DEMI vive como pinta y resguarda su vida como su arte. Parece salida de uno de sus cuadros. Viste y se conduce como uno de sus personajes, elusiva e interesante como un cofre. Trabaja en su estudio, a unos pasos de su consorte Arturo Rodríguez, también un reconocido artista. Pero curiosamente, nos dice DEMI que nunca han hecho una obra en colaboración: "Somos cada uno sumamente individuales y celosos de nuestra propia obra. Solamente hemos exhibido al unísono en museos. Juntos pero no revueltos".
Lo cierto es que ambas obras se cruzan cuando una pinta al otro y viceversa: "Entonces es como si nos besáramos en la tela".
DEMI reconoce que su formación se la debe a su esposo. Fue él quien le hizo descubrir que podía pintar y guió sus primeros pasos, enseñándole la técnica y mostrándole cómo canalizar dolores y frustraciones que llevaba dentro y que amenazaban con destruirla.
"A la edad de 28 años y en medio de una vida caótica y rota, interviene en mi vida el arte cuando descubro que puedo pintar", dice. "Es mi pintura la que me provee lo que siempre estuve buscando: un orden espiritual, una estructura social y ética. Cosas que nunca antes había tenido."
DEMI, quien se confiesa feliz cuando está junto a su amado, fue una niña desgraciada y por eso pinta niños calvos. Su vida y pintura están marcadas por el fusilamiento de su padre. Luego ser enviada lejos de su madre, el temor a la separación, la pérdida e inestabilidad que experimentó de niña son la materia prima de su obra.
Dice ella: "En mis pinturas siempre voy a estar en diálogo con mi niñez". Por eso sus anécdotas visuales van de los fantasmas infantiles a la imaginería del parque de diversiones.
De su obra resalta la atención que presta a los detalles, la perfección del brocado o el esmero casi obsesivo que dedica a las transparencias de un chiffon, por ejemplo.
"La infancia en mis cuadros es una metáfora de la condición humana. Un mundo en el que yo sola, armada de una brocha y de convicciones, he creado. Soy la observadora, la poeta, la crítica, la narradora y la que dicta las reglas de ese mundo. Y soy la creadora de mi propia mitología. Los niños son parte de un sistema: secretos que solamente pueden ser pintados con bellas imágenes; son los niños que nunca tuvieron la oportunidad de preguntar o desafiar sus destinos. Trato de dar voz a una verdad que no tiene voz", confiesa.
Precisamente, con la exhibición I Speak Of Silent Things, DEMI activa la paradoja: fabricar grito y aullido con la materia silente del lienzo. Porque para ella "hay verdades terribles que solamente pueden ser diseminadas a través de bellas imágenes en colores y movimiento". De modo que la biografía accidentada de la artista, que es su arsenal creativo, queda plasmada esplendorosamente.
"The Execution" (2014), reina aquí como la suma del poder del arte para presentarnos bellamente el error histórico y la tragedia familiar. El padre, ejecutado en Cuba hace 55 años, deja a las niñas sumergidas en el espanto. El clamor es expansivo. Lo expuesto aquí nos desgarra; a la fábula infantil no la contiene los márgenes del lienzo.
Luego el dolor, la pérdida, el exilio y el delirio existencial se expresan en la apabullante opulencia del detalle, el rojo rápido, los encajes, los tules, el lino impecable, un hilo de sangre deviene tallo espinoso, flor que sale de la herida.
DEMI edulcora la infancia que le arrebataron, por eso la niñez en sus cuadros no es una etapa de la vida sino un universo cumplido, una y otra vez rectificado en el lienzo. Es como si viajara en el tiempo a salvarse la vida. Lo peor, lo intolerable, lo más efectivo de esta obra rutilante, es el grito mudo de la inocencia.
Completan la muestra las pinturas "Departure With Laika" (2010) y el díptico "One More Day On Earth" (2013), más siete dibujos y una escultura. De la serie destaca la omnipresencia de los güijes, en la tradición afrocubana duendes antropomorfos causantes de la desgracia. Precisamente, el díptico recrea los peligros que acechan en la fauna infantil. Los güijes de DEMI, retratados al carbón en blanco y negro, casi abstractos, también gritan o aúllan, y sus alaridos nos enfrentan al mal que acallamos en nuestro inconsciente.
En "Departure With Laika" recoge los sentimientos de lo que significó para DEMI dejar a Cuba: la niña parte hacia otro planeta acompañada por la famosa perrita que los soviéticos enviaron al espacio —escapando de lo que más duele.
Le siguen los "Güijes" que amenazan la niñez y que DEMI atribuye al populacho que agredía y gritaba a los que se iban del país.
DEMI, I Speak Of Silent Things. Under The Bridge Art Space, 12425 NE 13 Avenida. North Miami, Florida 33161
Abierto al público el domingo de apertura 13 de septiembre de 2015 y domingo de clausura 1 de noviembre de 2015. Para visitas con cita previa llamar a (305) 987 4437 / (305) 978 4856, o a Lou Anne Colodny (Directora) al (305) 987 4437.
Otra exhibición de DEMI, In The Eyes Of A Child, en el Miami International Airport, puede ser vista hasta el 30 de noviembre de 2015 por los pasajeros que atraviesan la aduana.