajo de la alfombra la investigación de colusión, precisamente con Rusia, de la que se le acusa.
En la revista colombiana Semana, Thomas Posado dice que la tensión entre EEUU y Rusia es sobre todo porque "hay intereses económicos muy actuales, vinculados al reembolso de la deuda venezolana, de la que ambos países son acreedores".
El economista venezolano, marxista pero opositor, Manuel Sutherland, compara en la revista Nueva Sociedad la actitud de la oposición venezolana, con la de la oposición cubana durante el Periodo Especial: "esperan que una voraz crisis económica obligue a la gente a salir a la calle y a hacer una 'revuelta de hambre' que barra con el Gobierno de alguna forma". No pasó en Cuba, tampoco parece que vaya a pasar en Venezuela.
En la revista Time, un exresponsable del Comando Sur de EEUU alerta que una intervención en Venezuela podría empeorar las cosas. Si bien afirma que es tiempo de que Maduro se vaya, indica que se debe ser cauteloso, pues las buenas intenciones que pueda tener EEUU están cargadas de fantasmas para los latinoamericanos. Apuesta por continuar con la diplomacia blanda, ser más frontal e incorporar a México en un proceso de diálogo. No menciona que sea posible el surgimiento de "uno, dos, tres Vietnam".
The Economist, por su parte, habla de la batalla por Venezuela. Y pone en duda que solo las protestas puedan hacer que Maduro se vaya del poder porque, de ser así, luego del 23 de enero se habría montado en un avión con destino Cuba. Y, como otros medios, hace un recuento de los factores de poder con los que cuentan Nicolás Maduro y Juan Guaidó: el primero con el apoyo de las Fuerzas Armadas, y las armas de China, Rusia y Turquía; el segundo, con EEUU, buena parte de América Latina y Europa.
"¿Una Siria caribeña?", se pregunta Der Spiegel, el semanario alemán que sigue el análisis de Caracas Chronicles y que se preocupa de la posibilidad de que las Fuerzas Armadas se dividan y se confronten y que, como Siria,Venezuela sea un territorio de una confrontación internacional auspiciadas por fuerzas extranjeras.
Así, como algunos pueden ver en la Venezuela actual elementos de la vieja Guerra Fría del siglo XX, el trío de analistas venezolanos (Nelson Eduardo Bocaranda, Edgard Gutiérrez y Oswaldo Ramírez) del podcast Bestiario Político, ven en la "ayuda humanitaria" promovida por la oposición la posibilidad de un muro de Berlín que, al ser traspasado y entregada la ayuda, debilite y haga sucumbir el resto de la estructura.
Si no es Guerra Fría, por lo menos Venezuela es una papa caliente para la comunidad internacional.
Este artículo apareció originalmente en Venecuba, un sitio venezolano con fines informativos para compartir noticias y análisis sobre la presencia e influencia de Cuba en Venezuela.