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Velas

Escuela de Velas de Caibarién: de fabricar campeones a la parálisis

La falta de un barco que custodie las prácticas de los estudiantes pone en peligro la participación en un venidero campeonato nacional.

Caibarién
Barco roto en la Escuela de Vela de Caibarién, Villa Clara.
Barco roto en la Escuela de Vela de Caibarién, Villa Clara. Diario de Cuba

La Escuela de Velas Marcelo Salado Lastra, de Caibarién, Villa Clara, fábrica de campeones del deporte náutico durante décadas, hoy no tiene un barco para custodiar las prácticas de navegación de sus alumnos y, con otro Campeonato Nacional en el horizonte, se encuentra a punto de perder los orgullos de antaño

El pasado 11 de abril, una publicación al respecto del profesor Lisandro Ceballos en Facebook fue replicada por decenas de caibarienenses alarmados y generó numerosos comentarios.

Tuvo que protestar un profesor de Matemáticas del centro estudiantil, perteneciente a la Escuela de Iniciación Deportiva Escolar (EIDE) provincial y al INDER, y no un entrenador o Neuris Molina León, su director, para que las autoridades correspondientes se movilizaran en aras de gestionar una embarcación —propiedad de una entidad ajena al deporte— con la cual reiniciar el entrenamiento de los jóvenes deportistas, largamente detenido en el tiempo.

Según el maestro, la única aspiración común canalizada a través de sus educandos es y ha sido "queremos navegar".

"La Academia de Velas de Caibarién no podrá participar en las Competencias Nacionales de 2023, pues no tenemos embarcación auxiliar hace ya un año, (y esto es) conocido a todos los niveles", escribió Ceballos. Señaló que un propietario particular estaba dispuesto a cambiar su barco y un motor adicional por una embarcación desahuciada de la escuela, "pero Capitanía y Puertos Nacionales no permitieron el cambio".

"No se aprecia solución alguna, será la primera vez que no se participe en estas competencias, un hecho histórico, cómo lo es también tener (aquí a) los Campeones Mundiales de Murcia 1999", advirtió Ceballos.

"Capitanía y Puertos Nacionales de Cuba: ¡Es hora de cambiar todo lo que deba ser cambiado! Son tiempos difíciles, de mucha escasez, ayudar a resolver problemas y no obstaculizar. Solo queremos navegar", concluyó

La negativa reiterada por parte de la entidad —a cargo de todas las naves y perteneciente a Tropas Guardafronteras (TGP) del Ministerio del Interior— a tramitar la liberación de una chalana obsoleta que se pudre por falta de motor e imposibilitada de repararse, y que antes se utilizaba para custodiar a los muchachos como garantía de vida ante cualquier incidente en el mar, no encontró salida dentro del círculo vicioso de la burocracia verdeolivo. Esto ha imposibilitado el trueque por otra embarcación.

Las opiniones que suscitó la publicación de Lisandro Ceballos, sin embargo, han sido de tal cariz que el maestro recibió —posteriormente y de forma privada— la promesa "de que todo eso se resolverá para la semana entrante, tras el acuerdo pactado de alquilar al CITMA (Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente), momentáneamente, una embarcación subutilizada por ellos", pero a un costo de 8.000 pesos mensuales y durante un trimestre.

"¡Qué falta de respeto a los alumnos, profesores y a nuestro pueblo de Caibarién! ¡Qué poca vergüenza y descaro! Pero ustedes no se queden de brazos cruzados, ¡que vaya alguien personalmente al Comité Central y lleve una carta firmada por todos los alumnos y profesores! (…) Eso hicimos nosotros, los padres, cuando querían desahuciar la escuela primaria Francisco Ferrer, que cumplía 100 años, y la querían destruir ese mismo año, en vez de repararla", comentó Yamilet González en la publicación de Ceballos.

Añadió que los padres recogieron firmas y las llevaron a La Habana. "En unos meses, ya estaban reparando la escuela… Luchen, muchachos, no se dejen arrebatar sus sueños por personas inescrupulosas que viven su buena vida a costa de sus cargos, y a quienes poco les importa Caibarién ni su pueblo", agregó González.

"Es bastante duro ver cómo nuevos estudiantes se inscriben solo por interés en navegar y la idea de ser alguien en este hermoso deporte y no podemos ni tan siquiera entrenar. Por favor, ya va siendo hora de que esto llegue a su fin, solo queremos navegar", dijo por su parte Eliecer Miranda.

"Se dedican a matar las tradiciones, no solo de Caibarién, sino de Cuba entera, qué tristeza... seguro que es culpa del bloqueo", ironizó Daniyami Mujica.

"Eso es una falta de respeto para los deportistas que tantos triunfos han dado, que no puedan participar por culpa de los dirigentes", criticó Regla Victoria.

"Cuánta tristeza, por Dios, un lugar con tantos campeones a todos los niveles… Es producto de la ineptitud y los inoperantes: la destrucción total, como un barco al pairo", dijo Julio Antonio Echevarría.

"Quién iba a decir esto: los veleros de Caibarién ausentes de su evento nacional. Se dice y no se cree", apuntó Rujainy Pérez.

"Escuchen al pueblo, es un reclamo legítimo y merecen una respuesta ¿Dónde están los diputados de Caibarién? Tengo familia con tradición en este deporte, con mucho sentido de pertenencia, ¡Escúchenlos!", exigió Celia María García.

Mientras la Escuela de Velas Marcelo Salado Lastra espera que se cumpla la promesa hecha al profesor Ceballos, dentro de tres meses deberán celebrarse en Cuba los campeonatos anuales por categorías de edades (I y II) y modalidades náuticas tipo (Láser, x14, Tabla, Joby, Single, Snipe, etc.), en los cuales los caibarienenses aspiran, no obstante adversidades, a salir airosos.

La academia de Caibarién, proveedora de campeones históricos como la dupla —insuperada hasta hoy— de Nélido Manso y Octavio Lorenzo, en Snipe, con cinco medallas de oro en juegos Panamericanos (1991, 1995, 1999) y Centroamericanos (1993), campeona del mundo en España (1999), y que junto a Sanlay Martínez continúa su ascenso planetario, sortea hoy la miseria material y espiritual reinante, tras la desaparición de las competiciones, hecho acontecido, paradójicamente, tras la publicación en el diario oficial Juventud Rebelde del artículo "Despliegan velas en Caibarién", cuando las competencias marítimas de Cuba aún encontraban espacios donde entusiasmar a seguidores.

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