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Béisbol

Las nuevas joyas

Abreu, Tomás, Moncada, Iglesias…, estos son los mejores prospectos del béisbol nacional.

La Habana

A pesar de que el béisbol nacional vive horas bajas, plagado de lanzadores mediocres, bateadores con swings defectuosos, managers incapaces y malas estrategias de juego, un grupo de talentos que hoy juegan en la Serie Nacional tienen madera de grande.

Varios peloteros en edades comprendidas entre 17 y 25 años, puliendo algunos defectos, poseen herramientas para jugar en organizaciones de Grandes Ligas. Quizás la joya de la corona sea Joan Moncada. A sus 17 años, es el pelotero juvenil que más impresiona.

Moncada juega segunda base, tercera y paracorto. Mide seis pies y batea a las dos manos, tiene fuerza, tacto, es buen fildeador y un relámpago en bases. Quizás, mucho más rápido que Yasiel Puig, su coterráneo cienfueguero que ya compite en las Mayores.

Moncada defiende la segunda base del equipo Cienfuegos. A pesar de jugar una etapa del torneo donde la calidad se ha concentrado, tiene un promedio ofensivo que ronda los 300. A la vuelta de unos años, Joan Moncada será uno de los mejores peloteros cubanos. La Serie Nacional le quedará chica.

Otra perla es el lanzador camagüeyano Norge Luis Ruiz, de 18 años. Posee una recta de cuatro costuras que llega a las 94 millas, una slider poderosa de entre 80 y 83 millas, una curva que suelta desde varios ángulos y un cambio aceptable.

Lo mejor de Ruiz es su control. Pone la bola donde quiere. Domina como pocos la zona interior del home, el lanzamiento más difícil de conectar. A pesar de ser novato, ganó tres juegos y perdió tres en la primera fase con el equipo de Camagüey, entre las novenas que peor juegan en la Isla.

En el torneo de clausura, Yosvani Aragón, manager de Sancti Spiritus, lo escogió como uno de sus cinco refuerzos. Y el chico no lo ha hecho quedar mal. Es el segundo abridor de la rotación y ha ganado cinco juegos. Ya desde categorías cadetes y juveniles Norge Luis mostraba calidad de grande. Además de ser un lanzador formidable, madero en mano conectaba batazos a más de 400 pies.

Con la escasez de buenos pitchers en el país, es de esperar que en el tope contra una selección universitaria de Estados Unidos, en junio próximo, Norge Luis Ruiz integre la escuadra criolla.

Holguín e Isla de la Juventud

Las novenas de Holguín e Isla de la Juventud, por su parte, tienen lanzadores que apuntan alto. El equipo holguinero no pasó a la segunda fase, pero en su roster hay varias promesas. Descuellan Yasiel Sierra y Pablo Millán Fernández.

Sierra, quien es cerrador en esta segunda fase del equipo espirituano, mantiene su recta entre las 94 y 96 millas. Debe mejorar el control y su concentración en la tabla de lanzar. Y también pensar más. Le gusta retar demasiado con su velocidad a los buenos bateadores.

Todo lo contrario de Millán Fernández. Se nota que Millán ha madurado como pitcher a pesar de sus 22 años. Ya integró la selección nacional el pasado año. Su recta no impresiona. No llega a 90 millas. Pero tiene control cibernético en sus lanzamientos. Sabe usar toda la tabla de lanzar. Suelta la pelota desde varios ángulos. Tiene buen repertorio: recta, cambio, quizás el mejor de Cuba, slider de nivel y tenedor.

Otras futuras estrellas del pitcheo se encuentran en el equipo Isla de la Juventud. Un municipio con menos habitantes que el habanero 10 de Octubre. En el staff isleño hay cuatro lanzadores con edades entre 18 y 23 años con un futuro promisorio.

Tres de ellos, Joan López, Jorge Despaigne y Héctor Mendoza venían enseñando buenas maneras en las categorías juveniles. Rectas poderosas de hasta 96 millas. Rompimientos de nivel, que pueden mejorar aún más. Solo necesitan un entrenador de pitcheo con suficientes conocimientos que les ayude a subir otro escalón.

Los tres deben mejorar la mecánica en sus movimientos. Cuando físicamente maduren y fortalezcan el tren inferior y superior, sus rectas ganarán unas millas extras.

Su gran problema es el descontrol. Su porcentaje de strikes es pésimo. Y no saben trabajar la zona interior. Pero no todos los días se encuentran jóvenes lanzadores de seis pies y tres pulgadas que mantenga la recta sobre 96 millas y lancen rompimientos de calidad.

Completa la cuarteta Raisel Iglesias. Aunque ya se encuentra en un nivel superior, debe pulir defectos. Integró el equipo Cuba en el último Clásico. Como relevista hizo un excelente trabajo. Posee herramientas para llegar lejos. Recta de hasta 94 millas. Y una slider indescifrable que tira por el lado del brazo, al mejor estilo del Duque Hernández.

Bateadores

Madero en mano hay tres toleteros que sobresalen. Uno de ellos, José Dariel Abreu, inicialista cienfueguero de 25 años, hace rato dejó de ser una promesa. Lleva tres campañas dominando casi todos los renglones ofensivos. Con 1,91 de estatura y 104 kilos de peso, ahora mismo es uno de los tres mejores bateadores cubanos. Si no el mejor.

A veces pierde la calma en el cajón de bateo. Algunos rompimientos le hacen daño. Al igual que una recta poderosa a los codos. Pero sabe hacer ajustes y en el próximo turno al bate te lleva la pelota tras las bardas con el mismo lanzamiento. A fuerza de batazos, se ha ganado ser el quinto palo en el equipo nacional.

Otro joven jugador que se ha consolidado es el segunda base matancero José Miguel Fernández. Es segundo en promedio ofensivo en la Serie Nacional. Mide metro ochenta. Batea a la zurda y hacia todos los ángulos del terreno. No es jonronero. Pero en momentos decisivos puede conectar. Es un bateador natural. Con cloche.

Y queda para el final Yasmany Tomás. 22 años y 6 pies, una pulgada. Todo músculo. Es oriundo de San Miguel del Padrón, municipio de La Habana. Juega los tres jardines con decencia y posee uno de los mejores brazos del patio. También se desempeña en tercera y primera base. A día de hoy, es el mejor prospecto de fuerza en Cuba.

Tomás conecta jonrones descomunales por las tres bandas. Tiene un swing casi perfecto. Saca el bate a la velocidad de la luz. Su gran defecto es que no acaba de comprender que en el béisbol, con cuatro pelotas malas, también ayudas a tu equipo. Siempre quiere batear. Y los pitchers lo saben. Le lanzan rompimientos de home hacia fuera en zona mala y el impaciente Tomás le hace swing.

Después de Kendrys Morales, Industriales no había tenido un bateador de fuerza y nivel hasta que llegó Tomás.

La pregunta que se hacen los fanáticos es si estos talentosos peloteros se mantendrán jugando en la Isla. Piensan que si el gobierno de Raúl Castro no autoriza a firmar contratos en ligas profesionales, algunos de ellos podrían saltar la cerca.

Y es que las cifras de seis ceros en Grandes Ligas quitan el sueño. Sobre todo si se conoce que en Cuba las grandes estrellas olímpicas apenas ganan 400 dólares mensuales.

 

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