La escritora cubana Wendy Guerra ha elegido el vocablo "asere" para un "Atlas sonoro de las palabras más autóctonas del Español" propuesto por el diario El País.
El periódico dijo que pidió a 20 escritores del mundo hispanohablante, más Estados Unidos, dar "el pie para crear el Atlas", que espera continúen los internautas enviando propuestas al blog Papeles Perdidos, del suplemento cultural Babelia.
"Narradores, poetas y ensayistas han elegido el vocablo que consideran que refleja mejor su país", indicó la publicación.
Wendy Guerra dijo que "la nueva generación de cubanos refiere a asere y 'asere que bolá' como el saludo más popular y común que ya nos distingue en el mundo".
"En la colección de cubanismos acopiados por Argelio Santiesteban se asienta esta palabra como originaria de África, especialmente de la religión carabalí. Algunos dicen que significa 'yo te saludo', otros dicen que en lucumí significa loco", explicó la escritora.
El País hizo coincidir su propuesta del "Atlas sonoro de las palabras más autóctonas del Español" con la presentación en Panamá de la edición digital del Diccionario de Americanismos, publicado por la Real Academia Española y la Asociación de las 22 Academias de la Lengua, a cargo del académico cubano Humberto López Morales.
También, con el inicio en Ciudad de Panamá del VI Congreso Internacional de la Lengua Española, en el que participan 200 expertos.
Entre otros escritores que enviaron vocablos para iniciar el "Atlas sonoro", el argentino Juan Gelman propuso "boludo", un término "muy popular y dueño de una gran ambivalencia", dijo.
"Entraña la referencia a una persona tonta, estúpida o idiota; pero no siempre implica esa connotación de insulto o despectiva. En los últimos años me ha sorprendido la acepción o su empleo entre amigos, casi como un comodín de complicidad. Ha venido perdiendo el sentido insultante. Ha mutado a un lado más desenfadado", señaló Gelman.
La colombiana Laura Restrepo incluyó "vaina", un "comodín universal" que se usa indiscriminadamente, dijo.
"Exclamamos '¡qué vaina!' cuando se trata de un desastre, y '¡qué buena vaina!' para referirnos a un triunfo e incluso a la salvación. Para precisar su extenso significado, suele utilizarse precedida por el pronombre demostrativo esa: 'Pásame esa vaina', decimos señalando con el índice, y podemos estar pidiendo desde una aguja hasta un elefante. 'Ya salí de esa vaina', alude a cualquier alivio. Al extranjero que visite estas tierras, familiarizarse con el múltiple y versátil manejo de vaina le ahorra tener que aprender español", bromeó Restrepo. "En cuanto a amplitud de cobertura, vaina solo es equiparable al omnímodo mierda".
El español Álvaro Pombo sugirió "un contradiós", coloquialismo "que se usa para designar un disparate (una cosa absurda o contraria a la razón)".
María Eugenia Ramos, escritora hondureña, incluyó el vocablo "pija" (denominación del pene).
La palabra y sus derivados "tienen tantas y tan diversas acepciones en el habla hondureña que se ha convertido en parte de nuestra identidad. Es una palabra pijuda, es decir, muy buena, porque con ella expresamos desde entusiasmo a la indiferencia, pasando por el enojo y estados alterados de conciencia (…) 'Me voy a la pija' significa me voy lejos. 'Me vale pija', no me importa; 'estar a pija', estar furioso (…) Ser pijudo o pijuda es ser una buena persona o algo muy bien hecho", argumentó.
El mexicano José Emilio Pacheco propuso "pinche". La palabra "canceló su acepción normal para adquirir, no se sabe cuándo, las características de un epíteto derogatorio (…) Pinche puede ser un empleado, el hábito de fumar, la suerte, un policía, una camisa, un perro, una casa, una persona, el mundo entero, una comida, un regalo, un sueldo o bien lo que a usted se le ocurra. Se trata, pues, de un epíteto que degrada todo lo que toca. Normaliza y vuelve aceptable una furia sin límites contra algo que nos ofende y humilla pero no podemos cambiar", explicó.
La puertorriqueña Mayra Sontos-Febres eligió "bregar". "Yo brego, tu bregas, estamos bregando; '¡chico, brega bien!'. Me imagino que la ubicuidad de la palabra explica todo un modo de vida. Hay que bregar mucho para vivir en Puerto Rico. Hay que estar dispuesto a negociar, resolver, esquivar e inventar soluciones nuevas casi cada día. Vivimos, como dice nuestro gran ensayista Arcadio Díaz, del arte de bregar", dijo.
Rafael Cadenas, venezolano, envió "bochinche", un vocablo que "inicialmente, solo tuvo el sentido de fiesta escandalosa, luego significó desorden, alboroto, tumulto, después pasó al ámbito político", señaló. "Bochinchero se aplica a alguien irresponsable, falto de seriedad", dijo.