El cubano Elías Pérez Bocourt fue liberado este martes, por cumplimiento de sanción, después de permanecer 27 años encarcelado por intentar abandonar el país a principios de los 90, informó a DIARIO DE CUBA el sindicalista independiente Iván Hernández Carrillo.
Pérez Bocourt, un afrodescendiente cubano con limitada capacidad mental debido a un accidente que tuvo en su niñez, fue enviado a la cárcel en enero de 1992, en el caso del Club Náutico de Tarará, donde murieron cuatro policías, incluido el sargento Rolando Pérez Quintosa. Fue acusado de los delitos de "cómplice de asesinato y piratería", y condenado a 30 años.
En el mismo caso fueron sentenciados a pena de muerte y ejecutados el 20 de febrero de ese propio año Luis Miguel Almeida Pérez, de 24 años, y René Salmerón, de 22, acusados de causar la muerte de los oficiales.
Los dos jóvenes fusilados intentaron secuestrar una embarcación el 8 de enero en la base naval del este de La Habana, y, al no conseguirlo, terminaron disparando a cuatro policías cubanos, dos de ellos atados de pies y manos.
El Tribunal Supremo procesó en el mismo caso a otros siete cubanos, entre ellos Pérez Bocourt. Pedro de la Rosa fue sentenciado a 15 años; Esperanza Atienzo y Miderglis Ponce, sancionadas a diez y cuatro años, respectivamente, y María Mendoza, a diez años. Todos intentaban salir del país en el mismo viaje.
"Pérez Bocourt tiene hoy 50 años de edad, nació el 5 de marzo de 1969. Se pasó toda su juventud en la cárcel. Durante su encierro sufrió muchos actos de vejación", relató a DIARIO DE CUBA el exprisionero político Hernández Carrillo.
"Sufrió golpizas, fundamentalmente en Kilo 8, Camagüey (donde estuvo confinado aunque él es de La Habana). En esa prisión lo golpeaban los días en que se conmemoraba la fecha en que él trató de salir del país. Como para que no se le olvidara", añadió.
"Lo mantuvieron ocho años en una celda solo y los guardias ordenaban a presos comunes que le lanzaran excrementos por las rejas", contó.
Ya en el Combinado del Este de La Habana, a donde fue trasladado en 2000, realizó varias protestas, entre ellas una huelga de hambre para que lo reconocieran como preso político.