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Cine

Fátima en los cines de La Habana

Jorge Perugorría estrena un filme basado en la historia de un travesti escrita por Miguel Barnet.

La Habana

Veinte años después de protagonizar Fresa y chocolate, primera película cubana cuyo personaje central era un homosexual excluido en la sociedad socialista, Jorge Perugorría dirige el filme Fátima o el Parque de la Fraternidad, basado en el cuento homónimo del escritor cubano Miguel Barnet, ganador del Premio Juan Rulfo de Cuento en 2006.

Aunque Fátima… fue presentada durante el pasado Festival del Nuevo Cine Latinoamericano, su premiere tuvo lugar ayer miércoles en el cine Charles Chaplin de esta capital. La película es una coproducción del Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográficos (ICAIC), Nuevas Miradas Producciones Internacionales e Itaca Films. Al escenario subieron varios miembros del equipo técnico, además de parte del elenco que encabezan Carlos Enrique Almirante (Fátima) y Tomás Cao (Vaselina). La cinta también cuenta con las actuaciones de Broselianda Hernández, Mirtha Ibarra, Néstor Jiménez, Cucú Diamante y otros conocidos actores con breves apariciones.

Perugorría agradeció a Jay Rodríguez, productor, por creer en la historia, al ICAIC y a Itaca Films. Afirmó que cuando leyó el cuento de Barnet, sintió que Fátima era un personaje que merecía estar en la gran pantalla además de en la literatura. Al autor del cuento dedicó la proyección.

Por su parte, Carlos Enrique Almirante agradeció el apoyo del elenco y del equipo técnico. Y dedicó la proyección a su padre, el fallecido actor Enrique Almirante.

Lo más destacable de la cinta es el desempeño de Carlos Enrique, desdoblado en un homosexual devenido travesti y prostituta. En esta oportunidad, Carlos Enrique muestra cualidades histriónicas difícilmente imaginables en sus anteriores trabajos. A él en gran medida se debe que se logre mantener la atención en la pantalla, incluso cuando la película amenaza con volverse una sucesión de aventuras sexuales para mostrar la doble moral de una sociedad machista, la represión policial a los homosexuales y travestis, y un poco de folclore religioso.

Con una duración de 90 minutos, da la impresión de que pudo haber durado aún menos, prescindiendo de escenas que no aportan gran cosa a la historia, como la de la misa espiritual. O quizás haber mostrado más de la prostitución y el proxenetismo en La Habana.

Pero el objetivo fundamental es revelar el mundo interior de Manolito-Fátima, y cómo lidia con las adversidades que enfrenta (casi todas las que pueden enfrentar homosexuales y travestis). Sin embargo, a pesar de todas las desgracias y reveses, Fátima no inspira lástima.

Los personajes interpretados por Broselianda Hernández (Madre), Néstor Jiménez (Padre), Mirta Ibarra (Amiga) y Mario Guerra (Jefe), no exigen demasiado de actores de esta talla, que salen airosos de sus interpretaciones.

Funciona muy bien la química entre Carlos Enrique y Tomás Cao, tan orgánico como en sus previas apariciones en cine y televisión.

También resulta disfrutable el trabajo de Cucú Diamante, a quien vimos antes en Juan de los Muertos, ahora en el rol de una de las travestis amigas de Fátima.

Los aplausos del público (que desafió el calor de la sala) auguran una buena acogida por parte de los espectadores que podrán ver Fátima… a partir de hoy en las salas de estreno. 

Resulta evidente que los cubanos, al menos en el cine, están más abiertos a los temas de la homosexualidad y el travestismo, y es un buen momento para mostrar historias como esta en la gran pantalla.

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