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Política

El temor por su seguridad impide a Gari Kaspárov asistir al sepelio de su madre en Moscú

'Sabe que ese viaje sería solo de ida. Nunca le he sentido tan hundido', confiesa su amigo, el gran maestro Gennadi Sosonko.

Moscú
Gari Kaspárov y su madre, Clara.
Gari Kaspárov y su madre, Clara. G. KASPÁROV/TWITTER

Clara Shagenovna Kaspárova, la madre de Gari Kaspárov, falleció el viernes a causa del Covid-19 en Moscú, pero su hijo, el excampeón mundial de ajedrez, no podrá acudir a su sepelio debido a que es un feroz opositor del presidente Vladimir Putin y teme por su seguridad en Rusia.

Shagenovna Kaspárova, fallecida a los 83 años y viuda desde 1970, es considerada la fuerza tras el éxito de su hijo. La mujer abandonó su profesión como ingeniera para convertir a Gari Kaspárov en el campeón del mundo más joven de la historia del ajedrez, en 1985, cuando la vieja guardia comunista protegía a su predecesor, Anatoli Kárpov. 

"Mi modelo, mi campeona más grande, mi sabia consejera. Y la persona más fuerte que nunca conoceré", escribió el ajedrecista en Twitter.

El esposo de Clara, Kim Weinstein, murió de un linfosarcoma (tumor maligno) cuando Gari tenía siete años, en Bakú, capital de la entonces república soviética de Azerbaiyán. El niño, quien había mostrado un gran talento para el ajedrez desde los cuatro, sufrió una depresión fuerte y larga. La madre, de origen armenio, decidió cambiarle el apellido judío de su padre, que podía causarle serios problemas por el abundante antisemitismo en las altas esferas soviéticas, y le puso el suyo, refirió el diario español El País.

Además, contra la opinión de gran parte de la familia, decidió que la salvación de su hijo estaba en el ajedrez. Y sacrificó su trayectoria profesional para dedicarse a la esmerada educación que recibió Gari y a su tenaz progresión deportiva para destronar al ídolo Kárpov, sobreprotegido por el Kremlin porque había recuperado el honor nacional perdido por Borís Spasski en 1972 ante el estadounidense Bobby Fischer, y porque después había vencido dos veces al disidente Víctor Korchnói.

Muy significativa al respecto fue una frase de Nikolái Krogius, director técnico de la Federación Soviética de Ajedrez, cuando opinó sobre el joven Kaspárov: "¿Para qué necesitamos otro campeón del mundo si ya tenemos uno?".

Krogius y los poderosos padrinos de Kárpov no imaginaban que —además de protectores igual de poderosos, como Alexánder Yákovlev, mano derecha del presidente Mijaíl Gorbachov—, Kaspárov contaba con una fuerza excepcional para triunfar en la mayor rivalidad en la historia de todos los deportes (144 partidas por el título entre ambos entre 1984 y 1990, con un balance favorable a Kaspárov por solo dos puntos): su madre.

Clara estaba siempre en una butaca de la tercera fila del teatro Chaikovski de Moscú, donde Kaspárov se convirtió en campeón el 9 de noviembre de 1985.

Madre e hijo huyeron a Moscú en 1990 en el último avión que despegó de Bakú de las matanzas entre armenios y azeríes en las calles. Ella también estaba en Nueva York, en 1997, cuando Kaspárov fue derrotado por la computadora Deep Blue y acusó a IBM de hacer trampas. Y en Linares, Jaén, el Wimbledon del ajedrez, en 2005, cuando su hijo abandonó la alta competición para centrar su vida en la oposición política a Putin.

Ocho años después, Kaspárov, arrestado y golpeado varias veces, temía por su vida y decidió mudarse a Nueva York. Esta vez, Clara quedó en Moscú, donde se mantenía con una salud de hierro hasta el pasado día 15.

"No tomaba ni una sola pastilla contra nada; no las necesitaba", aseguró a El País el gran maestro de ajedrez Gennadi Sosonko, amigo de la familia residente en Países Bajos. "Estaba apenada por el sufrimiento de sus familiares durante la guerra de Nagorno-Karabaj entre armenios y azerbaiyanos. Pero era un espíritu joven de 83 años. Solo la Covid pudo derrotarla", agregó.

Kaspárov, vetado por la prensa oficialista rusa, sabía cuando se fue a vivir a EEUU que su vida corría peligro por ser uno de los más activos opositores de Putin. El asesinato, dos años más tarde, de su amigo Borís Nemtsov le reafirmó en esa convicción. Y el reciente intento de envenenamiento de Alexéi Navalny, otro tenaz enemigo de Putin, le ha obligado a ser muy cuidadoso: nunca come o bebe en sitios que no sean de gran confianza; y jamás vuela con Aeroflot, entre otras medidas de seguridad.

Kaspárov preside la Human Rights Foundation y la organización Renew Democracy Initiative, además de manifestarse contra Putin casi a diario en su cuenta de Twitter, el Wall Street Journal o la CNN.

"No va a ir a Moscú al entierro de su madre porque sabe que ese viaje sería solo de ida", aseguró su amigo Sosonko pocos minutos después de hablar con él. "Nunca le he sentido tan hundido", agregó.

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Kasparov sabe bien qué es Rusia bajo Putin, ese exoficial de la KGB.