La Agencia Central de Inteligencia de EEUU (CIA) recibió en 2006 las primeras informaciones de que Víctor Rocha espiaba para el Gobierno cubano, pero se mostró escéptica, reportó la agencia AP.
Rocha era bien conocido en los círculos de élite de Miami por su porte aristocrático, casi regio. El "embajador Rocha", como prefería que lo llamaran, exigió y obtuvo respeto. Por ello, el exagente de la CIA Félix Rodríguez tuvo dudas en 2006, cuando un teniente coronel desertor del Ejército cubano se presentó en su casa de Miami y le dijo que Rocha estaba espiando para La Habana.
Rodríguez, quien participó en la invasión de bahía de Cochinos (1961) y en la ejecución de Ernesto "Che" Guevara (1967), creyó en ese momento que la información sobre Rocha era un intento de desacreditar a un compañero de cruzada anticomunista. No obstante, transmitió el mensaje del desertor a la CIA, la cual se mostró igualmente escéptica. "Nadie le creyó. Todos pensamos que era una difamación", dijo Rodríguez en una entrevista con AP.
Esa pista de hace tanto tiempo volvió con devastadora claridad en diciembre, cuando Rocha, de 73 años, fue arrestado en su casa de Miami acusado de servir como agente secreto para La Habana desde los años 70. Los fiscales que llevan el caso llamaron a su espionaje una de las traiciones más desvergonzadas y de larga duración en la historia del Departamento de Estado de EEUU.
Rocha fue grabado en secreto por un agente encubierto del FBI cuando elogió a Fidel Castro como "el comandante", y alardeó sobre su trabajo para el Gobierno comunista de Cuba, calificándolo de "más que un grand slam" (jonrón con bases llenas) contra el "enemigo" (EEUU).
Para ocultar sus verdaderas lealtades, dicen fiscales y amigos, Rocha adoptó en los últimos años la personalidad falsa de un ávido partidario de Donald Trump, quien hablaba con dureza contra la Isla. "Realmente admiraba a este hijo de (...). Quiero verlo a los ojos y preguntarle por qué lo hizo. Tuvo acceso a todo", dijo Rodríguez enojado.
Mientras Rocha se declaraba inocente de 15 cargos federales desde la cárcel esta semana, los investigadores del FBI y del Departamento de Estado han trabajado para descifrar la pieza faltante más grande del caso: qué pudo haber entregado a La Habana el veterano diplomático. Es una evaluación de daños confidencial que podría tomar años, complicada por el turbio mundo de la inteligencia.
La AP habló con dos docenas de exfuncionarios de contrainteligencia de EEUU, desertores cubanos de inteligencia, y amigos y colegas de Rocha. No fue solo el informante de Rodríguez, recientemente entrevistado por el FBI, quien alertó del espionaje de Rocha. Los exfuncionarios consultados dijeron que a principios de 1987 la CIA sabía que Fidel Castro tenía "un supertopo" escondido en lo más profundo del Gobierno de EEUU. Algunos ahora sospechan que pudo haber sido Rocha, y que al menos desde 2010 podría haber estado en una lista corta entregada al FBI de presuntos espías cubanos que ocupaban altos cargos en los círculos de política exterior.
"Este es un error monumental", dijo Peter Romero, exsubsecretario de Estado para Latinoamérica, quien trabajó con Rocha. "Todos nosotros estamos haciendo un enorme examen de conciencia y a nadie se le ocurre nada. Hizo un trabajo increíble para cubrir sus huellas".
Antes de que lo acusaran de ser agente cubano, la vida de Rocha encarnaba el llamado "sueño americano". Nacido en Colombia y establecido desde los diez años en Nueva York, no está claro cómo el Gobierno cubano pudo reclutarlo. Los fiscales dicen que ocurrió en algún momento de la década de 1970, cuando todavía acumulaba títulos y los campus universitarios estadounidenses estaban llenos de estudiantes que simpatizaban con las causas izquierdistas.
En 1973, el año en que se graduó de Yale, Rocha viajó a Chile, donde se convirtió en un "gran amigo" de la agencia de inteligencia de Cuba, la Dirección General de Inteligencia (DGI), según grabaciones de la operación encubierta del FBI. Ese mismo año, la CIA ayudó a derrocar al Gobierno socialista de Salvador Allende, respaldado por Castro, y lo reemplazó por una brutal dictadura militar.
Casi al mismo tiempo, Rocha contrajo el primero de sus tres matrimonios con una mujer colombiana mayor que él de la que apenas hablaba con sus amigos. Ella ahora está bajo escrutinio por posibles vínculos con La Habana, según quienes han sido interrogados por el FBI.
Tras unirse al servicio exterior en 1981, uno de los primeros destinos de Rocha en el extranjero fue como oficial de asuntos político-militares en Honduras, donde asesoró a los Contras en su lucha contra los rebeldes de izquierda respaldados por el Gobierno cubano en la vecina Nicaragua.
En 1994 llegó a la Casa Blanca para trabajar como director de Asuntos Interamericanos en el Consejo de Seguridad Nacional, con responsabilidad sobre Cuba. Según Peter Kornbluh, quien entrevistó a Rocha para un libro publicado en 2014, el presunto espía escribió en 1994 el memorando "Una respuesta calibrada a las reformas cubanas", en el que instó al Gobierno de Bill Clinton a comenzar a desmantelar las restricciones comerciales de EEUU hacia la Isla.
El secretario de Estado de Clinton planeaba anunciar la reforma política después de unas elecciones intermedias en EEUU, según Kornbluh. Pero ese discurso nunca fue pronunciado. Los republicanos de línea dura que tomaron el control del Congreso promulgaron una legislación en 1996 que endureció el embargo y bloqueó cualquier intento de mejorar las relaciones con La Habana.
Desde Washington, Rocha fue enviado a la Isla y se convirtió en el principal representante de la Sección de Intereses de EEUU por dos años. En una época peligrosa, tras el derribo sobre territorio cubano en 1996 de un avión de Hermanos al Rescate (murieron cuatro opositores de Castro), la DGI habría tenido acceso casi sin restricciones al diplomático.
El mayor favor conocido de Rocha a La Habana, intencional o no, se produjo durante su último y más importante cargo diplomático, como embajador de EEUU en Bolivia, cuando intervino en las elecciones presidenciales del país para ayudar a un protegido de Castro. En 2002, durante un evento en la Embajada de EEUU en ese país, Rocha lanzó una advertencia a los bolivianos: si votaban por un narcotraficante (Evo Morales, excultivador de coca) EEUU cortaría toda la ayuda extranjera.
"Lo recuerdo vívidamente. Me sentí muy incómoda", dijo Liliana Ayalde, colega de Rocha en el servicio exterior y que más tarde se desempeñó como embajadora de EEUU en Paraguay y Brasil. "Le dije que no era apropiado que el embajador hiciera esas declaraciones cuando las elecciones estaban a la vuelta de la esquina".
La reacción fue inmediata. Morales, hasta entonces una posibilidad remota, subió en las encuestas y casi gana la presidencia de Bolivia. Tres años más tarde, cuando finalmente ganó, le dio crédito a Rocha como su "mejor jefe de campaña".
Ahora Ayalde se pregunta si esa acción de Rocha fue un acto de autosabotaje realizado bajo la dirección de una potencia extranjera para dañar aún más la posición de EEUU en Latinoamérica, tradicionalmente conocida como "el patio trasero de Washington". "Ahora que lo veo en retrospectiva, todo fue parte de un plan", dijo.
En 1987, cuando Rocha llevaba algunos años en su carrera ascendente, EEUU se enteró de que "un supertopo" cubano se había infiltrado en la clase dirigente de Washington, según Brian Latell, exanalista de la CIA. Esa información fue proporcionada por Florentino Aspillaga, quien desertó mientras dirigía la oficina de la DGI en Bratislava, ahora capital de Eslovaquia.
Antes de que Aspillaga muriera en 2018 dijo a la CIA que cuatro docenas de cubanos reclutados por él eran en realidad agentes dobles o "carnadas" cuidadosamente seleccionados por la DGI para penetrar el Gobierno de EEUU. Latell agregó que Aspillaga también habló de dos espías altamente productivos dentro del Departamento de Estado. Aunque Aspillaga no sabía sus nombres, la revelación conmocionó a la CIA. "Una de las principales revelaciones de Aspillaga fue que el propio Fidel Castro actuaba en gran medida como jefe de espías de Cuba", dijo Latell.
Enrique García, quien desertó a EEUU en la década de 1990, también se enteró de la red clandestina de espionaje mientras dirigía a agentes cubanos en Latinoamérica. Dijo que vio documentos que llevaban marcas de "Top Secret" y del Departamento de Estado de EEUU, y que estos eran tan valiosos que fueron enviados directamente a la residencia de Castro sin pasar por el ministro del Interior, quien supervisaba la DGI. "No tengo duda de que (Rocha) era parte de esa red", dijo García, quien informó al FBI sobre la red de espías hace años.
Jim Popkin, autor de un libro sobre Ana Montes, la funcionaria estadounidense de más alto nivel jamás condenada por espiar para La Habana, dijo que sus fuentes de inteligencia le mencionaron recientemente que el nombre de Rocha fue incluido en una lista corta de al menos cuatro posibles espías cubanos que estaba en manos del FBI desde al menos 2010. "El FBI conoce a Rocha desde hace más de una década. Eso fue probablemente lo que despertó el interés que llevó a su arresto años después", agregó Popkin.
Tras su retiro del servicio exterior en 2002, Rocha se embarcó en una lucrativa carrera en los negocios y acumuló varios puestos de alto nivel y trabajos de consultoría en firmas de capital privado, una agencia de relaciones públicas, un fabricante chino de automóviles e incluso una empresa de la industria del cannabis. "Tengo acceso a casi todos los países de la región o sé cómo conseguirlo", alardeó al periódico Miami Herald en 2006.
De 2012 a 2018, se desempeñó como presidente de la filial de Barrick Gold en República Dominicana, donde supervisó la producción de la sexta mina de oro más grande del mundo.
Ahora está bajo escrutinio una empresa que Rocha fundó con un grupo de inversionistas extranjeros para comprar con un gran descuento miles de millones de dólares en reclamos contra el Gobierno de Cuba por tierras de cultivo, fábricas y otras propiedades confiscadas durante la revolución comunista.
"Para ocultar sus verdaderas lealtades, dicen fiscales y amigos, Rocha adoptó en los últimos años la personalidad falsa de un ávido partidario de Donald Trump, quien hablaba con dureza contra la Isla."
Y posiblemente habrá otros que se morirán sin haber sido descubiertos. Piensan que la KGB y la STASI no tenían buenos maestros o que los cubanos no eran buenos alumnos y se equivoca en ambas cosas.
La dictadura siempre ha apostado por el menosprecio americano a sus maquinarias de espionaje.
Mientras tanto, aquí seguimos con “la diversidad, la inclusión y el uso correcto de los pronombres”.
En fin, así nos va…
Según muchos aquí los servicios de Inteligencia Norteamericanos se chupan el dedo, y son todos una caterva de imbéciles redomados, o sea una copia a letra de los pésimos guiones de películas y series de Netflix sobre policías traumatizados y espías incapaces. Ninguno se da cuenta que esas declaraciones de ex-agentes opinando sobre lo pudo darse cuenta o no el FBI, y no la CIA. La cual no tiene nada que ver con contrainteligencia dentro del país están sacadas de contexto para armar una noticia que la mitad de su contenido no es otra cosa que divagaciones por cuenta propia del periodista que la creo .No existen en ninguna parte de este mundo sistemas de seguridad infalibles ni siquiera medianamente perfectos.
...la CIA y el FBI han recibido y tienen indicios de actividades y planes terroristas contra Cuba durante mas de 65 años y siempre los han ignorado y a veces hasta los han alentado y financiado...cual es la sorpresa entonces???...
No coma tanto miembro viril y enhiesto alpargata,la CIA y el FBI desde hace varias décadas son los mayores apuntaladores del régimen de la isla.El FBI le pasó información al "Cenizas"de atentados en su contra, recientemente hasta investigo y registró casa de luchadores anticomunistas.La CIA por su parte solo mira al Medio Oriente y al conflicto Rusia-Ucrania.En tanto la Habana le llena Tampa y Miami de espías y agentes de opinión como tú....
Tu eres otro JCAlemierda (JCAleman), pero desde otro terreno.
Ana Belén, y ahora Rocha. Quién sabe cuantos más quedan, posiblemente un par de docenas más. Y luego se preguntan porqué la dictadura ha durado 65 años. Cualquier tamalero de esquina en Iztapalapa tiene más picardía que estos gringos de la CIA y el FBI. Con tantas restricciones para investigar legalmente a un sospechoso y un Congreso dedicado a asuntos importantes como los OVNIs y queriendo dejar al gobierno sin dinero para operar o ayudar a Ucrania, pronto veremos los submarinos de Putin entrando río arriba por el Potomac. No son pendejos, no. Lo que le sigue.😀