"Desde que existe el mundo hay una cosa cierta, unos hacen los muros y otros hacen las puertas", son los primeros versos de la canción "Muros y puertas", del trovador cubano Carlos Varela, y en Madrid, en la exposición El Muro de Berlín. Un mundo dividido, los muros se llenan de grafitis y los más de 300 objetos y testimonios que la componen funcionan como puertas para entender la dicotomía entre capitalismo y comunismo, así como el impacto en la vida de la gente a ambos lados del Muro.
En la exposición no solo hay objetos que guardan relación con Cuba, hay testimonios y revelaciones históricas que hacen alusión, aunque no de forma directa, al contexto cubano actual. Es evidente que ciudadanos de la Isla han visitado la exposición, y han dejado huella en la réplica del Muro. Parte de la muestra consiste en que los visitantes puedan escribir sus mensajes y los organizadores han colocado plumones para ello.
Entre las tantas palabras que ya atiborran la réplica, no es difícil percibir varios ¡Viva Cuba Libre!, así como críticas al comunismo. "Parece mentira que todavía perviva el comunismo", escribió un visitante. "En contra del comunismo por siempre. Viva Cuba Libre", expresó otro.
Inaugurada el 9 de noviembre pasado, coincidiendo con el 34 aniversario de la caída del Muro de Berlín, y abierta al público hasta el próximo 25 de febrero en la sala Castellana 214, de la Fundación Canal, la exposición no es solo un minucioso acercamiento a la Alemania dividida, es también un repaso a los años de la Guerra Fría.
La mención a Cuba, en específico a los días de la Crisis de Octubre de 1962, forma parte de una muestra que, con 20 metros del muro como bienvenida al visitante —3,5 metros de alto y un peso de 2,6 toneladas— es atinada en demostrar el fracaso del comunismo en Europa y sus implicaciones en el resto del mundo.
"Es una exposición sobre la libertad y la democracia, y sobre cómo los individuos pueden cambiar las decisiones políticas", dijo Axel Klausmeier, presidente de la Fundación Muro de Berlín, durante la inauguración. Se trata de una exposición "informativa y emocional", que "removerá muchas mentes" a lo largo de los 2.500 metros cuadrados de la sala.
La foto aérea, muy poco vista en Cuba, de los cohetes nucleares soviéticos instalados en la Isla, ocupa uno de los paneles expositivos, junto a testimonios de residentes en Miami que evocan aquellos días con temor, como el de María Darby, quien era una niña pequeña en octubre de 1962. "Recuerdo que mi familia dijo cuando oyó el anuncio: 'Se va a acabar el mundo', y hablaban de Cuba. Yo tenía siete años y la situación me impresionó mucho. Nos sentamos, preguntándonos qué lugar atacarían primero. Estaba muy asustada. Los adultos en la casa empezaron a decir: 'Quizá ataquen Nueva York primero'. Pasé varios días sin dormir. Fue aterrador."
La exposición, que se erige como una lección de historia y una alerta para valorar aún más la libertad, la democracia y los derechos humanos, es certera al referirse a la guerra que no estalló. La razón para que la respuesta de Estados Unidos, presionado por la instalación de una base de misiles muy cerca de su territorio, demorara más de lo que muchos podían prever, guarda estrecha relación con Berlín. El presidente John F. Kennedy era cauteloso en cuanto a tomar medidas respecto a Cuba, pues temía que, ante un paso de los Estados Unidos, los soviéticos bloquearan o tomaran Berlín, por lo que decidió desplegar un bloqueo naval alrededor de Cuba, exigirle al líder soviético Nikita Jrushchov que retirara los misiles y buscar una solución diplomática.
Más allá de las fotos y los testimonios, el elemento principal de la Crisis de los Misiles fue dicha solución diplomática, que ninguneó a Fidel Castro en la ecuación para resolver el conflicto. La línea directa establecida desde entonces entre Washington y Moscú se convirtió, junto al Muro, en uno de los símbolos de la Guerra Fría, y el llamado teléfono rojo —que no era teléfono ni rojo— surgió a partir de las tensiones que tuvieron a Cuba por epicentro.
El 30 de agosto de 1963 entraron en funcionamiento líneas de comunicación directa entre Estados Unidos y la URSS, pero no se trataba de líneas telefónicas. Los primeros teletipos instalados, que se modernizaron según el curso de los años, fueron fabricados en Alemania Oriental y tenían teclados con el alfabeto latino y el cirílico.
Entre crisis, espías, vidas divididas y potencias repartiéndose su territorio, Alemania estuvo fraccionada hasta el 9 de noviembre de 1989, cuando el Telón de Acero comenzó a desmoronarse y las fotos, testimonios y vídeos de la exposición hacen pensar que era el momento perfecto, cuando el comunismo se derrumbaba en Europa, para que Cuba se sumara a la serie de revoluciones que pusieron fin a la Unión Soviética y al bloque socialista de Europa del Este.
Otro de los elementos fundamentales de la caída del Muro de Berlín fue el recuento de las violaciones de los derechos humanos cometidas por ambos bandos. Una de las explicaciones de la exposición, bajo el título "La revolución de los derechos humanos", arroja luz sobre el tema y las similitudes con el contexto cubano actual son evidentes: "Para finales de la década de 1970, en la Unión Soviética y el bloque oriental había surgido una extensa red en pro de los derechos civiles (…) Su influencia perduraría más allá de la represión de los disidentes llevada a cabo en la década de 1980 por los gobiernos comunistas. Los grupos disidentes formados en aquella época desempeñaron un importante papel en el debilitamiento de los regímenes del bloque soviético".
El 13 de Agosto de 1961, la URSS daba luz verde para el Inicio de la Construcción del Muro de Berlín. Ese mismo día Fidel Castro, cumplía el aniversario 35 de su vida. Los Sovieticos escogieron ese día preciso o fue pura coincidencia. Yo por lo menos no sé. Lo que si sé es, que tanto el Muro de Berlín como la personalidad atrofiada de Fidel coincidían perfectamente en el significado de lo que sería otra etapa oscura de Alemania y Cuba. Me imagino ese día 13 de agosto de 1961, a Fidel festejando con Champán semejante Triunfo. Cómo líder Narcisista y creerse un Dios que todo lo Puede. No solamente levantaron un Muro, se destruyó tanto en Alemania de esa época lo más Sagrado La Familia. Gracias a Dios que el Muro de Berlín fue Destruido, pero en Cuba todavía persiste invisible ese Muro, para desgracia de todos los Cubanos. Un Muro invisible que se apoderó del Alma de Millones de Cubanos. Ese Muro se llama la Revolución Silente, mediante el Síndrome de Estocolmo. Abajo el Comunismo.