Factoría Habana sigue marcando la diferencia. El espacio situado en la calle O'Relly 308, en Habana Vieja, exhibe la muestra colectiva La Ceiba me dijo tú.
Abierta hasta el próximo 28 de febrero, con curaduría de Concha Fentela, es un coro de tres voces conformado por los artistas Belkis Ayón Manso (La Habana, 1967-1999), Carlos Martiel (La Habana, 1989) y Elio Rodríguez (La Habana, 1966).
En el primer piso de los tres del inmueble, Carlos Martiel, a galope entre Nueva York y La Habana, presenta una serie de obras agrupadas bajo el título Fragmentos de memoria. Las piezas conforman una selección gráfica, testimonial, objetual y audiovisual de performances realizados por el artista en distintas geografías. Las obras de Martiel, siempre en espacios públicos, parten de su propio cuerpo, como emisor de contenido en una relación con determinados objetos o elementos simbólicos que utiliza para detonar sus ideas. Las automutilaciones, enterramientos, laceraciones y encierros escenificados por el creador provocan una reflexión sobre temáticas vinculadas a la identidad, la integración, el dolor, la violencia, "la raza", la emigración, nuestros límites, lo humano.
En el segundo piso, Elio Rodríguez se apropia de los espacios, dispersa esculturas blandas de color negro y tres dibujos de gran formato realizados al carboncillo, integrados bajo la propuesta Black gardens (Jardines negros). La más llamativa de las obras de Elio está emplazada en el centro de la galería; la pieza flota en el vacío y puede apreciarse desde distintas perspectivas, incluido el piso inferior. Esta escultura inflable de gran formato nos muestra un hibrido multifálico que se alza como un gran árbol totémico, con la intención de resaltar la figura del macho como "dominador", temática que ha abordado el artista con cierta dosis de humor reflexivo a lo largo de toda su producción.
Los personajes distribuidos por Elio en la Factoría se comportan como entidades independientes dentro de un tejido grupal más amplio. En su esencia son esculturas fusiformes, voluptuosas y blandas; reptan por paredes, rejas y suelos como el alquitrán, las malas hierbas o como todo aquello "indigno" que no podemos hacer desaparecer por formar parte indisoluble de nuestra identidad. Ante las obras de Elio Rodríguez no podemos mirar hacia otro lado, debemos reflexionar sobre nosotros mismos, nuestra relación tolerante o intolerante con el género opuesto, lo diverso, lo distinto.
Por último, el Enigma espiritual de Belkis Ayón se nos muestra discretamente en la tercera planta; un conjunto de cinco colografías de mediano y gran formato desvelan a una mujer intrépida y vulnerable, que hurgaba en el laberíntico legado de la tradición oral ñáñiga, antigua etnia del sur de Nigeria, conocida en Cuba por conformar la cofradía masculina o agrupación de ayuda mutua y socorro, popularmente denominada Sociedad Secreta Abakuá. Quiso el destino que la artista por su propia mano corriera la suerte de Sikan, siendo aún una joven mujer. El legado dejado por la creadora es incuestionable. En poco tiempo construyó una obra que sigue siendo aclamada dentro y fuera de la Isla. Su mirada única y atemporal le mantiene en el ruedo. Al igual que Sikan, Ayón no develó nunca el misterio que le atrapaba. Su partida hacia el infinito sigue siendo un enigma.
A los pies de una ceiba se fundó la Villa de San Cristóbal de La Habana. La famosa ceiba de El Templete se ha convertido en lugar de peregrinación. A ella acuden miles de cubanos cada 16 de noviembre, devotos y laicos rodean su tronco tres veces en sentido contrario a las manecillas del reloj, tocan y piden bendiciones al árbol sagrado. La Ceiba me dijo tú es una atinada propuesta artística; al igual que con el árbol sagrado, podemos recorrer su tronco, transitar sus entrañas y elevar nuestra cultura de la mano de tres artistas trascendentes.