En las últimas semanas se ha incrementado en Cuba la caza y la venta de aves migratorias como azulejones, mariposas y degollados —también conocido como picogordo degollado— alerta la página en Facebook de la revista estatal Juventud Técnica (JT).
''En grupos de redes sociales, varios cazadores están ofreciendo impunemente ahora mismo grandes cantidades de aves (…) los azulejones y degollados se están vendiendo en un rango de 400 a 600 pesos, y mariposas a 1000'', denunció JT
La publicación estatal especializada en temas científicos dijo que "fuentes" (sin especificar cuáles) la contactaron "para informar que en áreas del Parque Lenin (en La Habana) se observaban grandes cantidades de pájaros y de cazadores. Algunos de ellos, para burlar el control, están usando pomos de agua para trasladar sus capturas".
La publicación exhortó a la población a no formar parte de este tráfico de aves y pidió severidad contra quienes se dedican a él.
"Es necesario mano dura contra esas personas que lucran con el tráfico de aves, pero también hay que revisar otros temas como, por ejemplo, lo insuficiente del cuerpo de guardabosques. Hay muy pocos guardabosques, tan pocos que son incapaces de evitar con éxito la tala ilegal de bosques (...) y existen problemas mucho peores dentro de nuestro territorio nacional, como la caza con fines alimenticios que comunidades completas están llevando a cabo", dijo en los comentarios el usuario Mario Víctor Rosales Fajardo.
La periodista de la televisión estatal Ania Ortega comentó: "Se necesitan controles más rigurosos para frenar esta cacería abusiva y desenfrenada. Considero que es más difícil que la población haga algo al respecto. Creo que las medidas atañen a las instituciones y organizaciones medioambientales. Porque mientras los cazadores furtivos sigan su 'labor' depredadora, también seguirán los compradores amantes de estas aves adquiriéndolas para 'exhibirse' y 'especular' con ellas detrás de los barrotes".
En junio del pasado año la Oficina de Regulación y Seguridad Ambiental de Cuba (ORSA) alertaba sobre el incremento del comercio ilícito de especies de "especial significación" como las cotorras y los manatíes, con el propósito de usarlas como mascotas, consumir su carne, elaborar artesanías o realizar determinadas prácticas religiosas.
El director de ORSA, Jorge Álvarez, señalaba que entre las especies más comercializadas ilegalmente en Cuba se encuentran aves como cotorras, cateyes, negritos, azulejos, sinsontes, gavilanes y cernícalos.
Aunque estos hechos no son nuevos en la Isla, el Gobierno aprobó en marzo de 2020 el llamado Plan Gubernamental para la prevención y el enfrentamiento de los delitos e ilegalidades que afectan a los recursos forestales, la flora y la fauna silvestres y otros recursos naturales. A cargo de su ejecución se encuentra el Ministerio del Interior.
El pasado año Álvarez reconocía que los esfuerzos gubernamentales por detener el comercio ilícito de especies habían sido insuficientes hasta esa fecha.
Todo indica, a falta de estadísticas fiables al respecto, que, con la crisis económica más aguda de los últimos 30 años en la Isla, la situación del comercio ilícito de aves y animales protegidos no solo se mantiene, sino que ha crecido debido a las dificultades económicas de los cubanos, que buscan las más diversas maneras para subsistir.