El Consejo para la Transición Democrática en Cuba emitió este domingo una declaración en la que se solidarizó con el pueblo de Afganistán ante la toma del país por los talibanes, representantes de un régimen intolerante que impone el miedo a la libertad.
En un documento que titula "Cuba y Afganistán: Los Talibanes del mundo. La intolerancia y el miedo a la libertad", la organización hace una comparativa entre los regímenes de la Isla y el del Estado Islámico.
A continuación, la declaración completa, firmada por Marthadela Tamayo González, vicepresidenta primera; Elena Larrinaga de Luis, de la Secretaría Relaciones Internacionales, y Manuel Cuesta Morúa, vicepresidente.
"Cuba y Afganistán: Los Talibanes del mundo. La intolerancia y el miedo a la libertad"
Si la intolerancia es sinónimo de intransigencia, terquedad, obstinación, testarudez por no respetar a las personas que poseen pensamientos diferentes bien sea en el ámbito político, religioso, cultural, sexual, racial y otros, deducimos entonces, que la intolerancia es un antivalor que no permite una buena convivencia entre las personas.
La religión juega desde los albores de la civilización un papel preponderante en el devenir de la humanidad. Ha ejercido un dinamismo constante y perdurable en las manifestaciones de las creencias, experiencias y conductas de los seres humanos, cuyo objetivo fundamental se supone es el de encontrar la respuesta más adecuada sobre el sentido diario y último de la vida.
Por ello mismo ha sido utilizada, por el poder civil, como escudo para ejercer, a través de ella, un poder omnímodo sobre la humanidad. Los recientes acontecimientos en Afganistán lo vuelven a poner de manifiesto.
El pueblo de Cuba es víctima de este tipo de intolerancia ya que el comunismo se impuso, más como una forma de religión, que como un sistema político ateo. Su cuestionamiento ha supuesto y supone un gran sufrimiento incluso con pérdidas de vida en nuestro país. Es por ello que queremos mostrar toda nuestra solidaridad al pueblo de Afganistán. Nuestra especial preocupación y apoyo a las mujeres que quedarán sometidas a un sistema, que ejercerá sobre ellas la violencia institucional con total impunidad, como soportan las mujeres en Cuba.
Igualmente, sufrirán la violencia de género ante la indiferencia más absoluta. Serán maltratadas y tendrán que vivir con el miedo constante a ser agredidas y discriminadas. Perderán su derecho a expresarse libremente, a hablar alto y reclamar sus derechos, sin miedo a ser encarceladas, perseguidas o asesinadas por ello. Las mujeres cubanas somos conscientes del sufrimiento que produce la intolerancia y sus manifestaciones siempre violentas, así como el éxodo, la separación familiar y la pérdida del sentido de pertenencia. El dolor por la patria se queda grabado ad eternum en el corazón.
En su libro El miedo a la libertad, Erich Fromm explora la relación cambiante entre la humanidad y la libertad. Pone énfasis en las consecuencias de la ausencia de la última y en las condiciones psicosociales que han permitido la emergencia de los totalitarismos político/religiosos y para ello hace una distinción en lo que denomina la "libertad negativa" y la "libertad positiva".
La primera es aquella que se refiere a la emancipación de restricciones como convenciones sociales implantadas por otras personas o por la sociedad. Sin embargo, de acuerdo con Fromm, este tipo de libertad por sí sola puede ser una fuerza destructiva a menos de que esté acompañada por un elemento creativo, realmente potente y diferenciador que sería la libertad positiva, entendida como la capacidad de cualquier individuo de ser dueño de su voluntad, y de controlar y determinar sus propias acciones.
Todo, pues, depende de todos nosotros mismos, de nuestra propia capacidad de interiorización. Gobernantes y ciudadanos deberíamos de realizar este viaje interior que nos llevaría a superar temores infundados y recelos recíprocos. Debemos hacer nuestra propia catarsis de empoderamiento personal como individuos.
El miedo a la libertad es un síntoma de debilidad, que se refleja en comportamientos y decisiones absurdas y contraproducentes, no sólo para quienes las sufren, sino también para aquellos que se ven forzados a ejecutarlas. Sus consecuencias son impredecibles y perjudiciales para todos.
Fromm dice que "solo hay un significado para la vida: el acto de vivirla", pero a la vez advierte que para estar verdaderamente en contacto con la humanidad, es necesario de corazón, estar en contacto con aquellos, los más cercanos, con los que se comparte el mundo.
Así de fácil.
Consejo para la Transición Democrática en Cuba
Marthadela Tamayo González Elena Larrinaga de Luis
Vicepresidenta Primera Secretaría Relaciones Internacionales
Manuel Cuesta Morúa
Vicepresidente
La Habana, 22 de agosto de 2021