Alpidio Alonso Grau, el ministro de Cultura de Cuba, llamó en Sancti Spíritus a "desterrar de las instituciones a las personas innecesarias", refiriéndose a quienes según él buscan lucrar con los eventos que se realizan en los centros estatales, publicó el semanario provincial Escambray.
"Lo primero que hay que desterrar del sistema institucional es la cantidad de personas innecesarias y que no tienen compromiso con el lugar. Luego, sistematizar los espacios con propuestas que sumen, no con opciones mercantiles", recalcó el titular.
Alonso puso como ejemplo la forma de trabajar del centro cultural El Mejunje, de Santa Clara, cuya entrada cuesta dos pesos en moneda nacional y con lo que se recauda pagan a sus invitados.
"Y el que no lo entienda así que busque llenar sus bolsillos en otro sitio", dijo el ministro.
Según Alonso, El Mejunje y su director, el teatrista Ramón Silverio, han resistido incompresiones, crisis económicas y hasta censuras para convertir su institución en referente del país.
Hermes Entenza, vicepresidente de la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC) en Sancti Spíritus, fue más directo al señalar que es "vital" establecer alianzas con Educación, Turismo, Gastronomía y Comercio para evitar "fiestas pioneriles al ritmo de Chocolate; Yutongs (ómnibus de circulación nacional que ofrecen música y vídeos en sus televisores) con desafinaciones al estilo de Pitbull; o el desembolso de cuantiosas sumas de dinero por opciones de cuestionada calidad como Yomil y El Dany por el simple motivo de que llenan el espacio y hacen crecer las arcas de determinada instalación".
Alonso aseguró que para evitar que esto siga ocurriendo se está trabajando en una metodología para planificar el programa de desarrollo cultural del país, y para aplicarla se necesitarán cuadros que dirijan la cultura "con la sensibilidad que se requiere".
Por su lado, Rafael González Muñoz, presidente nacional de la Asociación Hermanos Saíz (AHS), dijo que se centrarán en eliminar "expresiones de burocracia e ineficiencia de instituciones que obvian la política cultural trazada por el país y actúan como censores de lo nuevo y auténtico".
A inicios de octubre, el ministro de Cultura admitió que existe corrupción en el sector que controla y habló de "cortar de raíz" ese problema durante una conferencia sindicalista celebrada en la Biblioteca Nacional José Martí.