El presidente de Zimbabue, Robert Mugabe, salió este viernes por primera vez de un arresto domiciliario impuesto por el Ejército y presidió una ceremonia de graduación universitaria, en una frágil muestra de normalidad, mientras organizaciones civiles y ciudadanos en las redes convocan para este sábado manifestaciones en contra de Mugabe.
Las fuerzas armadas indicaron que apoyan los planes de realizar una manifestación, siempre y cuando sea ordenada y pacífica, reporta AP.
En una extraordinaria transmisión noticiosa nocturna, la cadena ZBC —que por décadas ha sido un vocero del Gobierno de Mugabe— reportó acerca de la campaña que ha surgido para su derrocamiento y mostró un video de miembros del partido gobernante en el que dicen que él debería renunciar.
Vestido con una túnica azul, el presidente de 93 años se unió este viernes a los académicos en una alfombra roja y se sentó en una silla de respaldo alto ante miles de estudiantes e invitados, una rutina que ha llevado a cabo por muchos años como el rector honorario oficial de las universidades de Zimbabue.
Sin embargo, en esta ocasión el espectáculo fue perturbador debido a que la autoridad del mandatario de mayor edad en el mundo, alguna vez vista como invulnerable, se debilita a diario.
Que le permitieran a Mugabe asistir al evento en la Universidad Abierta de Zimbabue posiblemente reflejó un cierto grado de respeto por parte de los militares hacia el presidente, quien alguna vez fue un líder rebelde que tomó el poder después de que el país se sacudió el gobierno de una minoría blanca en 1980. Las fuerzas armadas se encuentran en una posición delicada: enviaron tanques y tropas a la ciudad de Harare esta semana para poner fin de hecho a la era de Mugabe, al tiempo que se abstuvieron de tomar medidas más severas que le darían fuerza a las acusaciones de que organizaron un golpe de Estado y violaron la constitución.
De acuerdo con un reporte de EFE, organizaciones civiles, ciudadanos de a pie y la asociación de veteranos de guerra de Zimbabue preparan para este sábado una marcha contra Mugabe, quien se resiste a dimitir pese a que las fuerzas armadas han tomado el control del país.
Bajo consignas como "#Mugabemustgo" (Mugabe debe irse) o "#ariseZimbabwe" (levántate, Zimbabue), la llamada se extiende por las redes sociales, con el apoyo de grupos civiles como Viva Zimbabue.
Los ciudadanos están llamados a marchar pacíficamente por la tarde en la capital, Harare, para "reclamar un liderazgo" que libere a los ciudadanos del país del "sufrimiento que han soportado durante demasiado tiempo", según reza una de las convocatorias.
"El ejército ha despejado el camino para nosotros. Ahora vayamos y hagamos conocer nuestros deseos. Queremos Zimbabue y lo queremos ahora", añade en su mensaje en la red social Twitter.
La influyente Asociación Nacional de Veteranos de la Guerra de Liberación de Zimbabue (ZNLWA) saludó esa convocatoria y anunció para este sábado un mitin multitudinario contra el presidente.
"Él (Mugabe) pensaba que tenía a la gente. Mañana verá", dijo el líder de la asociación, Christopher Mutsvangwa, en una rueda de prensa en la que aseguró que el presidente "está acabado" y que "no se le permitirá continuar" y se le dará un "ultimátum" para que dimita.
Los militares tomaron el control del país en la noche del martes al miércoles y, en un mensaje emitido de madrugada en la tomada televisión nacional, explicaron que no se trataba de un golpe contra el presidente sino de una operación contra "criminales" de su entorno.
Pese a la tensión política, las calles del país se han mantenido en relativa calma hasta la fecha.
Mientras Mugabe permanecía confinado en su residencia, las fuerzas armadas arrestaron a tres ministros afines a las aspiraciones políticas de la primera dama, Grace Mugabe, quien sonaba como candidata a vicepresidenta después de que su marido destituyese la semana pasada a Emmerson Mnangagwa.
Precisamente, la expulsión del vicepresidente —un incondicional del partido y veterano de guerra que estaba en todos los pronósticos como sucesor de Mugabe (de 93 años y en el poder desde 1980)— se considera el detonante principal de la crisis.
De acuerdo a los medios locales, los militares buscan pactar la salida de Mugabe del poder, aunque no necesariamente de forma inmediata.
Mugabe es reticente a dimitir, según las mismas fuentes, y quiere asegurarse la inmunidad para él y la primera dama.
Algunas de las hipótesis que se barajan son que dimita en breve y Mnangagwa, huido a Sudáfrica, vuelva al país para encabezar un Gobierno transitorio de concentración o que Mugabe permanezca en el cargo hasta el congreso de su partido en diciembre o hasta las elecciones de 2018.
Bajo el régimen autoritario de Robert Mugabe, aliado de los Castro, Zimbabue se ha visto sumido en una corrupción y una pobreza cada vez mayores, con un desempleo que alcanza a casi el 90% de la población activa y reiteradas y graves violaciones de los derechos humanos.
En las elecciones de 2013, clasificadas como fraudulentas por la oposición, Mugabe afirmó que quien no estuviera contento con los resultados, podía "ahorcarse". Sobre los miembros del partido opositor MCD, dijo que "cuando mueran, ni siquiera los perros se molestarán en oler sus cadáveres".
En 2016, Mugabe ordenó detener a los deportistas de Zimbabue que participaron en las olimpiadas de Río de Janeiro por no obtener medallas.
El dictador africano viajó a Cuba en noviembre de 2016 para participar en los actos de homenaje tras la muerte de Fidel Castro.
El Gobierno cubano lo distinguió en 1986 con su distinción más alta, la Orden José Martí.