Desde el 9 de julio hasta el 3 de agosto estará expuesta una sugerente exposición en la ciudad de Treviso, en el norte de Italia. Se trata de 10 muestras de arte contemporáneo de varios países pertenecientes a la colección itinerante de Luciano Benetton. Esas muestras incluyen obras de artistas de Afganistán, Sudáfrica, China, Japón, Rumania, Cuba, entre otros.
La exhibición se realiza en la Casa dei Carraresi, monumento de esta pequeña ciudad natal de la familia Benetton, donde las colecciones están repartidas en diversos estantes especialmente diseñados para obras de pequeño formato. Por lo tanto, todas las obras parten de las dimensiones 10 x 12 cm, y la temática es libre.
La colección cubana, curada por la santiaguera Maricel Nápoles González, contó con la colaboración de Dadne Carbonell y la asociación Viviart. La componen 144 piezas de 66 artistas, y hace un recorrido por el arte de diversas regiones del país, dando a conocer la diversidad y el talento del arte cubano más allá de la capital y de figuras ya establecidas, como Kcho, Fabelo y Choco, que también se encuentran en esta colección.
El título de la muestra, CubAdentro, representa todo el concepto curatorial enfocado a equilibrar el desbalance de la promoción artística establecida en la Isla, que nivela calidad y fama con filiaciones políticas. Pues es bien cierto que no todos los artistas tienen las mismas oportunidades y que la promoción en Cuba depende de entornos geográficos e intereses precisos de las galerías.
En este sentido, las curadoras incluyen una diversidad temática e intentan establecer un balance de la visualidad contemporánea cubana. Se juntan la paisajística, lo naïf y lo conceptual. La tendencia escogida por los organizadores fue la representatividad de líneas temáticas por cada región y la calidad de los exponentes, además de una manifiesta preferencia por talentos emergentes necesitados y/o excluidos del reconocimiento oficial.
Como en toda exposición se significan obras, mencionaré algunas: Erik Ravelo con su vagina Motherland, relieve hecho de tierra cubana; Vivian Lozano que reutiliza la matriz del grabado en su ingenioso Encuentro de ilusorias profundidades; el minimalismo autorreferencial de Rodovaldo Clavijo mofándose de los significantes de las firmas en Im not Samo but I've the gold, y la utilización del desvalorizado peso nacional en la obra Soberanía de Damién Barroso, como sol que ilumina el paisaje cubano.
La concepción de pedir dos lienzos a cada artista también contribuyó a la creación de obras con lecturas duales y de significantes cerrados, ya que se crean dípticos a manera de historieta. Obras como Seremos como el Che, de Evelyn Sánchez Rodríguez, tipifica y parodia el manido lema de imitación del líder hasta las últimas consecuencias.
Las colecciones mostradas en la Casa dei Carraresi son un ejemplo de cómo pequeñas cosas se pueden convertir en grandes. Ya son más de 40 las que hace itinerantes la Fundación Benetton y se espera que para el año que viene las nuevas incorporaciones se exhiban en la Bienal de Venecia, logro que para la mayoría de los artistas que las componen habría sido, de otra manera, casi imposible.