Back to top
Sociedad

En medio de la crisis total de Cuba, una iglesia siembra valores a través del deporte

El programa, que incluye varios deportes, es hoy como un segundo hogar para muchos niños, adolescentes y jóvenes.

La Habana
Niños en el programa. DDC TV
Niños jugando al fútbol en el programa de la Iglesia Bautista de Santo Suárez.
Niños jugando al fútbol en el programa de la Iglesia Bautista de Santo Suárez. Diario de Cuba

En la Iglesia Bautista M. N. McCall, ubicada en el barrio habanero de Santos Suárez, del municipio 10 de Octubre, la actividad no para. Lo que antes era una loma de tierra, motivo de varias multas para la iglesia, hoy es un terreno multideportivo abierto para la comunidad.

"El propósito es sembrar valores cristianos, atendiendo a que los valores en nuestro país se han perdido. Nosotros entendemos que a través de la luz de la palabra de Dios podemos proveer de valores a nuestros jóvenes usando diferentes deportes", expresa Heber Hernández, uno de los pastores de la iglesia y coordinador de su programa deportivo.

Ya hace 25 años que Hernández llegó a la congregación. Doce años después, en 2010, participaría de la inauguración del terreno que hoy es como un segundo hogar para muchos jóvenes. Hernández es máster en Cultura Física y es también entrenador del equipo de voleibol del programa.

Al preguntarle de qué manera se puede educar a través del deporte, explica: "El deporte inculca los valores de manera natural. Todos los deportes tienen reglas, las reglas son límites y los límites ayudan a los muchachos a tener disciplina. Si, además de esto, le agregamos un valor intencionado a través de los encuentros devocionales, entonces aceleramos este proceso de manera positiva".

Los encuentros a los que se refiere Hernández consisten en unos diez minutos que se toma el entrenador para conversar con los muchachos, no tanto ya del deporte, aunque se hace una conclusión del entrenamiento. Se conversa principalmente sobre un valor extraído de un texto bíblico y se anima a cada muchacho a practicarlo en la cancha, en su casa, en su escuela y en su barrio. "De esta manera, el valor no se queda en el área deportiva, sino que se extiende hacia otras áreas de su vida, las cuales son más importantes", explica.

El programa consta de una academia de fútbol sala con categorías sub-10, sub-12, sub-15 y sub-20. En baloncesto los muchachos se agrupan en sub-15 y sub-20. Mientras en voleibol existe un equipo femenino sub-15 y en béisbol uno para mayores de 15 años. El lugar cuenta además con espacios de taichí y aerobios, ocupados principalmente por los abuelos y madres de los atletas. También se hay un gimnasio y se realizan reuniones de padres, en las cuales se promueven valores para la paternidad y se brindan herramientas para los hogares. Se trata de un proyecto comunitario que busca alcanzar a toda la familia.

En el programa deportivo, un pastor se encarga de dar consejerías y capacitar los entrenadores. Otra persona se ocupa de organizar y preparar los eventos, y luego están los entrenadores y sus activistas. A propósito de estos últimos, son personas que llegaron al programa buscando un espacio para practicar deportes, "casi todos ellos con dolores en su alma", dice Hernández. Sus vidas cambiaron para bien y decidieron ayudar a hacer lo mismo con los demás muchachos. "Llegaron buscando convertirse en atletas, quedaron enamorados del proyecto y hoy colaboran con nosotros", afirma Hernández.

Yoisel Quintero es hoy uno de los varios entrenadores del programa, llegó al terreno buscando practicar deporte y quedó cautivado por la forma de jugar de los muchachos y cómo se trataban. "Así fue como conocí de Cristo", confiesa. Con el tiempo, se bautizó y acudió al llamado de Hernández para colaborar con el programa deportivo

Lizt Selena Cánepa, llebó hace cuatro años al equipo de voleibol. Sobre lo que significa el proyecto para ella, comenta: "Me han ayudado en mi formación como persona y a enfrentar algunos problemas, y le doy gracias a esta iglesia por eso. Si no vengo al voleibol, es como si no terminara el día". De forma similar se siente Adianis Martínez, capitana del equipo, quien afirma que se estresa si no va a entrenar, pues en el terreno suelta sus energías al llegar de la escuela. "Después de la práctica, siempre el profe nos da un devocional y nos enseña muchas cosas. Cada vez que tenemos algún problema, él siempre está ahí para ayudarnos", agrega.

Tras 13 años de experiencia, la Iglesia Bautista M. N. McCall suele capacitar a otras congreaciones que han emulado su proyecto. Esta suma de programas deportivos a dado lugar a torneos como la Liga Cristiana de Béisbol y la Liga Cristiana de Fútbol Sala. En cuanto al voleibol y el baloncesto, al no ser deportes tan populares, les es complicado encontrar otras iglesias que los practiquen. La alternativa es buscar topes con equipos bajo la égida del estatal Instituto Nacional de Deportes Educación Física y Recreación (INDER). Dichos topes han sido logrados gracias a entrenadores que acceden por su propia cuenta, pero aún no se logra hacerlo a través del INDER como institución.

Al decir de Hernández, la iglesia es una especie de cantera, habiendo aportado ya varios atletas a equipos municipales y provinciales en fútbol y baloncesto. Existe una disposición total a colaborar con otras entidades, aun si estas no son cristianas. "Queremos conversar con el INDER, llegar a acuerdos, prestarles nuestros atletas y que ellos nos permitan participar en sus competencias. Sin embargo, cuando les decimos 'invítennos a las municipales, queremos competir con ustedes', no nos avisan", explica.

Según Hernández, incluso están dispuestos a competir bajo el nombre Proyecto Comunitario de Santo Suárez para ser aceptados. "Aunque, claro, preferimos competir con nuestra identidad: Iglesia Bautista de Santo Suárez".

Sin comentarios

Necesita crear una cuenta de usuario o iniciar sesión para comentar.