El grafitero cubano Yulier Rodríguez Pérez ha dejado en la sede de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC) en La Habana un "regalo" que representa a la libertad de creación atenazada y la censura materializada en esa organización oficialista.
Rodríguez ha compartido en sus redes sociales las imágenes de su obra, que suele firmar como Yuiler P, acompañadas de un mensaje.
"¡Un regalo para la UNEAC en la UNEAC! ¡El arte no representa los intereses de ningún gobierno, el arte representa los intereses del alma y la existencia del ser humano!", defendió.
El joven grafitero se hizo famoso por sus gigantescos murales con fantasmagóricas figuras diseminados por ruinas de La Habana. El Gobierno le exigió en 2017 que borrara sus obras. Ante su negativa a obedecer órdenes, el artista fue detenido.
"Creo que el grafiti como obra artística en un lugar destruido aporta estéticamente a la imagen visual de la ciudad", dijo entonces a la agencia AP.
En La Habana, donde la mayoría de los carteles están dedicados a la propaganda política del régimen, Yulier P se hizo notar hace cinco años al inundar zonas importantes de la ciudad con sus personajes oníricos y fantasmales.
Nacido en Camagüey, intentó varias veces avanzar en educación artística dentro del ámbito académico, hasta que desistió y terminó por formarse un poco como autodidacta y otro con maestros locales, experimentando en talleres comunitarios y en las paredes.
"El artista urbano cuestiona la sociedad y la política, las realidades que se viven en las calles", comentó en otra entrevista en 2017. Para él, es importante explorar temas como la tristeza o la frustración de Cuba, más allá de la imagen de inagotable despreocupación que suele venderse a los turistas.
La pasada semana, Yulier P dejó una pieza en la entrada del Museo Nacional de Bellas Artes y otra en el parque de El Curita, en Centro Habana. Prometió entonces "muchos regalos como estos" porque "la UNEAC no representa a los artistas cubanos", según publicó en otro post en Facebook.