El debut de la selección nacional de béisbol de Cuba este fin de semana en la Liga Canadiense-Americana (Can-Am) ha vuelto a inquietar a la fanaticada que arrastra este deporte, necesitada con urgencia de victorias para recobrar su confianza en el pasatiempo nacional.
Dos descalabros y un éxito a costa de mucho sudor, fue el balance que logró la escuadra antillana en su primera presentación ante los Ottawa Champions, un equipo que se encuentra en la tercera posición del torneo.
Más allá de los resultados, la falta de contacto (21 ponches en 80 turnos al bate), el pobre rendimiento ofensivo (237 AVE), el mal corrido de bases, el descontrol de algunos lanzadores y las pifias de la defensa en momentos clave, han pulverizado el optimismo de muchos, que había observado con cierto agrado la fuerte preparación previa a la que han sido sometidos los atletas.
Si bien es cierto que la dirección del conjunto criollo se escuda en la tesis de que la presencia en esta liga es solo una fase más del entrenamiento con vistas a los Juegos Panamericanos (primera competencia importante de la temporada), lo que hemos visto sobre el terreno de juego preocupa y hace reflexionar.
El mentor Rey Vicente Anglada, por el momento, puede salir ileso de las críticas. El constante movimiento de sus piezas (una alineación diferente en cada juego), la utilización de jugadores jóvenes, incluso en los momentos tensos de los partidos, y la confianza que ha depositado en algunas figuras establecidas pero están totalmente fuera de su forma deportiva, demuestran que, más que victorias, está buscando elementos para futuras estrategias.
Sin embargo, esa mentalidad ganadora que necesitan los equipos para imponerse y sacar la garra en juegos cruciales sigue afectada, destruida por toda la historia reciente, en la cual los equipos nacionales de béisbol han perdido la supremacía en todas las categorías, mientras los aficionados se han ido mudando hacia otros deportes o se han vuelto insensibles a las derrotas internacionales.
Poco más de 20 partidos de preparación le restan a la selección nacional antes de su incursión en los juegos regionales, que comienzan el próximo mes de julio, incluyendo el tope con los universitarios norteamericanos y algunos partidos contra una selección de Nicaragua.
¿Es suficiente este tiempo para limar asperezas? ¿Se podrá en un mes lograr esa forma deportiva colectiva? ¿Logrará este cuerpo de dirección atacar los demonios psicológicos que quitan el sueño a nuestros atletas en cualquier evento deportivo?
Lo cierto es que la Liga Can-Am es un escenario perfecto para buscar fórmulas, pero también para levantar ánimos y descifrar los complejos códigos que generan victorias; he ahí su importancia.
Actuación de los cubanos en tres partidos
—Bateadores
Yuniesky Larduet de 8-1, 250 ave (2CI, 3K, 1BB)
Yoelquis Guibert de 11-3, 272 ave (1HR, 3CI, 1K)
Yordanis Samón de 11-3, 272 ave (1K)
Frederich Cepeda de 9-1, 111 ave (1CI, 5K, 1BB)
Yosvany Alarcón de 7-2, 285 ave (1CI, 2B, 3K)
Carlos Benítez de 4-1, 250 ave (3K)
Raúl González de 2-1 (2BB)
Jorge E. Alomá de 9-2, 222ave (2B, 1K)
Yoelkis Céspedes de 8-2, 250 ave (2K)
César Prieto de 7-3, 428 ave (2K)
Orlando Acebey de 4-0, 000 ave (K)
Yuniro Ibarra de 0-0 (2BB)
—Lanzadores
Yariel Rodríguez (3EL, 3H, 3C, 1CL, 2BB, 4K)
Pedro Álvarez (4.2 EL, 3H, 1BB, 2K)
Frank Luis Medina (1EL, 4H, 3C, 2CL, 1K)
Pablo Guillén (0.0 EL, 2H, 1BB)
Yosimar Cousin (4.2EL, 6H, 1CL, 1BB, 2K)
Wilson Paredes (2EL, 2H, 2CL, 1BB, 2K)
Yudiel Rodríguez (0.2EL, 1K)
Misael Villa (1.2EL, 3H, 2BB)
Roberto Hernández (3EL, 5H, 2CL, 2BB, 1K)
Rafael Sánchez (1.2EL, 3BB, 2K)