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Artes plásticas

Villalobo ataca de nuevo

El pintor inaugura la muestra 'Yo, en un plano del demonio', en la Galería Taller Gorría (GTG).

La Habana

Nelson Villalobo (Cumanayagua, 1956) inauguró su última exposición personal, Yo, en un plano del demonio, el pasado jueves 22 de marzo en la Galería Taller Gorría (GTG).

En esta ocasión, el artista exhibe obras inéditas que dibujan la línea temporal de una década de trabajo frenético: piezas realizadas entre los años 1982 y 1991 que habían permanecido en la Isla, custodiadas por su familia. Tras 30 años los curadores de la exposición, Guillermo C. Pérez y Pablo Villalobos Leal, las desempolvan y seleccionan más de 50 pinturas. Desconocidos para el gran público, los cuadros de Villalobo consiguen traspasar la pesada carga de la época en que fueron pintados, sin manifestar signos de envejecimiento. El propio artista nos confiesa en la inauguración: "resulta sorprendente advertir cómo obras creadas décadas atrás pueden conmover a los espectadores de hoy".

Al ver el resultado podemos afirmar que la espera valió la pena.

Desde su regreso a la tierra natal en 2016, después de tres décadas de residencia en España, Nelson Villalobo no se detiene ni un minuto. En poco más de año y medio ha realizado cinco exposiciones personales y participado en tres colectivas. Su prolífica obra, su vitalidad y juventud creadora son admirables. Sin doble rasero alguno, el artista expresa, "yo juego a ser pintor todos los días". Las palabras recogidas por Guillermo C. Pérez en el folletode la exhibición revelan la naturaleza de un hacedor sumergido en la sorpresa infinita de nuevas creaciones.

Yo, en un plano del demonio

Yo, en un plano del demonio, toma su título de una tela de pequeño formato que abre la exposición. La pieza fue realizada y firmada a dos manos, pues en su concepción interviene además Eva Leal Lavandera, esposa y compañera de viaje del artista. Pintada el 3 de septiembre de 1987, parece predecir el destino de la unión familiar.

El perturbador autorretrato muestra a un Villalobo desafiante que, con un pincelen llamas en la mano, intenta penetrar la oscuridad de días de un crudo enfrentamiento entre instituciones gubernamentales, artísticas y los propios creadores. Nos referimos a los años 80 del siglo pasado, esa década cansinamente citada como si no existiera nada antes o después.

No fueron pocos los iluminados de entonces que condenaron la actitud de pintar sin más, sin mayor pretexto que el placer de hacerlo. El artista, pensaban, debía ser desafiante, trasgresor y crítico con la realidad política, social y cultural del momento. Por ello no dudaron en reunir bajo una etiqueta equívoca y despectiva (La mano que pinta) a un grupo nutrido de creadores, entre los que destacaban Moisés Finalé, Nelson Villalobo, y Segundo Planes, entre otros, simplemente por ser herederos naturales de la tradición pictórica universal.

El trabajo de los pintores mencionados se ha desarrollado partiendo de un punto común. Todos ellos, llegado el día, se fueron de Cuba y ahora, de una forma u otra, están de vuelta. El tiempo les ha dado la razón al demostrar la valía de sus propuestas, símbolo de perseverancia y compromiso.

Con sus obras, los artistas mencionados se han ganado un puesto entre lo más destacado del arte contemporáneo cubano. La inauguración de Yo, en un plano del demonio, es un ejemplo fehaciente de ello. Al evento acudió un número considerable de personalidades de la cultura, pero la cantidad de jóvenes, para los cuales Villalobo ha sido un desconocido y un descubrimiento a la vez, fue aún mayor.

Nelson Villalobo ataca de nuevo exhibiendo, en su mayoría, obras sobre papel, unas pocas telas, fotografías y ensamblajes. Los espectadores pudieron transitar por una pluralidad temática que ha asumido con libertad y en la cual se advierte la presencia de escritores como Lezama, Pessoa, y su fraternal amigo Ángel Escobar, o de pintores como Picasso, Miró, Klee, Matisse, Picabia, Lam, Girona, Antonia Eiriz, Hockney, Barceló y Mimmo Paladino, con los cuales comparte temáticas, modos de hacer, y en algunos casos historias.

Yo, en un plano del demonio se exhibirá hasta el sábado 21 de abril. La más reciente entrega de Villalobo supera con creces las exposiciones realizadas con anterioridad luego de su retorno a la Isla.

Villalobo combate sin miedo el fuego con fuego y al hacerlo pincel en mano traza un ebbó de luz que la oscuridad no puede penetrar.

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