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Artes Plásticas

El Sexto, artista 'non grato'

Su trabajo provoca pánico a las galerías y la calle le trae problemas, pero 'El Sexto' no piensa renunciar a ningún espacio.

La Habana

¿El sexto qué? La gente se preguntaba cuando sus grafitis empezaron a aparecer por la ciudad. Después hubo más que una firma. Pero la irreverencia no se perdona. La Seguridad del Estado no acaba de entender la estética punk y mucho menos el arte del grafiti. Las fuerzas del orden son demasiado serias.

Danilo Maldonado, alias "El Sexto", es para ellas un delincuente que ensucia (más) la ciudad. Un tipo grosero que se burla de todos y que no tiene miedo. Por eso hay que hacerle la guerra. No puede grafitar y mucho menos exponer en una galería. Eso sería graduarlo como artista. Y él no lo es. Es un ciudadano non grato que aún fuera del país sigue sufriendo algunas consecuencias.

En esta entrevista habla sobre la censura más reciente a su obra y anuncia su regreso a la Isla tras culminar la beca Shelter City: den Haag, otorgada por Justitia et Pax.

Para El Sexto ¿dónde están los límites entre arte y activismo social y político?

A mí los límites entre arte y activismo social y político me suenan a restricciones, y las restricciones me suenan a falta de libertad al crear, y más, me suenan a comunismo.

Me gusta la idea de romper límites: y eso va con mis creencias, con lo que me parece sólido. Constantemente estoy en guerra conmigo mismo tratando de superarme. Me digo si he llegado aquí por qué no llegar más allá. Si grafiteo de noche, por qué no hacerlo de día. Si esto es lo que soy por qué esconderme. Así que si quiero defender a los que comparten mi arte, no importa lo que cueste, por qué no hacerlo.

No entiendo por qué las personas tratan de enjaularse. Para mí el arte está en todo. Y puede mucho, hasta correr las líneas de la política que también creo que es un arte aunque se practique con falta de sinceridad en mi país.

A la gente le encanta situar límites, pero el arte y la política son un juego en el que los límites nos los imponemos nosotros mismos, no los limitadores. Así que romperlos es bueno porque es el primer paso para encontrar la libertad interior que nos falta.

He sabido que te sales del grafiti y comienzas a concebir tu obra en galerías. ¿Para cuándo vemos tu exposición en la galería Cristo Salvador?

Sí, me he salido un poco porque trabajo todo el tiempo, así que me da por experimentar con lienzos, cartulinas. Recientemente tuve la oportunidad de reunir al menos dieciséis lienzos de 2,50 x 2 metros, varias cartulinas, fotografías y esculturas, para que fueran expuestos en la Galería Cristo Salvador.

Pero como se sabe, mi trabajo provoca pánico a las galerías, en las independientes incluso, así que solo he expuesto en La paja recold, y en Estado de Sats; luego en la Galería Cristo Salvador, en un Festival de Grafitis donde tuve la posibilidad de hacer una bipersonal con José Ernesto Rodríguez, grafitero y artista plástico, hijo de Silvio Rodríguez.

En ese entonces se hizo como siempre, bajo presiones. Y se perdieron —solamente— las fotos de mis piezas a cargo del fotógrafo Marcel.

No obstante, cuando tenía reunida esta cantidad de obras, Otari Oliva se emocionó muchísimo al ver que por fin era posible una exposición personal mía. Y se emocionó porque Cristo Salvador sería la primera galería independiente que, sin ser "activista" —según él— "o política", tendría mi obra. Así que las dejé en su casa con todo arreglado para el mes de septiembre.

Durante ese tiempo Otari me envió correos pidiendo que aplazara la expo para octubre porque él todavía se estaba acomodando de viajes y tal… pero en ese mismo mes, el 21 de septiembre, se realizó una exposición en Cristo Salvador, de Ernesto Oroza.

De más está decir que eso me entristeció. No entendí por qué si para esta fecha estaba planeada mi exposición alguien expondría primero que yo. Pero bueno, volvimos a dejar una fecha fijada para octubre, en los primeros cinco días.

Y de nuevo, correos de Otari diciendo que estaba recibiendo demasiada presión, y que la Seguridad del Estado quería ver mis obras. A lo que él, según me dijo, se negó y prefirió guardar silencio y que no se hablara en los medios pues temía que a la Galería le ocurriera lo mismo que a Estado de Sats. Y que además Cristo Salvador era un centro cultural y no político. Pero sobre todo que me debería esperar a que todo se calmase sin decir palabra alguna de mi situación.

Eso me recordó a la actitud que toma a diario el gobierno cubano y su filosofía de represor, la del "lugar y momento adecuado". Así que quedó frustrado mi trabajo para un público que merece una explicación. Otra vez he sido censurado por la Seguridad del Estado y por el temor que tienen algunos de mantener su palabra y no defender con los dientes lo que es digno y lo que aman, el arte.

¿Eso significa que en Cuba la censura encuentra espacio porque quienes podrían enfrentársele, ceden? ¿Crees que el arte y los espacios independientes podrían marcar la diferencia?

Claro que sí. Los que han logrado arrebatar un pedazo de terreno de libertad son los espacios independientes y si ceden… Ellos [la Seguridad] ya tienen la fórmula: "te echo un poco de miedo, tu cedes y ya todo bien". Pero creo que si alguien ha logrado hacer un espacio independiente y se proclama como tal, entonces adquiere ciertas responsabilidades, y una de ellas es no ser una extensión de la censura estatal.

¿Hasta qué punto te limita esta negativa? ¿Has pensado en cambiar de estrategia? Este podría ser un buen punto de giro de cómo se perciben las artes plásticas en la isla, pero eso, creo, hay que hacerlo desde adentro.

A veces me siento pesimista, sobre todo al ver el comportamiento de algunos. La gente no entiende que la lucha hay que echarla desde dentro de Cuba. Yo preparo mi trabajo sin olvidarme de los míos. Allí están mi idioma y mi realidad.

Entonces a tu regreso cómo se piensa Danilo como artista plástico ¿Retoma la calle o el cambio de perspectiva se mantiene?

La calle me encantaría dejarla, pero eso está más allá de mí mismo, esa es mi terapia. Desde el primer grafiti no he podido apartarme de la calle. Aquí en Holanda también me ha metido en problemas, no creas que es en Cuba solamente.

No obstante, a veces descanso o cambio de herramientas. Juego con el video, el performance, la pintura, la fotografía… Me encanta estar probando con otros materiales, es también quitarle otro espacio a la oficialidad, es simplemente crecer como artista, como humano, es encontrar otros idiomas para expresar una idea. Solo te digo que habrá sorpresas, para las calles cubanas y para las galerías también, ¿por qué no?

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