El periodista Maykel González Vivero, colaborador de DIARIO DE CUBA, fue liberado este miércoles después de pasar tres días en un calabozo de Baracoa, a donde se había trasladado para reportar sobre los estragos del huracán Matthew.
"Hay que vivir eso para saber lo que es y para conocer bien a Cuba, uno no se imagina cómo es un calabozo de esos. Tiene que ser una de las peores cosas del mundo", dijo a DIARIO DE CUBA poco antes de abordar un ómnibus para viajar hacia Guantánamo.
La detención de González Vivero inició una arremetida de la Seguridad del Estado contra periodistas no vinculados a medios oficiales que intentaron informar sobre la situación en que se encuentran los pobladores de localidades guantanameras tras el devastador paso de Matthew.
Este miércoles, nueve integrantes del sitio en internet Periodismo de Barrio, entre ellos su directora, Elaine Díaz, fueron arrestados también en Baracoa y trasladados hacia Guantánamo, según confirmaron fuentes familiares.
"Yo estaba sencillamente haciendo entrevistas", dijo González Vivero sobre su arresto. "Incluso en el momento en el que me detienen estaba entrevistando a la presidenta de un CDR", añadió.
Especificó que fue detenido por la Seguridad del Estado y trasladado a una unidad policial.
"Allí hubo cierta dilación, como si estuvieran decidiendo qué iban a hacer conmigo, y acabaron quitándome todas mis cosas y metiéndome en un calabozo", dijo. "Estuve incomunicado, no me dejaban hablar con mi familia, no me dejaban acceder a un fiscal. Atención médica mala, cuando la pedí. La solidaridad que recibí fue de los otros presos, de esa gente nada, malos tratos".
González Vivero indicó que, al principio, los agentes del régimen le dijeron que estaba detenido "por interés de la Seguridad del Estado", pero "después se inventaron un delito: actividad económica ilícita".
"Me decomisaron la computadora y la cámara fotográfica. Voy a presentar una reclamación en la Fiscalía en Guantánamo", afirmó.
El periodista señaló que en el calabozo conoció a dos disidentes: Víctor Campa, de Santiago de Cuba, y Emilio Almaguer, quien había recibido donativos para apoyar a los damnificados de Baracoa. El resto eran presos comunes.
"Conocí sus historias. Aprendí tantas cosas. Me dolió y no habría querido vivirlo, pero es mucho lo que aprendí", aseguró González Vivero. "Me decían 'cuenta, cuenta todo lo que está pasando'".
"Sentir que no tienes derechos, que no puedes reclamar nada. Había un letrero grande a la entrada de los calabozos que explicaba los derechos de los presos; se suponía que podía ver al instructor en cualquier momento, pero nunca me dejaron ver al mío (…) Nunca me dejaron llamar. Me decían que sí, pero no me dejaban", explicó.
En cuanto a la solidaridad que recibió de los presos comunes, detalló: "La primera noche me pude bañar porque un preso que está acusado de robo con fuerza me prestó una toalla y un pedacito de jabón. Pude mandar un recado a mi familia gracias a que un preso al que todavía no le habían quitado el móvil me hizo el favor, con su saldo, de hacerme la llamada; era un panadero al que habían detenido porque una parte del pan que había hecho estaba falto de peso", detalló.
González Vivero calculó que a última hora estaban en la celda unas 14 personas. "Parece que ayer hicieron una redada", dijo.
Maykel González Vivero reside en Sagua la Grande y perdió recientemente su trabajo en la emisora local por escribir para medios independientes.
En su camino a la zona afectada por el huracán, escribió para DIARIO DE CUBA el artículo "Camino a Baracoa tras el paso de Matthew", en el que criticó la propaganda política en medio del desastre.