Es tiempo de playa en el hemisferio norte, incluso para los líderes chinos, que estos días pasan unos días en el complejo turístico de Beidaihe, aunque no descansarán demasiado, ya que van a debatir el futuro del Partido Comunista (PCCh), reporta EFE.
Rodeados de grandes medidas de seguridad y envueltos en tal secretismo que su viaje ni siquiera ha sido anunciado, los principales responsables del Gobierno chino, encabezados por el presidente del país, Xi Jinping, pasarán varios días de agosto en ese destino vacacional, a 280 kilómetros al este de Pekín y en la orilla del mar de Bohai.
Nunca se puede asegurar qué días y cuántos van a pasar en la playa, aunque los observadores señalan que la ausencia de Xi y otros líderes en los informativos de la televisión oficial esta semana son prueba suficiente de que ya se encuentran en Beidaihe, disfrutando de la hamaca y de las olas.
El veraneo en ese complejo, una tradición implantada por Mao Zedong en 1953 y que se ha repetido casi todos los años desde entonces, es la ocasión ideal para charlas informales entre los líderes chinos en las que se discuten las próximas líneas a seguir por el régimen.
Este año se espera que los encuentros en Beidaihe sean especialmente importantes, ya que la cúpula comunista se encuentra a pocos meses de la celebración del XIX Congreso del PCCh, en el que habrá una renovación del Comité Central, el grupo de siete personas (entre ellas Xi) que controla el poder en el régimen.
Este congreso, que se celebra cada cinco años, llega en esta ocasión envuelto en más misterio que nunca, ya que solo se da por seguro que uno de los siete poderosos miembros de ese Comité Permanente, Xi, permanecerá tras el cónclave, pero se ignora quién más continuará y cuáles serán las incorporaciones.
El régimen personalista que ha instaurado Xi, que ha concentrado mayor poder que su antecesor Hu Jintao, ha sembrado muchas dudas sobre el rumbo a seguir, así que se desconoce si en el XIX Congreso se ascenderá o no al Comité Permanente líderes más jóvenes destinados a sucederle en la próxima década.
En teoría, cinco de los miembros de ese comité deberían retirarse por edad tras el XIX Congreso, ya que rozan o sobrepasan los 70 años, la edad recomendable (aunque no obligatoria) de retiro en la cúpula comunista.
Sin embargo, uno de ellos, Wang Qishan, el gran responsable de la campaña anticorrupción que en los últimos años se ha saldado con cientos de condenas de altos cargos en el país, podría quedarse, dado su visible poder a la hora de apartar del PCCh a miembros de facciones contrarias al presidente.
Por otro lado, Xi, de 64 años, y el primer ministro, Li Keqiang, de 62, son los más jóvenes en el septeto y en teoría permanecerán en el Comité hasta su retirada en el XX Congreso de 2022, pero también hay dudas.
Los analistas no dan por segura la continuidad de Li, quien ha tenido un perfil bajo como jefe de Gabinete, y, por otro lado, consideran que Xi podría optar a un tercer periodo como máximo líder del PCCh y por ende presidente de China, entre 2022 y 2027, lo que rompería la tradición de sus antecesores.
La solución a este rompecabezas será tema de conversación en las playas de Beidaihe, un lugar donde históricamente los líderes chinos han tomado grandes decisiones, aunque no siempre acertadas.
Se dice que allí, por ejemplo, se le ocurrió a Mao Zedong el plan económico del Gran Salto Adelante, que en los años 50 y 60 causó una hambruna con millones de muertos.
Poco se sabe de la rutina de los líderes en Beidaihe, aunque en 2012 la revista oficial Global People reveló algunos secretos, como el de que un escuadrón de soldados del ejército chino es entrenado en natación de resistencia para rodear la zona en la que se bañan los gerifaltes comunistas y protegerlos así de curiosos y espías.