La opositora Rosa María Payá y la artivista Tania Bruguera encabezan "líneas de trabajo" de la CIA "para estructurar una 'oposición' interna entre los jóvenes y artistas", publica el diario oficial Granma este jueves.
Acusar a opositores y críticos de trabajar para la Agencia Central de Inteligencia (CIA) es un recurso que el régimen ha utilizado durante casi 60 años para desacreditar a sus detractores e incluso encarcelarlos.
Payá es un blanco frecuente de la prensa oficial. La activista ha conseguido trazar una efectiva estrategia internacional para dar a conocer su proyecto, CubaDecide. Por su parte, Bruguera es una prestigiosa artista que ha impulsado iniciativas dentro de la Isla para despertar a la sociedad civil.
El texto de este jueves fue publicado por el bloguero oficialista Arthur González en el sitio El Heraldo Cubano. Granma lo reproduce sin mencionar al autor, por lo que, al parecer, asume su contenido.
Según el artículo, la CIA arrecia sus acciones "contrarrevolucionarias" y "como arma fundamental mantiene la guerra económica, con la ilusión de que el pueblo se lance a las calles y exija cambios".
A esto se añaden las iniciativas dirigidas a sectores concretos de la sociedad cubana, como los jóvenes y artistas, indica el texto.
El proyecto CubaDecide propone la celebración de un plebiscito vinculante para que los cubanos puedan elegir el sistema político bajo el cual quieren vivir. Quizás por ello Payá se lleva la parte más virulenta del artículo, en el cual se le acusa de estar "entre los asalariados que más financia actualmente la CIA".
El texto reproducido por Granma menciona a CubaDecide, pero no explica a los cubanos en qué consiste.
Payá, "que no reside en la Isla, ni nunca fue miembro de grupitos contrarrevolucionarios", resulta que cursó sus estudios "en la Universidad de La Habana y no es aceptada por elementos 'disidentes' de larga data al servicio de los yanquis", dice.
En la actualidad, recibe "un apoyo total de la CIA y políticos como Marco Rubio e Ileana Ros-Lehtinen" y se dedica a viajar por el mundo para exigir "poner fin a la represión y la falta de libertades", se queja el autor.
No hace referencia a que la activista es hija de Oswaldo Payá, líder disidente fallecido en un suceso que el Gobierno cubano presenta como accidente de tránsito, pero la familia denuncia como un asesinato de la Seguridad del Estado.
En el pasado, sin embargo, la prensa oficial ha llegado a acusar a Rosa María Payá de intentar sacar rédito de la muerte de su padre e incluso ha cuestionado su salud mental.
La otra parte del texto está dedicada a Tania Bruguera, quien se ha convertido en una de las bestias negras de las élites del poder en Cuba por su influencia en el sector cultural.
"Otra línea de trabajo de la CIA es sobre el sector artístico-intelectual, donde la artista plástica Tania Bruguera tiene la cara visible en busca de captar adeptos para sus planes", dice artículo.
La espina clavada del régimen en este caso fue el intento de realizar la performance "El susurro de Tatlin" en la Plaza de la Revolución, en diciembre de 2014, lo que la Seguridad del Estado impidió con una intensa represión.
El autor del artículo la creación del Instituto de Artivismo Hannah Arendt (INSTAR) y lo describe como un "engendro creado para sustentar esa estrategia subversiva como 'un espacio de alfabetización cívica en la Isla'".
El proyecto más reciente de INSTAR, ofrecer financiación "a cineastas cubanos, para 'promover la diversidad de voces en el audiovisual independiente cubano, impulsar a directores, productores y guionistas noveles de comunidades poco representadas, a contar sus historias'", también forma parte, según la versión oficial, de la estrategia subversiva de la CIA.
Jóvenes, artistas y personas que "se lancen a las calles y exijan cambios", o que sencillamente sientan necesidad de contar sus historias, pueden ser por tanto, para el régimen, agentes involuntarios o conscientes de las estrategias que supuestamente la CIA implementa ahora en Cuba a través de activistas como Payá y Bruguera.