Probablemente sea la única mujer cubana que se dedica al diseño político desde la denuncia al castrismo. La diseñadora cubanoamericana Annelys P.M. Casanova ha decidido poner su arte en función de la lucha por la democracia en Cuba. Y marcar así la diferencia, cubriendo una zona casi vacía en el diseño cubano.
Nacida en La Habana en 1984, Casanova emigró a Estados Unidos con 15 años, y estudió allí Diseño Gráfico en la Universidad del Estado de California, Los Ángeles, donde reside. Recientemente realizó en Miami su primera muestra personal titulada RevoluciOFF, un "One Night Show" organizado por Umbrella Art Foundation, donde estuvo acompañada de artistas como el músico cubano Marichal, conocido por temas contestatarios como "Tú no eres mi presidente", entre otros. La producción general del evento estuvo a cargo del productor Diddier Santos, y la curaduría fue realizada por la artista y gestora Ana Olema.
A través de su gráfica, que analiza el diseño la cartelística cubana de los años 1960 y 1970, Casanova documenta la historia de la sociedad civil cubana reciente, su lucha pacífica, la represión, las múltiples campañas de liberación de los prisioneros políticos y los movimientos ciudadanos. Tampoco deja fuera la situación en Venezuela y otros conflictos internacionales. DIARIO DE CUBA aprovecha esta exhibición para conversar con ella sobre su trabajo.
¿Qué mostrarte al público de Miami en este evento de una noche?
Exhibimos dos colecciones, una carteles grandes que están en mi blog, y luego la serie de la plataforma "Un día para Cuba". Ana Olema escogió como curadora los carteles más importantes, y empezamos a notar que se trataba de una especie de documentación sobre la sociedad civil cubana y la lucha por la libertad de Cuba, desde 2013 hasta la actualidad.
RevoluciOFF surge como nombre porque en realidad es el primer hashtag que uso cuando me incorporo en 2013 a la oleada de activistas cubanos en las redes sociales, y siempre me ha gustado jugar con el espanglish.
RevoluciOFF es apagar los mitos de la revolución, todos esos supuestos logros, todas esas mentiras, a través de esta cartelística, que documenta no solo con imágenes sino con la descripción, en inglés y en español, y también con enlaces… Y crear un impacto visual.
#RevoluciOFF dedicada a todos los presos políticos, a nuestro exilio histórico, a Payá, al cubano de a pié, a mi familia, a @luisi_dj , a la #libertad de Cuba #politicalposter #design #UmbrellaArtFoundation
— La Jiri Libre (@JirilibreLa) 30 de julio de 2019
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Básicamente, en RevoluciOFF intento dar una voz visual a lo que está pasando en Cuba, y no solo de Cuba, incluimos también un cartel de Tíbet; tuve contacto con varios activistas tibetanos hace más de diez años, y empecé a entender un poco por lo que ellos están pasando. Lógicamente, también tiene que ver con el comunismo.
Ha sido mi primera muestra personal, usualmente trabajo con Ana (Olema) bajo el título de Chancleta Power, con varias piezas conceptuales. Esta vez trabajamos bajo la gestión de Umbrella Art Foundation, junto a Diddier (Santos) y Ana, que han creado la fundación.
Dando lugar a una expo-show de una noche, donde no solo hay arte, o gráfica, sino también performance, invitamos a Marichal, al baterista Alain Guerra, tuvimos DJ, y teníamos un espacio en el centro de la ciudad, pero era pequeño, y para que más gente pudiera asistir, decidimos hacerlo en la Calle 8, que es como la meca del exilio, porque la exposición va dedicada a ellos, al exilio histórico, a la sociedad civil cubana, a los presos políticos, a Oswaldo Payá y a todas las personas que se han dedicado a luchar por la libertad de Cuba.
Háblame de "Un día para Cuba", una de las series que mostrarte allí…
La plataforma surge como algo espontáneo, cuando Tania Bruguera había llamado a la Plaza con "Yo también exijo", al poco tiempo Ana (Olema) me llama y me propone crear una plataforma, necesitamos imágenes, vamos a grabar vídeos de un minuto para convocar el proyecto, que funciona como una herramienta de la sociedad civil cubana dentro y fuera de Cuba. Trabajamos muchas personas en el proyecto, creando la página web, subiendo vídeos, yo estuve a cargo del diseño, otros de la difusión en redes.
A través del tiempo ha cambiado el proyecto, el punto inicial era reunir 1440 vídeos de un minuto para componer un día, que tiene 1440 minutos, y de ahí el nombre de "Un día para Cuba".
Al cabo del tiempo la Seguridad del Estado reaccionó creando ellos otra plataforma que se llama "Yo también exijo más", un fracaso total. Pero los vídeos de "Un día para Cuba" los enviamos de una forma secreta a la Isla y Ana logró exponerlos en la 00 Bienal del año pasado.
También con mucho trabajo logramos sacar vídeos de dentro de Cuba, se nos unieron otros grupos como la UNPACU, Cuba exige, y otros proyectos.
Y empezamos a crear una campaña más gráfica, dedicada a los presos políticos, de ahí surge uno de los carteles grandes que hice, que tiene como escaneadas imágenes de presos políticos, como una especie de collage, y creé un logo de presos políticos cubanos. Y a partir de ahí empecé a crear esta otra imagen de la serie "Un día para Cuba", que es la plantilla digital para crear una imagen en diez minutos si una persona lo necesita, para algún preso político o alguna emergencia…
El punto era y es hacer de la lucha por la libertad de Cuba parte de las luchas globales, y la imagen se crea partiendo de eso, una imagen muy familiar, que pueda ser reconocida en cualquier cultura, una barra roja en la boca significa censura, por ejemplo.
Emigraste de adolescente a Estados Unidos, ¿cómo fue el proceso de adaptación?
Mi familia y yo salimos de Cuba cuando yo tenía 15 años. Allá no estudié Arte ni Diseño, pero desde niña enseñé a dibujar y coleccionaba todo tipo de empaquetados y sellos por sus gráficos. Mi formación como diseñadora fue en Los Ángeles, con temas como la escuela Bauhaus, el diseño americano y europeo, más la tipografía y la teoría del color. Pero me llamó la atención que compañeros de estudio me hablaban mucho sobre el diseño cubano, enfocándose en los carteles políticos de la revolución, los de los años 60 y 70. Y por mucho tiempo se me quedó eso en la mente.
En 2013 decido unirme como activista luego del asesinato de Payá y la represión a las Damas de Blanco. Me tomó un año pensar qué podía hacer yo, y surge la idea de cubrir un vacío en la cartelística política. Una contrarespuesta a esos carteles revolucionarios, enfocándome en la oposición, la sociedad civil cubana y sucesos específicos.
El primero fue enviado a "Cuba cambia si tú quieres", en mayo del 2013 a Cubaocho. No conocía a Ana Olema entonces. Compré un libro que tenía muestras de carteles de la revolución de aquella época, de la OSPAAL. Me enfoqué solo en los carteles políticos, no culturales, en su contenido visual, para ver qué soluciones usaron aquellos diseñadores y por qué fueron tan eficientes. No me enfoqué en estudiar a los diseñadores. Del único que me acuerdo es de un póster sobre la guerra de Vietnam, de Felix Beltrán, porque me pareció que es un cartel brillante en su composición.
Vivir en Los Ángeles me ha dado otros puntos de vista. Aquí también existe una cartelística socialista. Aunque mi trabajo profesional es el diseño comercial en un estudio de arte, mi otra pasión es el diseño político. En mi caso quiero educar, que las personas tomen conciencia a través de mis diseños, que se cuestionen la propaganda castrista. A diferencia del colectivo de artistas de la vieja escuela de carteles revolucionarios, yo soy solo una persona, sin un Estado que me contrate. Mi propaganda no es ser un brazo ideológico del totalitarismo, sino contar hechos que son dolorosos y necesarios de contar, mi propaganda es la libertad de Cuba.
¿Qué te ha aportado formarte como diseñadora en Estados Unidos?
Una de las cosas que me ha aportado estudiar en este país es que conozco personas de todos lados, de muchos países, con muchas ideas, y mucha inspiración, y haber colaborado con ellos, haber estudiado en ese ambiente, por lo menos en las clases de diseño, donde tienes un instructor, pero está en tus manos aprender muchas cosas por ti misma, investigar y estar expuesto a muchos puntos de vista distintos.
En el estado de California la universidad a la que yo fui tiene tendencias socialistas y me pude percatar de ciertas imágenes que ellos usan, que se conectan con los carteles revolucionarios, hay una especie de patrones en los colores, en la simbología y en el mensaje.
Pero la mayor aportación que me dio estudiar aquí fue madurar políticamente y entender que hay varios puntos de vista, algunos me pueden gustar y otros no, y de como se puede comunicar cada punto de vista de forma visual.
¿Como lidiaste con las tendencias socialistas en la universidad?
Nunca tuve problemas en las clases de Diseño en la universidad, pero cuando otros estudiantes se enteraron de que yo venía de Cuba me preguntaron acerca de esos carteles cubanos, y eso se me quedó, ¿por qué esos carteles revolucionarios? Y pasé años pensando en eso.
Mis problemas con el marxismo cultural —que es como se le llama aquí— ocurrió, por ejemplo, en clases de Escritura, que había que tomarlas por ganar unidades, y una de las tareas era escribir qué había hecho el marxismo por las artes, y yo no salí bien en esa clase. Se me hacía difícil expresar mis ideas, pero sí noté que podía hablar con las personas que tenían esas ideas socialistas. Y yo les decía, ¿y por qué yo estoy aquí?, y logré dejar en ellos un impacto de dudas sobre el sistema. Pero si en aquella época habría tenido todo el conocimiento que tengo hoy, el resultado hubiera sido distinto, más impacto, y para ser un poquito más extrema, no sé si me lograría graduar.
Hablando de la academia como tal, esto lo vemos en Estados Unidos, llevan adoctrinando a las personas por muchos años y yo lo había notado, pero no sabía cómo explicarlo. Estuve investigando, mirando muchos carteles sobre la lucha por los derechos civiles en EEUU, incluso del Black Panther, simplemente por entender cómo ellos se comunicaban.
El resultado de ver imágenes muy conocidas en Cuba, fotos de Fidel y el Che, fue muy confuso, porque yo no entendía por qué personas con tanto conocimiento, tanta inteligencia, con el privilegio de tener acceso a información, podían seguir creyendo en aquello.
Y yo, una exiliada, que salí de aquello porque no quedaba más remedio que irnos de Cuba, porque queríamos un futuro... Y estar aquí y tener que ver las mismas imágenes en una universidad y, bueno, entender que existe la libre expresión, y que lo mejor que hay que hacer es hablar y debatir con las personas, sanamente. Y pude hacerlo, y me escucharon. Aun hoy hay personas con las que me comunico y me han felicitado por RevoluciOFF.
¿En qué proyectos estás involucrada ahora?
Sigo haciendo cosas en conjunto con Ana (Olema), expandiendo "Memorias de la guerra", esa pieza aún continúa. Antes de RevoluciOFF, colaboré en una pieza de ella para el Kendall Art Center, que se llama "The Longest Night", y puede verse en este mes de agosto en la exhibición Lagrimas negras. De otros proyectos, continuo con "Un día para Cuba", y sigo trabajando con Jorge Calaforra en Foresight Cuba, haciendo las infografías, que es otro tipo de diseño, con un poco más de información, más científico.
También estoy trabajando en otra página que tengo que es para el público americano y que habla inglés en general, que se llama Cuba Police Abuse, que más bien está en las redes sociales y es donde yo intento traducir y poner imágenes y vídeos de la represión en Cuba y la lucha por los derechos humanos.
Lo otro importante es que estamos trabajando Ana, Diddier y yo en Umbrella Art Foundation, que es como un bebé nuevo que estamos creando. Queremos patrocinar espacios y exposiciones como la mía en Miami, y abrirle más las puertas a los artistas en el exilio, no solo cubanos sino también personas que viven en Miami, que son diversas, y quizás hasta expandirnos fuera del estado de Florida.
Umbrella, como sugiere su logo, se trata de proteger y darle espacio a los artistas que quizás se sientan censurados aquí o en Cuba, queremos hacer todo con swing y bien hecho, expandir un poquito más la escena del arte en esa ciudad, pues Miami está creciendo mucho, cada vez hay más arte y más edificios.
¿Te gustaría exponer en Cuba?
Algún día sí, me encantaría exponer en Cuba, estos carteles están dedicados a las personas de allá, a mi familia, a la sociedad civil y a la oposición, a las personas que quieren un cambio, una Cuba libre. Sería un sueño estar en mi tierra de vuelta y exponer, y hacerlo con mi equipo. Y darles ese regalo.